martes, 14 de mayo de 2013

PARADOXAS Nº 184


PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO

Año IX - N° 184

INDICE

ASÍ! - Beatriz Graciela Moyano
SIENTE, AHORA - Beatriz Graciela Moyano
ENTRE POCOS ACIERTOS - Beatriz Graciela Moyano
FARO Y FIN - Beatriz Graciela Moyano
INTENSO - Beatriz Graciela Moyano
EL SILENCIO DE LAS ALGAS - Beatriz Graciela Moyano
HABLO DE INDIFERENCIA - Beatriz Graciela Moyano
MONARCA DE CERA Y AGUA - Beatriz Graciela Moyano
EMERGE AMOR AZUL - Beatriz Graciela Moyano

EDITORIAL

LO BARROCO
1545-1563 son los años del Concilio de Trento, momento en el que aparece el gran proyecto político-teológico de la Contrarreforma, destinada a recuperar las almas perdidas, las ovejas descarriadas a partir de un determinado diseño iconográfico. Ese diseño, que implica profusión, exceso de imágenes, será definido como lo Barroco. Así, se sostiene que los fieles irán a los templos atraídos por una mayor y deslumbrante ornamentación en las iglesias, y es justamente sobre esto que Lacan dirá que se hace una “exhibición de cuerpos que evocan el goce, pero la cópula está prohibida.” (1)
Lo Barroco se asocia con la exhuberancia, con lo infinito. Marca una inarmonía y una ruptura con lo homogéneo. “Es el pliegue que va hasta el infinito” (2), como si intentara envolver el vacío con esos mismos pliegues. Quiere negar las limitaciones, exaltar lo amorfo, la voluptuosidad de lo dionisíaco, contraponiéndola a la razón apolínea. Tanto en pintura, como en arquitectura y escultura, las imágenes voluptuosas, los dobleces y plisados, deben llegar a la fibra más íntima del sentimiento humano. Su intento es hacer sensible una fuerza espiritual infinita: otorgarle al hombre un mundo distinto al que vive, hacerlo pasar de lo terreno, limitado y formal a un espacio sin bordes, sin límites. Por eso, en esa exhibición obscena de los cuerpos, Lacan situará el vacío de significación. El barroco es el uso extremo de la retórica y su pura metonimia.
También agreguemos que, en el Barroco, las formas desbordan, se mire donde se mire, lo infinito atrapa, el pliegue oculta, genera enigmas, mientras que sostener ese enigma es la base de la religión; no obstante, sostener el enigma es asimismo el goce femenino. Pero desarrollemos esto último más despacio.
Para empezar, en tanto religiosidad, ese vacío velado por el Barroco desencadena la dialéctica de la creencia, una aparición de la nada: “Nada para ver, todo para creer.” (3)
Por otro lado, en el seminario Aún, Lacan afirma que no hay lenguaje del ser, pero sí existe “el ser del lenguaje”, vale decir, no hay otro ser que el del lenguaje. El ser se constituye en el acto de hablar, y así el lugar del sujeto es entre-líneas (inter-dicho, inter-dicto, donde se produce el amor). La relación sexual es la imposibilidad de la representación simbólica de una ausencia, y eso de lo que goza toda mujer.
Referencias Bibliográficas
1.- J. Lacan, “Capítulo 9” en Seminario 20, Barcelona-Buenos Aires, Ed. Paidós.
2.- G. Deleuze, El pliegue, Barcelona-Buenos Aires, Ed. Paidós.
3.- G. D. Huberman, Lo que vemos, lo que nos mira, Buenos Aires, Ed. Manantial.
Fragmentos escogidos por el suscrito de  “Lo Barroco y el Sexo” de Jorge Luis Leiva. Vale.
El editor


ASÍ!
Beatriz Graciela Moyano

Así, como regresando de una pesadilla, el desastre, el lamento y el silencio del día después, enmudece ante el panorama, se siente el clamor y desesperado por las faltas, personas amadas, mascotas, libros y recuerdos flotando en las turbulentas aguas que gritó el cielo…hay un solo placer, una suave frescura en la piel frente a la furia, manifestación impiadosa de la apaleada naturaleza. Es la conciencia que brilla, vibra en un espacio solidario contagioso ante la necesaria voluntad y son todos en amor y desvelo, en horas y días de unión y humanitaria en acción y resplandor única valoración del Ser cuando ofrece su energía con el pulgar en alto aprobando la ilimitada abundancia, cuando el deseo es dar sin condiciones para el que sufre el horror de las tempestades. Despertó una mañana, sin aroma a jazmines, el olor a humedad penetrando al aspirar desolación en medio de las multitudes, una y otra vez el regreso a la verdad del resonante “Yo Soy”, suavizando disidencias, sin escudos distintivos ni banderas, la luz envolvente violeta gira y gira en derredor, bendiciendo la transmutación de los errores cometidos, pidiendo perdón a la madre de todas las madres por ignorar sus leyes que gobiernan el universo, exculpados e inundados de agua y tristezas se agrupan las almas, miran el sol sin encandilarse, solo es esperanza. Que somos si no seres en constante proceso de evolución esperando la armonía, preparados sin juzgar ninguna actitud solo acompañando con solidaria sincronía del color del amor y la entrega. Así, como de regreso a la vida comenzar la nueva etapa de reconstruir sin los que no están, los que ya no volverán, inventando alguna esperanza para hacer más livianos los párpados que quieren cerrarse para no ver el pequeño mundo de afanes puros también flotar inertes. Cataratas de lágrimas entre los despojos y el dolor en silencio navegando las calles. Un beso, un abrazo conteniendo la maravilla sentida, afectuosa y verdadera para el que padece, más la ayuda que llega de mil distintas maneras para no perder flama que hoy se ve así...


SIENTE, AHORA
Beatriz Graciela Moyano

Allá donde esté su imagen, la persiguen sus ojos y sus pasos en sombras de silencios nocturnos, es un degradé de tenues latidos y en ocasiones sonidos estridentes de sirenas ensordecedoras, alertas confusas insoslayables, acompañando la lírica sinfonía de grillos que anidan en los oídos, cámaras bloqueadas para no escuchar la voz del idólatra cortés de los sueños y los ¿porque? embriagando con sus condimentos, la simpleza coloquial que une los sentidos más sentidos. Mírame esos tus ojos de mar profundo, como niño vagabundo en desamparo, abrigarte de mi en las noches azules y frías de terciopelo y escarchas, solo tibia la sangre en los encuentros, subidos a la blanquecina luna de los romances ancestral, atávicos e interminables de los sueños. Siento un desbordante anhelo, converger justo en el punto de luz que se haya centrado en el corazón de Dios, creación misteriosa e inexplicable que da fascinación, para amar los desiertos de arena dorada, sus vientos viajeros de tiempos que hacen posible que la respiración agitada de hoy sea la tuya de mañana al alba de los girasoles en espera de los rayos de luz para mirarme fijo trayendo mensajes de ensoñación color piel con sus aromas impregnados, fragancias maderadas, sándalo y ámbar de ornamentos. Ven a las orillas de este río caudaloso marrón de sus arcillas arrastradas por el brío apasionado de sus corrientes colmadas de ricos frutos en su cause, mójate los pies a mi lado mientras te cuento las turbulencias de las aguas y el calor abrasador de los aciagos soles que quemaron la piel y el alma. Entrégate a la voluptuosidad de entender el verdadero origen de las vertientes, ríndete a la ceremonia de reconocer en la penumbra de una noche sin luna el sabor inequívoco de una piel que busca en ti los mismos vestigios uterinos que perdió cuando vio la luz de su primera mañana, con el primer sol que le entibió los ojos escondidos en el tul del desamparo, y bebió del beso inicial del incesto que la perseguirá igual que a ti hasta el último de sus ocasos. Urge tus manos ciegas en mi rostro y cuerpo para que exploren los intersticios de aquella desolación que se abre como un capullo herido a la espera de las caricias que contengan las simientes que los dioses le negaron. Apaga los fuegos de esa voz que derrama su savia ardiente en un pacto que soñó y en la llegada al paraíso prometido. Naufraga ebrio hacia los nuevos territorios y a sus aguas transparentes para rozar el rostro sonrosado y sin velo de la mujer que te ama.


ENTRE POCOS ACIERTOS
Beatriz Graciela Moyano

Entre los pocos aciertos que pueda llegar a sumar, tal vez ha sido el más sonoro o encantador, el de la persistencia de echarse a soñar-volar por sitios inexplorados y desconocidos, aunque se sostenga en sus prisiones, como eclosión rebelde de una mente vagabunda, proclive a nadar entre excesos, con ese movimiento rítmico de danza del fuego, pura pasión y emoción, lanzando velos luminiscentes a la brisa del atardecer. Como libélula en vuelo, ahora es fugaz acróbata ante el reflejo de los crueles espejos empeñados en mostrar detalles. Sin poder incluir en la cuenta aún…brilla pendiendo de una delgada hebra dorada, la expectativa de la alquimia pretendida, corona de una luna demorada sin reflejo sobre el río de su vida, con esa austera felicidad de seguir creyendo en la crisálida a pesar de los años, sueña que el estallido sucederá en el abrazo de un día cualquiera, con la juventud cada vez más distante en la antesala nostálgica de la vejes las rosas se ven más bellas en sus plantas. En ese preludio hay acordes de tango tristón y en el pecho acorazado pequeños nidos, sutiles tinieblas donde habitan los espermas sin fecundar de aquellas fantasías incumplidas, como cascabeles resuenan ahuyentando la tristeza y dibujan una ambigua alegría de sabia o profana, para llegar al punto exacto de lo que es hoy, un torrente de contradicciones díscolas, renaciendo a pesar de los fantasmas en cada poema escrito, lee y relee hasta que la mente atesora la esencia de cada caricia o beso, todo está bien… es su propia voz la censura oculta, nada más, pregona el perdón aprendido y su teoría en cada jornada, sin contrapartida a su propia dilogía, con la sola opción de vivir con el eterno misterio del final en vuelo sin soporte. Bendice la lluvia que cae *lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos, para los nuevos tiempos de barrer el alma, preservando esos pocos aciertos.
(*Federico García Lorca )


FARO Y FIN
Beatriz Graciela Moyano

El faro del fin del mundo (llamado oficialmente Faro de San Juan de Salvamento) se encuentra al noreste de la Isla de los Estados, Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en Patagonia, al sur de Argentina. Es el faro más antiguo de Argentina y el primero en ser edificado en las aguas australes. La novela de Julio Verne “El faro del fin del mundo”
Las olas frías cuelan brisa marina de gran altura la bravura. Costea el castigo de las corrientes donde los barcos pesqueros se hunden en búsqueda alborozada de ofrendas en sal y ostras al mar se lanzan, igual que las ansias que en horas aciagas caminan descalzas las costas registrando un frío esclerótico, intenso, en asombro y atracción. En la anchura del mar un altar de piedras emerge con el místico faro, incansable luciérnaga y musa solitaria prende y apaga su corazón luminoso en latido desvelado, la magia de la inmensidad es puerta de entrada al hielo, el viento salado y gélido talla, seca la piel como el charque de los años vividos entre penas, tiñendo el pelo de blanca sal. El presidio y misterio en la bahía estremece, La Isla Grande…Tierra y Fuego es de intrigante seducción, allá donde el francés viajero fascinado dejó flotar su mirada entre las gigantescas olas en sobrevuelo colosal. Inagotable pluma, inmortal gaviota esculpida a los confines del mundo. Allí está, en relieve el día, rayos de sol entre las nubes cargadas de esperanzas sumergidas, evaporadas en el horizonte. Las historias se viven, se escriben, como la novela del gran faro y los dos océanos que se unen indefinidos en el final de la tierra.


INTENSO
Beatriz Graciela Moyano

Con la intensidad de las olas de ese mar que te mira unimos nuestras almas. Cautiva y traspasa el sentido poético, se abriga en el hechizo de nuestros cuerpos como lenguas de fuego, en tus brazos me siento una diosa pagana, llegas suave, tierno y cuando haces contacto con mi piel…desenfrenado me besas hasta morirme, de mis labios ebrios de pasión brotan azahares y resucito y vuelvo a morir o a vivir solo entre tus brazos que me aprietan hasta sofocarme, me rindo a tus antojos y… no me has tocado, me abandono hasta sentir que me tienes atrapada, ahí recién estoy segura y me dejo estrujar por tus manos inquietas, creadoras de caricias desconocidas, “maldito mío”, nadie sabe que este juego de decirnos maldito o maldita es como decir…“te amo y me desesperas”, solo los zorzales y palomas de nuestros amaneceres saben de la intensidad de nuestro amor, porque nos espían desde las araucarias siempre, en estos nuestros años en torbellino de piernas enredadas, de sensaciones apareadas y del cúmulo de adioses interminables, porque siempre hubo después en plenilunios, reescribimos mil veces nuestro amor, lo soñamos, lo sacrificamos y glorificamos en estelas verdeazules. Reinventamos las formas, los motivos, disfrazamos de luz las palabras para encandilarnos con los reflejos de luna sobre el río marrón de arenas amarillas, donde grabamos nuestros nombres una y otra vez para confundir a los cangrejos desgarbados que huyeron despavoridos dejándonos su huella. Intenso tiempo de otoños en primavera perenne. Inmortales…invencibles dijimos. Así lo sentí, lo sentimos en este tiempo que quedó atrás, pero una mañana me asaltó un temor opresivo sin causa aparente, esa necesidad de proteger el vínculo sagrado y fui valiente, sin daño, sin fisura me sumí en un silencio de algas, sumergida en las arenas por el fondo mismo del mar busqué los acantilados y soy un molusco adherido a las piedras donde sigo soñando con todo lo que nos debemos.


EL SILENCIO DE LAS ALGAS
Beatriz Graciela Moyano

Desgarró su alma en un silencio de algas y se enterró en la arena mojada a terminar sus días. Fue un acto sin escenario, lo hizo de la forma más tierna posible, se fue en un sumergimiento lento, sutil confundiéndose entre los triturados caparazones de caracolas nácar, sin dolor, sin daño ni fisuras sobrevino la emigración para que quedaran intactos. Se adhirió a las rocas entre los berberechos en los acantilados de siempre. No ha padecido alteración, menoscabo o deterioro, es una esencia pura para eternizar. Imagen y reminiscencia preservada intocable, con la voz muy dentro compartiendo viseras, escuchando, libando versos con la suave música de las olas como fondo al eco irremediable.


HABLO DE INDIFERENCIA
Beatriz Graciela Moyano

Hay una palabra de hielo y escombro que sale de las grietas de las fisuras y gotea, es indiferencia, no es furia ni es odio, es la nada del sentimiento, es la inexistencia de las acciones del hacer y decir que se da en la desazón y el cansancio de las horas, días y años que flotan en un espacio que abusan del empeño por "ser", entonces se terminan los sueños y proyectos y se embarga el futuro atrincherado en una actitud neurótica, auto-defensiva. Las lluvias siguen igual como la brisa despejando los artilugios y sofocos, la indiferencia como la bruma opaca y diluye los colores y el sol como fuego quema o energiza según la intención, la absorción del cuerpo y la necesidad del alma. Pero hablo de indiferencia en sus aspectos y esto no es poético sino pensamiento asociado a sentimientos y humanidad, hay quienes por fantasma del menosprecio, daga, traición o victima de juicio manifiestan la actitud indiferente hundidos en una fosa de dolor. Queda otra fase de la misma actitud que flota en la azotea de donde proviene la palabra, que antes es nube que ronda este cielo de las dudas y decires que ahora me poseen, la indiferencia entrelazada a la prepotencia o arrogancia, a veces suele disfrazarse de modestia o humildad pero no, allí se desliza la actitud sin máscara, simple, sonrisa que se presenta con levedad de mariposa...y es la timidez. Pero si hablo de indiferencia, esa a la que nada le importa de lo que te pase, si sufres una dolencia, si vives o mueres, es actitud de escarcha que prefiero hacer crujir bajo los pies.


MONARCA DE CERA Y AGUA
Beatriz Graciela Moyano

Surgió del murmullo de las olas de un mar en sudestadas y constantes naufragios, como una premonición de cambios que invadirían las horas de tierra por siempre, la voz de los silencios que puso en fuga a los gigantes imaginarios. El rugido de una supuesta bestia salvaje que entre oscuridades iba a inundar con su misterio tenso los tiempos por venir. Traía el peso de los años y mañas que se suavizaron con sutiles ternuras mezcladas al temor que provocaba, en esas mañanas frías de un otoño que venía presuroso a justificar el asombro. Las noches se fueron alargando en un insomne letargo donde el pensamiento y sentir se transmitía en hechizo. Era el tiempo que proponía extinguir las sombras con los ojos abiertos, todo se envolvía en un arrebol de hojas doradas o algas marinas según sus deseos, elaboraba hasta las nubes si el anhelo era de lluvias al caer la tarde, a veces él pintaba algunas brillantes estrellas al cielo para que sigan soñando, sin percatarse que el inexistente lugar no los eximía de la magia repentina de aquellos vientos marinos, las corrientes de aire fresco no tenían el poder de desviar la tibieza y el fervor apasionado que como el curso de las olas se deslizaba por los cuerpos que ya no estaban solos ni desprotegidos. Llegó ha ser el monarca que regía en las horas y días que después se hicieron años y ahora recuerdos. Su figura se proyectaba en medio de las tormentas donde a pesar de los truenos se dejaban escuchar sonoridades placenteras que persistieran en el aire de la ausencia por los siglos, segundo a segundo por que también confundió al tiempo y la materia en madrugadas de bruma donde él era desde un pájaro herido hasta un monarca de cera y agua sometido a su albedrío, con la sola e infinita premisa de congelar un sueño, no desbaratar por ninguna razón ni mínimo desacuerdo la poderosa e intensa existencia. Pero ya no reina ni habita los castillos del reino donde mando a plantar los rosales para que los vieran crecer hasta su floración perenne, está materializado e inerte en un museo de cera y su espíritu yace en el fondo un atlántico en constante amenaza a las costas donde permanecerá eterno. Habrá siempre una doncella presta a relatar y fantasear una historia o leyenda, inventándole una voz para hacerlo más real.


EMERGE AMOR AZUL
Beatriz Graciela Moyano

Dentro del paisaje está con esa mirada perdida en espera. A un costado de los ojos que lo miran, entre triste o indiferente, estampa y contorno aletargado sin tiempo en la lejanía, borroso y taciturno. Desde que percibió la lágrima de dolor, alcanzó su piel estival en la lámina quieta, sin poder secar con el beso disipado en el oasis de su estancia donde la ve como un reflejo.  Tanto deseo en calma... con sed de caricias le cerró la boca en silencios parlantes legados al viento. Con ese beso imaginado, atesorado y sin poder corresponderle dejó estampada una sentida plegaria, gesto manifiesto  del sentir su dolor, de rodillas y a espaldas de una fuerte y transparente muralla de silencio en vigilia. Sutil, tímido abrazo de luz es sentimiento negando a la ilusión nítida, es prudente presencia y evidente dilación. Emerge amor azul, con plata y escacha, he lamido la sal en la piel y las lágrimas, en el mensaje mudo con alas de miel y almendras, en los colores tenues de pasteles donde dibujo el sueño dormido. Viajero fiel el viento que acerca, la brisa amanecida de los insomnios.


Revista PARADOXAS N° 184
10 de Mayo de 2013

3 comentarios:

  1. Al editor de la Revista virtual PARADOXAS:
    Estimado poeta, señor F. Banda, muy agradecida y sorprendida por dedicarme el Nº 184 completo a mis últimos textos, me siento honrada, además por que llega en un momento especial ya que el sábado presentaré en Rosario mi querida ciudad en el Bar Cívico (literario) mi libro "El bosque de mi mente". Gracias por los deseos de éxitos. Afectuosamente, Beatriz.G.Moyano

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  2. creo que antes Paradoxas era muy variada..... no se que ha pasado es una lastima

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  3. Estimado acabo de leer un blog de usted que se titula Prosarium. Debo confesar que quede deslumbrada..por la delicadeza increible que usted expresa describiendo hasta el mas furios encuentro amoroso.Fantastico!!

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