martes, 14 de mayo de 2013

PARADOXAS Nº 173


PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO


Año VIII - N° 173


INDICE

¿DONDE ESTÁ? - Beatriz Graciela Moyano
SORTILEGIO ATRAPADO EN TELAR DE ESTRELLAS... - Maria de los Angeles Roccato
En el Templo de los Dioses de Marte. - Francisco Antonio Ruiz Caballero.
BORRARTE - F.S.R.Banda
Cartas al Editor


EDITORIAL

Barroco y otra vez antropofagia

Si se pregunta si es posible vincular la noción de barroco americano de Octavio Paz, Alejo Carpentier y José Lezama Lima con el concepto de antropofagia de Oswald de Andrade, no sólo es posible, sino que incluso en algunos instantes, al leer a los primeros autores, casi parece que estuviéramos leyendo una continuación o una extensión de los mismos conceptos e ideas que Oswald de Andrade maneja en su Manifiesto Antropófago.
En un fragmento de Una Literatura Transplantada Octavio Paz define al barroco americano, como aquel que conserva "fidelidad a la estética de lo extraño, lo singular y lo exótico. (...) una estética universalista que se complace en recoger todos los pintoresquismos y hacer brillar todos los particularismos". El vínculo o parentesco de esta noción de barroco de Paz con el Manifiesto Antropófago, se manifiesta claramente cuando por ejemplo este último nos dice: "Única ley del mundo. Expresión enmascarada de todos los individualismos, de todos los colectivismos. De todas las religiones. De todos los tratados de paz". El barroco americano como la estética antropofágica, son basamentos o movimientos culturales, que no tienen reparo en absorber y transformar todos los caracteres, conceptos o elementos que le sean de interés, sean ajenos o no.
Alejo Carpentier por su parte en Lo Barroco y lo Real Maravilloso, expone muchos puntos o líneas de empalme con la obra de Andrade, tomemos como modelos dos pequeños renglones y un tercero un poco más extenso, donde dice:
"El barroco se manifiesta donde hay transformación, mutación, innovación (...)".
"América, continente de simbiosis, de mutaciones, de vibraciones, de mestizajes, fue barroca desde siempre. (...)".
"¿Y por qué es América Latina la tierra de elección del barroco? Porque toda simbiosis, todo mestizaje, engendra barroquismo. El barroquismo americano se acrece con la criollidad [palabra barroca], con el sentido del criollo, con la conciencia que cobra el hombre americano, sea hijo de blanco venido de Europa, sea hijo de negro africano, sea hijo de indio nacido en el continente, la conciencia de ser otra cosa, de ser una cosa nueva, de ser una simbiosis, de ser un criollo; y el espíritu criollo de por sí, es un espíritu barroco".
Todas estas características que menciona Carpentier del criollo, del hombre americano y del barroco, pueden vincularse (más allá del contenido y de las palabras del Manifiesto) con la propia propuesta cultural y renovadora de Oswald de Andrade. Es decir, el Manifiesto Antropófago es una creación barroca americana (así como el barroco americano es esencialmente antropofágico o antropófago), y su aparición en 1928, obedece precisamente, a una reconfirmación del sentido y la conciencia del criollo. Una revaloración del espíritu barroco americano, contraria a lo que Octavio Paz definió como las características de la cultura europea (La Contracultura) que representa: "Lo minoritario [o elitesco], lo docto, lo académico, lo religioso-dogmático, lo hermético y aristocrático".
En el texto Curiosidad Barroca de José Lezama Lima, construido con un lenguaje propiamente barroco, pueden apreciarse también estos vínculos con el Manifiesto de Andrade. El barroco americano para Lezama, representa "maneras del saboreo y del tratamiento de los manjares, que exhalan un vivir completo, refinado y misterioso, (...) errante en la forma y arraigadísimo en sus esencias." Y un poco más adelante dice que "el señor americano ha comenzado por disfrutar y saborear, pieza ya bien claveteada, si se le extrae chilla y desentona. Su vivir se ha convertido en un especie de gran oreja sutil". Tales características parecen complementar las formas de adaptación (deglución) de la estética antropofágica. Lo que para Lezama se convierte en una gran oreja que lo oye todo y lo transforma, para Andrade es una gran boca que lo come todo y lo transforma.
Otro punto interesantísimo en común, es que Lezama llama al barroco americano "arte de la contraconquista". Con relación a esto, el Manifiesto Antropófago ha sido visto o interpretado literal y simbólicamente, como un acto de venganza o represalia contra la conquista europea. Si esto es así, puede decirse que tanto el barroco americano como el Manifiesto de Andrade, son expresiones forjadas como parte del mismo movimiento de contraconquista.
Tanto la palabra "indiátide" que utiliza Lezama, como la propia obra arquitectónica, son actos de creación antropofágica a partir de las "cariátides" proveniente de Asia Menor o Grecia. En el barroco americano como bien lo expone el Manifiesto de Andrade, se formaliza esta transformación a partir de algo existente, para producir otra cosa nueva. Alejo Carpentier ilustró muy bien este proceso creativo lingüístico o artístico, cuando dice que el barroco se manifiesta "donde hay transformación, mutación e innovación", o dicho de otra manera, antropofagia.
Se podría decir que cuando el arte se cansa de tanto "vacío" porque el clasicismo ya no le llena, entonces lo mejor que puede hacer es practicar la antropofagia, y transformar su hambre en una satisfacción barroca.

Publicado en “SOCIOLOGANDO teoría, epistemología, comunicación, cultura y política” el 4 de Diciembre de 2009 por Enzo D'Amario. Vale.

El Editor


TU CIUDAD
Hilda Breer

Y la paz regresó y volví a tu realidad y busque fotografías de tu ciudad tratando de estar más cerca de ti, y me invadió una inmensa soledad, una dolorosa soledad. Miré cada árbol, cada edificio, cada cerro o montaña donde seguramente hay miradas tuyas, distraídas, acostumbradas o deseosas de volver a casa, a la costumbre tranquilizadora, o el bullicio de los hijos, esa familiaridad que parece molestar a veces pero que sin ella todo se volvería un desierto árido y amenazante. Oscuro, neblinoso sin esos seres amados. Sin ese almorzar o cenar tranquilo o alborotado por pequeñas diferencias de opiniones donde la hija o el hijo se enojan de la misma manera que heredaron del padre.
Ella, la jefa paciente y tolerante, deja correr el tiempo que la ayuda a observar aunque se piense que nada le importa. Todos interesados en todos.
Todos ocupados en diferentes actividades. Todos ahí y en muchas otras partes. Sigo mirando esas fotografías donde tú estás aunque no se te vea. Tus antepasados, tu terruño, tu nacimiento y tu muerte en esas tierras que tanto amas. Solo puedo  espiarte, en las calles, entre los árboles, en el bosque. Refugio construido para soledades, para fantasías, para amores idos, para deseos solo soñados, para ese ser que ni siquiera tú mismo conoces. Un par de amigos? Puede ser. Confianza solo en las profundidades de cuevas inexploradas.
Miro y miro y trato de adivinarte ahí, mas allá, en esa esquina o en otra mas lejos o entrando a la oficina de correos para enviar una carta que nunca escribiste, es tan difícil escribir sin delatar nuestro subconsciente, yo sigo espiando, tú me enseñaste, tú… sigue abrazado a tus costumbres, no te sientas solo jamás… yo tengo todas las fotografías con las que nunca podrás extraviarte… no temas. Yo velo tu ciudad.


¿DONDE ESTÁ?
Beatriz Graciela Moyano

Buscando está bajo las piedras resbaladizas, entre las hiedras escarchadas de este frío invierno del sur, hasta en las hendijas que se dejan ver entre los zócalos de su habitación, donde, donde está? la poética melancólica sombría y sensible, donde los haikus en duetos de las tardes de verano en la playa hasta que el sol se sumergía en la anchura del mar imponente? responde el silencio helado… no hay nada, nada, ni rastros de la poesía que brotó desde el corazón y dictaba la lucidez madura de sus años felices, un hueco oscuro y profundo sin alegría ha quedado. Besa el silencio frío, si quieres acompañar callado con pétalos de rosa aterciopelados en este camino hacia algún oasis donde descansar, ahí donde vive la memoria de los versos azules perdidos en el gris amarronado de la tierra seca, rajada con esas figuras geométricas irregulares características. Los está buscando por donde sale el sol allá al borde del río de arcillas y  camalotes, en las islas del bravío Paraná. No quieras complacer con la dulce belleza de versos, no he preparado las maletas está todo en su lugar, no busco consuelo piadoso de palabras, la soledad será la más bella compañía, ella aclara las escasas ideas, sana aflicciones y ultrajes mientras se multiplican las preguntas calcadas y siguen sin respuestas a los ¿por que? de una improbable insanía que flota alrededor apabullando el silencio indispensable que aturde. Los acordes de un tango bailan en la azotea que se duerme con la modorra de una siesta prolongada llena de recuerdos y armonías, se mezclan con la materia que quiere restaurar los espacios blancos de ausencia, los estallidos ha cedido y la saliva vuelve a ser un sagrado elixir en pausa de deseos. 


SORTILEGIO ATRAPADO EN TELAR DE ESTRELLAS...
Maria de los Angeles Roccato

Senderos de estrellas riegan la noche donde te busco en la lejanía del tiempo y la cercanía del cielo y recojo las redes donde los verdes del campo han impregnado matices atrapando cantos de grillos y bordando encajes con hilos de escarcha hasta conformar un círculo sacro. Alguno que otro bostezo de un abandonado galeón deja oír el rezongo de sus gastadas maderas y al que el croar de los sapos se une en coro inquietante. Te imagino frente al ventanal enredando el palpitar de tu corazón a la cola de un barrilete y trepar hasta el balcón de Selene. Las estrellas se encienden titilantes y chismosas ante la expectativa del pactado encuentro. Se detiene el canto del grillo ante el susurro y el perfume que la hojarasca desprende y preanuncia la llegada de tu masculina mirada de carbón y fulminante destello azabache. Traes en tus manos un pequeño caballito de mar y dos preciosos corales rescatados de las profundidades del mar después de una cruenta batalla con los guardianes oceánicos. Aun vistes la escafandra y en el brillo de tus ojos persiste el batir de las olas y el salpicar de serpentinas algas. Mientras la sacerdotisa lunar ha plantado la urdimbre en su telar de sueños y el hilado ha comenzado con los tirantes a los cuatro puntos cardinales, cada cual ostentando el algodón, yute, seda o lana. En el centro coloca un cristal de su alma que ha bajado por los lagrimales de plata y que registra en su sales el milenario paso del tiempo. Toma una delicada hebra roja y teje doce vueltas insertando el fuego de la creación y la vida. Deja el espacio de veintiuna vueltas y allí inserta el aletear de cientos de mariposas  fluctuando espiralados manojos de vendaval y brisa, trinos y plumas, alas y colas. Ocho hileras de fuerte yute dejando una terrosa  huella que cobija enreda y seduce a raíces y pequeños saltamontes. Agrega siete pasadas de cinta de ancha seda esmeraldina y con ella se asegura que el agua su espacio ha conservado y será pródiga en ríos y mares, en océanos y lagos, que no faltarán los peces, las cascadas ni las sirenas con el amante Neptuno. Reímos y silbamos entre musgos y arenas mientras la luna ayudada por los silfos sigue tramando el tapiz del encuentro. Entre luciérnagas abrimos caminos ebrios de hechizo y consumiendo las mieles de uvas y almendras y nos descubrimos y nos aprendemos en el aire, en el agua y en llamas del fuego. Hipnotizados ebrios de experimentar el plumaje y resistencia de las nuevas alas viajamos en golondrinas de letras pincelando la madrugada que se lleva las sombras y nos encuentra enredados en los hilos del sacro mandala, minúsculo mundo donde bebemos el sortilegio de crear palpitando la vida.


En el Templo de los Dioses de Marte.
Francisco Antonio Ruiz Caballero.

Pórfido, alabastro, y malaquita. Mármol rosa y piedra. Escalas que ascienden y giran en el espacio como tornillos de Arquímedes sin fin, Cúpulas que se sostienen sobre inmensas columnas salomónicas, a punto de desplomarse sobre el suelo, en equilibrio inestable e imposible. Vidrieras rojas y verdes, amarillas y azules, rosas, espejos que resuenan sus ecos luminosos, transparencias de cristal limpísimo, vidrios iridiscentes, antorchas de cera perfumada, incienso, mirra, y aluzemas, menta y estoraque. Doce mil arcángeles iracundos blasfemando, de ojos rojos, como la sangre, de cabellos rubios, como el trigo, nivados en la piel, mármoles finos, y alas de plumación aquileña. Presencias hieráticas que condenan y castigan, omnipotencias que pisan serpientes y las aplastan, Bóvedas de crucería con gárgolas siniestras, retorcidas de dolor y de espanto, con las fauces abiertas llenas de colmillos, vomitando fuego y lepra, vomitando tinta y sangre, sangre verde de líquidas malaquitas, tíbores gigantescos llenos de hielo rosa, espuertas de mármol con hielo picado, con diamantes lustrosos y viperinos. Los dioses beben una ambrosía azul en inmensas copas de oro macizo, los titanes chocan sus cabezas, minotauros demenciales, corruptos de ira lasciva, Zeusses de oro macizo lanzan rayos de platino rabiando, enloquecidos por la profanación, las hormigas, naranjas o azulísimas, recorren el cabello de las estatuas, las escaleras no están hechas para los pies humanos, y los tigres de Marte descansan ateridos, en los grandes corredores de zócalo de malaquita. Los dioses Neptunos sueñan con los antiguos mares desecados, perdidos en el barro, los esqueletos de las ballenas se encuentran a millares, con los fósiles de los calamares engullidos en sus estómagos de marfil y hueso, con sus cabelleras de tentáculos deformes, Gorgónas de piedra maciza, sus tridentes de oro se han clavado en los cuerpos de gigantescos tiburones indómitos, con sus bocas erizadas de dientes masacrando focas de alabastro. Catedral inclinada boca abajo, catedral submarina y satánica, templo de una cristiandad marciana extravagante, iglesia de Cíclopes y Lestrigones sangrientos, recinto para Dioses Saturnos esquizofrénicos, tálamo para Jupiters y Danaes de corazón de hierro, cárceles para titanes de granito, penitenciario para Apolos tenebrosos. Pórfido, alabastro, y malaquita. Enormes columnas que no tienen fin en el cielo, simas que bajan hasta el centro de Marte, escalas inclinadas hasta el vértigo, espirales demoníacas sin logaritmos, trece mil íncubos de cabellos de plata, vampiros marcianos con fauces ensangrentadas, sanguinarios zombies de fantasía, de piedra azul y verde, bajo vidrieras fucsias esmeriladas, torreones donde el holocausto es una anécdota, y en donde se celebra una misa a Satán desnudo. Crucificados de oro macizo, con los ojos de esmeraldas, Vírgenes Macarenas de cuadratura imposible, ofuscadas en un calvario de lágrimas de ámbar. Pilas benditas llenas de perfume, azahar y lavanda, romero y claveles, y gigantescos cangrejos de mármol negro. Entrar en este recinto es sentir el peso de lo despiadado de la ira. Entrar en este recinto es comer flores de goma. Entrar en este recinto es arrancarse los ojos del alma. Los viejos elefantes elevan sus trompas de piedra resonante, de oro macizo sus colmillos, y hay cabezas de Cerdo de metal radiactivo como fuentes de agua y de aceite balsámico. El inmortal asesinado chorrea litros y litros de sangre granate, en una agonía interminable. Suenan armonios negros, órganos violetas arañan la entraña de los oídos, y el arpa y la celesta acuchillan el aire como uñas de gato. Suenan tambores y timbales para armonios de rubí fundido, para armonios negros como la brea. La gran estatua del Moloch marciano clava los clavos a un Jesucristo de oro, de cuyos pies y manos surge la lava ardiente, sangre de inmortal crucificado, terriblemente tórrida, y el arroyo sangrante cae hacia las simas como un Iguazú de ira. Solo se asoman al abismo los arcángeles ciegos. Solo pueden tocar las arpas los arpistas sin ojos. Solo pueden mirar la luz las pupilas en sombra, sólo se pueden arrimar al fuego los grandes quemados. Solo pueden beber el vino los ya embriagados, y solo pueden probar el veneno los cadáveres. Los inmensos Dioses marcianos beben una ambrosía azul en cálices de oro macizo, Santos Griales de pavor y esfuerzo. Los atlantes sostienen un cielo imposible. Y el agua desemboca en cisternas de plata. Los náufragos quedan en la playa perfectos en su angustia. Y las bocas muerden algas verdes. Leviatanes de bronce son acuchillados por Neptunos furiosos, de mares inexistentes. Y la lluvia que cae ahoga a los niños recién nacidos. Moloch vence, y Jesucristo sangra sin resucitar jamás. En el Templo de los Dioses marcianos las moscas son devoradas por las arañas y los escorpiones destilan su ira gota a gota sobre los lacrimarios. Y hay jarrones con lirios eternos, sobre las calaveras de los ajusticiados. En las fuentes los azogues de las aguas dicen NO, NO, NO.

Nota del autor.- (nunca llegaré a la perfección y además tengo un handicap, uso gafas, y el sudor empaña los cristales y la reflectancia de ordenador me imposibilita el ser perfecto.)
Miré lo escrito, y vi que me gustaba. Pero que no gustaría a la gente. Demasiado barroco. Demasiado rebuscado. Quizás hasta cursi. Somnoliento.


BORRARTE
F.S.R.Banda

Estoy borrando todas tus huellas posibles, los vestigios de tu presencia hasta en los más delicados intersticios donde se guardaban tus perfumes y también tus furias, tus desesperantes celos de gata veleidosa, tu manía de virgen perseguida, el sosiego brusco de tus silencios, tus fuegos y tus alturas de reina indómita. Voy tachando fechas, quitando los festivos y los duelos, ocultando nostalgias inverosímiles porque te estoy olvidando a como de lugar. Estoy deshaciendo los nudos y los entuertos que me ahogaron con la tibia imposibilidad de tus manos, anulando ciertas voces, cierta imagen, raspando la verisimilitud de un sueño atiborrado de incertidumbres, de pequeñas pesadillas, de huidas imprevistas y retornos cotidianos. Estoy despintando un paisaje de tantos colores que se nos habían perdido los matices del gris y ya no sabíamos cuando era noche en su oscuro ni día en sus altos soles cruzando de ti a mí con sus retrasos. Voy desfigurando tu imagen con las agua de todos los ríos que socavaban mis orillas de arenas en reposo con la turbulencia de tus regaños y arrebatos inquisidores en el delirio de bajante furiosa según la inundación o sequía que atrapaba tu alma intranquila. Voy corrigiendo las biografías no autorizadas, las memorias apócrifas, los relatos de los amores de ultratumba. Estoy modificando la tensa ansiedad de las mañanas, extirpando tu nombre, tus nombres, del ahora aciago ventanal que da a las lluvias sobre el jardín donde florecían los rosales de tu recuerdo. Estoy impugnando los decretos por los que reinabas en tu reino de mi desesperación constante, derogando tus leyes estrictas e injustas con que gobernabas las mareas de tus furias instantáneas. Estoy desbaratando los castillos de arenas de cuarzo, los muros de obsidiana sajante, quitando tus ojos de las cosas que miro, enterrando en cada mañana los restos fúnebres de tus ausencias impredecibles. Estoy rectificando la palabra camalote para que signifique nada más que jacinto de agua de hojas verde brillante y flores lilas o azules, y no tenga el peso de tu historia ni la connotación del río de aguas zainas, ni me traiga el aroma de un delta que nunca veré contigo en un atardecer ya perdido, y ahora le llamo aguapé o aguapey como un guaraní asustado escondido en las breves selvas de tus islas. Te voy borrando a contrapelo, en contracorriente, a pesar de plenilunios y solsticios. Y te aviso maldita que también estoy borrando con el codo todo lo que escribió mi mano, así que lee pronto esta envenenada carta de mortal despedida antes que te ciegues tú misma los ojos porque tú sí que no podrás borrarme. Vale.


Cartas al Editor

De: LB was here B S
Fecha: 15 de mayo de 2012
Asunto: Revista PARADOXAS Nº 172
Estimado Editor, ha traído a mi memoria la nefasta figura de Ibáñez Langlois, conservador fascistoide y platónico que ha engañado a muchos jugando el rol de crítico literario, no es más que un persecutor solapado y perverso de todo lo que huela a materialismo. Sin embargo el tema, también traído por usted, no deja de ser interesante, autor/obra, cuál es literatura? Aunque algunos se hallan disfrazado de pálidos románticos superados por el sentimiento de un EGO que reventaba sus corporeidades, me parece obvio que lo que importa es la obra, salvo que sea  amante del autor. Y que la historia "fidedigna" del autor es mera referencia. Ello por cuanto la obra literaria es creación autonomizada de mundos ficticios a través de las palabras que connota y denota a la vida real y concreta de sus lectores alumbrando caminos básicamente éticos, cada acción nuestra se instala en sede predicable desde lo que yo entiendo que está bien o mal. Y la heteronomía puede surgir desde la obra, la vida es conducta activa u omisiva y atinamos o no, personajes ambientes y peripecias entretienen, pero más, hacen comprensible la rara condición humana, sin duda, gracias al talento del autor! Y qué dice nefasto Ibáñez Langlois al respecto?, "Obra literaria sería, en esta perspectiva, una experiencia humana identificada con su propio lenguaje singular y único, del que es ya inseparable como lo son materia y forma, existencia expresada y palabra expresiva.", Nada!
Un saludo con afecto, Luis.-
LB was here B S


De: Beatriz Moyano
Fecha: 12 de mayo de 2012
Asunto: PARADOXAS Nº 172
Respecto al editorial, pienso que no es necesario conocer datos de la vida del escritor y que tal vez pueda ser perjudicial para el lector a la hora de meterse en la literatura del autor, no podrá apartarse de su conocimiento sobre él y tal vez asocie hechos e imágenes ilusorias con connotaciones de la vida real del que escribe. Algo que me resulta interesante son los libros que vienen acompañados de C.D. con algún relato del autor, pues al leer y conocer su voz me parece que el mismo me lo cuenta.(esto último al margen del comentario editorial) Gracias muy bueno lo leído hasta ahora de la revista, no la he terminado.
Beatriz
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Mis poemas con mirada metafísica. http://wwwbettymedit.blogspot.com/



Revista PARADOXAS N° 173
13 de Junio de 2012

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