martes, 14 de mayo de 2013

PARADOXAS Nº 175


PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO


Año VIII - N° 175


INDICE

UNA VEZ, EN FEBRERO - Beatriz Graciela Moyano
URGIDOS ENCAJES - María Rosa Rodríguez Araya.
ANGEL Y DIABLO - Thania J. R. P.
NEBULOSO - Pastor Aguiar
HOY (AYER) ALLI - F.S.R.Banda


EDITORIAL

DECLARACION IRREVERENTE

“Como los budistas, sé que la palabra no es el hecho. Si digo manzana no es la maravilla innombrable que enamora el verano, si digo árbol apenas me acerco a lo que saben las aves, el caballo siempre fue y será lo que es sin saber que así lo nombro.”
Facundo Cabral

Me jubilé hace varios años para dedicarme a la literatura, leer y escribir. Disfruto de escribir, y eso me basta, publico mis textos en varios blogs y sitios de literatura, y ahí me leen los suficientes lectores como para que se justifiquen. Algunos otros los envío a los amigos y amigas en esta modesta revista virtual. Y con eso los doy por publicados. Siempre he admirado a aquellos que despilfarran su talento a sabiendas, con estilo y señorío, aquel que pudo construir altos puentes, escribir quixotes, pintar giocondas, crear industrias o descubrir vacunas, y se dedica a atrapar insectos en el jardín, a coleccionar piedras de colores, o a observar a las hormigas. Displicente, ermitaño dueño de si mismo y nada más. A veces creo que soy así. Mi modesta manera de escribir, es una mezcla caótica de: Neruda, bastante de García Márquez y mucho Borges, todo eso revuelto en una sopa indistinguible, más los condimentos provenientes de mis lecturas más recientes del neobarroco cubano, Lezama Lima, Sarduy, Arenas y Carpentier. Hasta hace un par de años prácticamente escribí solo poemas, pero ahora estoy obsesionado con esas prosas cortas, neobarrocas y poéticas. Ya casi no escribo poesía. No me gusta hablar de mis textos, es literatura. Yo los escribo y nada más, los lectores tienen todo el derecho a encontrarlos malos, muy malos, pésimos, poco creativos, repetitivos, caóticos, pobres, mal escritos, etc. Cualquier lector tiene también derecho a creer que digo verdades escondidas o que miento en mentiras abiertas o buscar códigos, explicaciones, personajes, pecados o infidelidades, eso no depende de mí. Si me leen como arte o como biografía tampoco depende de mí.  Mis textos son usualmente meros ejercicios literarios, por lo mismo expuestos a innumerables interpretaciones. La mayor parte de mi literatura barroca es así, nada de fondo, solo formas, solo significantes sin significados. Quizás por eso escribo así ahora, antes, en mi poética se podía buscar y encontrar los significados bajo cada metáfora o giro idiomático, pero ya no tengo que mostrar ni que decir, por eso abundo en imágenes rebuscadas, nostalgias, memorias, detalles mínimos de lugares, personas y sensaciones que ya fueron. Si las musas a las que supuestamente escribo son reales, virtuales o imaginarias es asunto mío, y en esto me hundo en un majestuoso y soberbio silencio, porque eso sí depende de de mí. Vale.

El Editor



RELATO DE UN SUEÑO QUE TUVE
Hilda Breer

Anoche dormi a tu lado.
Dormi, soñé, estuvimos juntos, no lo sé.
Mis manos  te acariciaban con suavidad,delicadamente… Fue casi una violacion en camara lenta… senti tus deseos sin poder ocultar lo mios.
Mi cama estaba rodeada por la niebla del bosque… mis humedades reian como rocio mañanero… circulos de luz giraban a nuestro alrededor… todo era suave, blando, cómodo, tibio.
Naciamos juntos?
Voces lejanas se mezclaban con risas y llantos.
Nuestro deseo estaba ya adherido a la creacion de todo lo desconocido. Se dobla, se transforma, se muestra, se esconde y desaparece.
Corriendo asustados, lo perseguimos por miedo a perderlo.
Deseo profundo, alado, celestial, infernal  deseo que nació con nosotros cuando vimos la luz de ese milagro que fué el habernos encontrado.
Nos arrastramos sigilosos a traves de los árboles… ahhh  nooo! son edificios de tantos pisos como pensamientos sedientos de abrazos.
Tu por aqui, yo por allá.
Qué somos nosotros?
Polvo transitorio en medio de violentos sismos nunca esperados y ondeando entre relampagos nos entregamos sin decir  una palabra.
Nuestras miradas saben que prolongaremos nuestra existencia tambaleante aturdida por tantos miedos a lo desconocido.
Encallamos en lo  incomprensible.
Sexo, abismo.
Anoche… estuve contigo.


UNA VEZ, EN FEBRERO
Beatriz Graciela Moyano

Si la mirara una vez más…así, como esa tarde que entre besos y arrullos se hizo noche y la noche inolvidable, sagrada. Puñados de estrellas llovería…Se abrazó al silencio después de aquella noche, jamás dejó volar las sensaciones, el éxtasis, el placer enamorado, con ese ser eterno en el camino de arenas doradas y tierra fértil, de parir y echar raíces, hubo infinitas veces de belleza y sentidos aturdidos, de vuelo celestial o ardiente fuego, pero esa vez fue única. Guardó para sí el recuerdo estremecido, fue una vez, eterna en la piel y en las pupilas, puede bajar los párpados y sentir la luz de la mirada, puede tocarse el pelo y son sus manos llenas de caricias atesoradas. Está en el paisaje vivo pintado  es memoria, rumor de mar susurrando su nombre, él está cerca, muy cerca siempre, pero aquella vez es imborrable, quedó fraccionada desde esa noche, hay media mujer perdida en brumosa nostalgia, que se hizo blanca espuma. El adorando fulgor de sus ojos sigue aferrado a su alma. El sol de ese febrero ya no quema, es luz y remembranzas es un dibujo azul, tibio, es esperanza, más allá de los ojos, las bocas y las ansias, hay media mujer que quedó en soledad mirando el mar envuelta en su fragancia, soñando con la noche de febrero... muy cerca de la playa.


URGIDOS ENCAJES
María Rosa Rodríguez Araya.
(Reeditado en prosa poética por F.S.R.Banda)

Náufraga de la pasión, anido escondrijos en el océano de mi alma y los visto de vana esperanza para olfatear volutas de tu esencia ausente en el satén de mi cama. Mis suspiros, malgastados, se desbandan cuando se puebla mi cuerpo de deseos viajeros al ver la luna de plata vestida de velero y sentir la noche perfumada con geranios y jazmín, entonces, por enésima vez, añoro aquellas madrugadas donde nuestros cuerpos, bañados de sudor y jadeos, recibían la exaltación de la luna de fuego. Henchida de fogosidad me visto con retazos de luna para ti y ornamento mis pensamientos lujuriosos con escenas edénicas: somos la primigenia pareja, concibiendo la pasión. Cual estratega perita selecciono las armas más adecuadas para hacer explotar en racimos de éxtasis tus orgasmos, amor. Me abraso toda con tus lenguas de fuego, gitano moruno. Vocalízame y subyúgame con esas canciones que trastocan, como un huracán de éxtasis, las puertas de mi decoro. Cual sierpe me deslizo por tu epidermis de nómada, para dibujarte mandalas de amor. Tus manos dulces bailan en mí, mientras te coqueteo. Exploro cada intersticio de tu cuerpo. Me apasiono con tu naturaleza de mortal, generoso de caricias. Tú provocas en mí ardor: galopes de mil caballos, que desata el deseo. Las sombras de la noche, que juegan a escondernos, crean formas gráciles en nuestros cuerpos. Quebrando el silencio, te susurro, como si fueras un genio: otórgame esta señera voluntad: quiero ser tu postrer devaneo. Cascadas de amor me llevan a ti navegando en gemidos disipados de pasión. Me extasío en ti, amor, enloquezco con tu piel de sábanas paradisíacas. Me apego, eternamente a tu cuerpo, como velero enamorado del céfiro. Nunca estoy saciada de ti, amor, nunca. Eres mi pecado mortal, objeto de fruición, mi deseo carnal. La pasión crece en mí cuando tu lanza de fuego me traspasa una y otra vez, detonando focos de gozo, lenguas de fuego, toneladas de placer, en cada poro de mi adicta humanidad. Vestida de madreselva y oscura por el deseo trepo, ávida, para saciarme de ti. Mis manos aletean cual mariposa en tu pistilo de amor y, en gratificación a mi dedicada labor, manan ríos de vida en una emisión asombrosa. Siento un río de lava coronar mis turbados ensueños. Bebo tus lágrimas de goce, con devoción de geisha, mi eterno amor. Palpo, la causa de mi éxtasis, suavemente, palmo a palmo, devolviéndote gramo a gramo los kilos de placer disfrutado.


ANGEL Y DIABLO
Thania J. R. P.

La Gran Norbeida. Un punto en la nada, sin mayor significado que una hora de cuerdas. La cuenta regresiva comienza: cincuenta y nueve panes, cincuenta y ocho panes... ciento sesenta. Cuentas que no requieren licencia, pero hay una para todo y así conducir sobre cráteres de carreteras, un iceberg pasional, paradójicos sentimientos. El resto es riesgo, desatino, mentira, alucinación, quimera, consolación. Un lugar en el camino a una ilusión posiblemente rota a futuro por otra que destile clavos y canelas, para hacerlo bien, probarlo todo a la vez, y negarlo, como maquillaje de payaso. Es que si la levadura no levanta, también los perros envejecen y se vuelven almas santas, se olvidan las fechorías y hasta los caros pañales. ¡Qué bendición quererlos tanto! Por eso miro estrellas que dibujan afiladas caderas, mientras sudando, enderezo torcidos que ponen el mar rojo embravecido y al cielo rompen en pedazos cuando cae mi cabello superficial de acetato. Sólo hay caminos sin abismos con panes; después de cocinarlos tan rico no saben. Mejor: masa cruda anhelante, impaciente... Y empalagadas las aves alzan vuelo y a lo lejos lanzan destellos hurtados a estrellas reverberantes donde titilan extraviadas mis cuencas; pero ellas a nadie curan de espanto en la tierra. Quizá llegue al gran salón y el baile acabe el trecho de millones de pasos por dicha y quebranto; números que no suman ni restan, y entretanto el suspiro observa tu silueta que se aleja por el mismo callejón, cada día con una almibarada expresión, y en la noche de sol ardiente con mutismo de silbato, viento desnudo, sueños descalzos. Razón de-sastre sobre panaderos: invitar a una quieta desesperación subraya la momia humana que muestra su todo sórdido, turbio, viscoso, y desatiende números de bellezas risueñas. Su intervención produjo una rabia diabólica, extrema, al brazo llenó de obstáculos y lo hundió en el cráneo. Es debido al poeta que en busca de solución, un extraño proyecto su mente cruzó, y entretanto sospechas que de esto se desembarazó.


NEBULOSO
Pastor Aguiar

Era nebuloso, abuela en brumas y unos tíos de nunca haberlos visto rompiendo las paredes para que hubieran puertas.
Éramos adentro solamente, lo sentía en aquella piel rota a mandarriazos.
Grité que miraran por mis ojos, pero abuela cantaba unas palomas en desuso, y mi madre de pronto mordiéndome la lengua con ocho no confieses que sólo tú me ves.
Así gritar quedó deseo y los golpes cólicos con nombres y apellidos. De repente olvidamos las puertas: Los tíos eran nómadas pastando por la casa.
Si el sueño fuera real, sería un martes. Cada martes lo vivo los domingos para ver si seré mis consecuencias.
Si fuera un sueño no estaría quemándome: Encendieron un fósforo en mi hígado los vecinos de al lado.
- ¡Ve, tío Joaquín, abuela, Antonio; Agapito el borracho, ve también!
Están gastándose una danza entre botellas. Vuelvo y grito.
- ¡Tengo una bomba atómica debajo de las piernas, levántenla conmigo y vayan a matarlos!
Creo que entonces fueron, porque desperté en un miércoles cualquiera.


F.S.R.Banda

Y ahí en medio del bosque en medio de la tarde soleada en medio del invierno en sequía vino tu voz a buscar el lobo solitario que vagaba husmeando el perfume perdido de los frutos del árbol prohibido que crecía en medio del alcanzado paraíso. Y en medio de los ramajes del naranjo y la garras hirientes de la zarzamora encontré la puerta a los susurros de las delicias del pecado original, la puerta, fisura o grieta por donde alcance a tocar la piel enternecida y trémula que también vagaba buscando el silencio repartido entre las palomas y los cauces de los grandes ríos cercados de verdes gramas y altas selvas de orquídeas y de algarabías de pájaros. La tarde fue culminando antes de los arreboles en un rito sagrado, en la ceremonia secreta que la distancia no aplacó con sus muros ya resquebrajados, y en la quietud silenciosa dos enamorados se supieron enredados en sus desesperos hasta la culminación del destello compartido. Y en sus propias manos estuvo el fulgor y la caricia, el beso atrapado en los labios sedientos, en el roce delicado y su íntima consistencia, y en el último instante esplendoroso de esa comunión que vence la muerte. Y hubo después en la mañana siguiente la revelación de dos breves diamantes en el borde húmedo y oloroso de la voluptuosa vertiente sobre el oscuro musgo cautivo, y una paloma asomada con su erguida tibieza inhiesta y dos palomas en el orgullo suave y carnal de su vuelo. Mientras allá en medio del bosque el sol iluminaba el sitio exacto donde la férvida vertiente, el musgo oscuro y las tibias palomas fueron imaginados con la ferviente adoración de un vasallo rendido a su soberbia y hermosa soberana. Y en el hoy de la mañana y en el allí de la tarde de la víspera entre el revoloteo de palomas un lobo ermitaño sigue rastreando las huellas del dulce galope de la fina potranca en la mullida grama, con el hambre viva, otra vez, en su delirio de acechador inconsumado, de cazador vencido, de bestia domada por el arrullo encendido de evanescentes palomas. Y en el ahora aun persisten la voces instaurando un romántico dominio sobre el perfume del florecido árbol prohibido del alcanzado paraíso, sobre el bosque de la tarde soleada del invierno sin lluvias, sobre el naranjo y la zarzamora, en los goznes de la puerta a los susurros del pecado original, y también en la piel enternecida por el álgido ceremonial consumado. Vale.



Revista PARADOXAS N° 175
3 de Agosto de 2012

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