PARADOXAS
REVISTA
VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO
Año
XIII - N° 230
INDICE
ELLA AVISA QUE SE PONDRÁ A TEJER CROCHET - Rosana
Bustamante Gamboa
CUÉNTAME TÚ - Beatriz Graciela Moyano
AJENA VIDA - Francisco Townsend
TEMPRANA FUGA - André Cruchaga
¡VEN CON EL MISMO VESTIDO DE AYER! - Rosana
Bustamante Gamboa
EL DIA SIGUIENTE - Ivonne Concha Alarcón
Plagiando a Borges. - Francisco Antonio Ruiz
Caballero
VIAJE AL OTRO INVIERNO - F.S.R.Banda
NOTICIAS DEL IMPERIO (Fragmento) - Fernando
del Paso
EDITORIAL
"Mientras escribía [su último libro], por primera vez me
asusté, no me había pasado con mis libros anteriores, pero esta vez fue algo
muy intenso, como un derramamiento de sangre, un flujo que no podía controlar.
Y aquí quiero llegar a una cosa fundamental: el lenguaje poético es
profundamente autónomo, discurre solo. Yo sentí mucho en este libro un trabajo
de escisiones profundas en el lenguaje. Cuando se habla del tono polifónico en
mi trabajo, eso se debe a muchas escisiones que he tenido que arrastrar. Somos
personas profundamente escindidas. Tengo claro que la musa que siempre me ha
acompañado es la musa de la contradicción abyecta. No hay poesía si no hay
contradicción: negación y afirmación simultáneamente"
Bruno Vidal, el poeta de Punta
Peuco.
Pirateado de El Mercurio,
suplemento Artes y Letras, enero 8 de 2017. Vale.
N. del E. Cito: “Un
escritor, contrariamente a la opinión popular, no escribe libros. Un escritor
escribe textos”. En ‘El Arte Nuevo de Hacer Libros’, Ulises Carrión, 1980.
El Editor
ELLA AVISA QUE SE PONDRÁ A TEJER CROCHET
Rosana
Bustamante Gamboa
para detener el
impulso de escribir
sobre las hojas
de los árboles
que tienen su
casa plagada de diptongos
hiatos, y verbos
en pluscuamperfecto
sin mencionar
todos esos renglones llamando
a un amado que
se hace el leso
y nunca baja de
la cordillera donde observa
zorros chillas y
otras especies en peligro de extinción
¡y qué decir de
esas palabras reposando en los almácigos!
buscando una
felicidad con la que se soñó
sobre los áticos
de una niñez, en los campos de Maipú
donde se comía
higos y cuidaba perros sin nombre
que ahora
resuenan en medio de las faenas
que nunca se
terminan porque las palabras
están soldadas
en esa lengua que no reposa
y se atraganta
con tanto color de las sílabas
que en tres, dos
y un golpe de voz, señalan el nombre
de aquel
guerrillero que duerme
abrazado a los
macizos de Neltume.
CUÉNTAME TÚ
Beatriz
Graciela Moyano
(Al buen escritor y gran amigo José V. Valdéz)
Tú hombre
navegante, que has devorado mar
Qué has soñado
embrujado de murmullo
Qué bañaste tu
cuerpo en brillo de estrellas
Y quemaste la
piel a puro viento salino y sol.
Tú, callas las
melancolías y nostalgias, cuéntame
Cuéntame la
inmensidad del verde azulado
Esa mística
existencial sobre nobles delfines.
Dime lo que
quieras, certezas, vivencias o quimeras.
Tú que aspiraste
libre, la brisa y su sal en proa
Cuéntame,
sensible hombre de mar, ¿es cierto?
¿Esos bellos
seres acompañan navegantes?
Cuéntame, la
furia del implacable viento, sus azotes.
Las lunas y sus
fases, cuéntame algo de los puertos
O el sol allá en
lo infinito al amanecer, cuéntame tú.
AJENA VIDA
Francisco
Townsend
Hubo un instante
en que se dio cuenta de que la vida era suya
No fue en los
inicios cuando correteaba detrás de los gorriones en el patio de los nogales
nortinos
Ni cuando jugaba
a la pelota en el patio del colegio con nombre en ingles y pronunciación local
Fue mucho más
tarde de cuando ya se había enamorado profundamente
De decenas de
mujeres silenciosas a las que nunca habló
Fue mucho
después incluso de conocer la magia del amor carnal
Incluso después
de vivir con su mujer de antes y después de vivir con su mujer de después
Fue en un
instante de lucidez extrema jugando con su última amante
Agradeciendo por
todo lo que había tenido, fue ahí cuando se dio cuenta que la vida era suya
Y a pesar de
todo, no se atrevió a tomarla.
TEMPRANA FUGA
André
Cruchaga
Súbitas calles
muerden las sombras de mis pies. Hienden las sienes
las hienas
sordas de la negrura; ciegas las infancias del ojo indefenso
ante el olfato
roto de las alambradas.
Uno acaba
cambiando de piel ante la polvareda, o la carcajada abierta
que nos desafía.
A veces sólo queda cruzarse de brazos, adelantarse
a los horrores
de la noche,
morder el
pescuezo siniestro de las deshoras, jurarle a la reúma
del poder sobre
las migajas, o encasquetarse en la boca
de los sombreros
sin posibilidades de retorno.
Jamás se retorna
a las mismas aguas, aun cuando giman las culpas.
En los
alrededores de los sueños, hay necesidad de tocarle las manos
a las horas,
precipitarse en las caligrafía de los cadáveres,
repasar las
lápidas quebradas del aliento.
Ahora únicamente
sobrevivo al ronroneo de la apariencia, al grito
desordenado de
los candiles, al párpado quemado de premura.
Soy convicto de
penurias, y confesas verrugas que de seguro requieren
más de una
cirugía. Leo desde el calorcito de las cloacas.
Me divierte a
fin de cuentas el fastidio, esta herida abierta que nunca
fue curada (me duele evocar la saliva de tu boca, no
regresar al umbral
de tus muslos. Me duele el frío en mis manos.
Me duele pensar en los condones reales de la soledad y
obligarme
a un tiempo de vómitos de tedio y a yermos
ardimientos.)
Barataria,
04.I.2017
¡VEN CON EL MISMO VESTIDO DE AYER!
Rosana
Bustamante Gamboa
y esa soltura de
tus caderas/ la exquisitez de la voz cuando dices Luis Emilio/ esos cabellos
que no saben por dónde caminas mujer/ y los besos que te cubren el agraciado
pubis/ ven con la sonrisa y tu bolso de crines/ por donde puedo mirar las
piernas pintadas/ por ese océano donde piensas los lunes/ y alborotas las
arenas pegadas a tu almendrada piel/ donde quiero dejar escapar los años de
espera/ desnudo y recogido en mi propia memoria/ que quiere desvestir tu
parloteo por debajo de los muslos y entre medio/ donde tienes esa paz que
reposa cuando te imagino.
EL
DIA SIGUIENTE
Ivonne
Concha Alarcón
Las manos
encadenadas a la piel desnuda tintinean nerviosas, van a hurtadillas buscando
el rosario cautivo, rompiendo los cristales tornasol del alto castillo de
mármol de chocolate azul. Los dedos desjoyados se entrelazan curiosos
desconociendo la ruta del camino a la cima mientras el viento mueve las plumas
del atrapasueños curioso y tal vez hasta celoso perdiéndose entre las lágrimas
de la lámpara antigua de aquel viejo lugar de altos campanarios. Los ruidos
guardan silencio, hoy no están curiosos, no están hambrientos de pasión, solo
duermen cansados de los ajetreos que dejaron los empedrados caminos de la
curiosidad horrorizada de romper los hielos del abandono del placer solitario.
Recorrerá mi péndulo de acero esas andanzas por mi piel que hacían gemir los
sueños apegados a los cantos gregorianos de la soledad lejana. Hoy seré solo la
anémona de mi propio paraíso, la primavera que siempre revive el corazón de su
propio principado en el que vives tú mi pálido sol encumbrado entre los rayos
que cruzan el arcoíris dejando dudas de la existencia de un próximo verano...
Plagiando a Borges.
Francisco
Antonio Ruiz Caballero
El Espejo de
Tinta. (Homenaje a Jorge Luis Borges, léanlo, es un autor soberbio).
II.
En la cámara de
palacio de Yacub el incienso se quema. Hay tres pavos reales presenciando la
escena. Una piel de guepardo extendida tapiza azulejos dorados, yeserías de
mármol, y ladrillos amarillos, donde los mocárabes se cruzan con los
damasquinados y se repite siete veces el nombre de Alá, bendito sea, para que
ningún hereje cometa pecado. Abderraman el Masmudi está frente a Yacub, y
suplica y se duele, y suplica, y se llora, y tiembla como los dientes en una
noche de invierno, y siente un escalofrío desde la pies a la nuca. Y su miedo es
tan grande que pudiera decirse que todos sus esfínteres se hayan sacudidos. Y
su miedo es tan grande que daría su alma, si no fuera el muchacho tan bueno
como un lirio. Abderraman el Masmudi está frente a Yacub, y tiembla como el
timbre que se toca en las puertas, y suplica le dejen un minuto de vida para
ofrecer a Yacub un minuto de magia. Yo te haré ver maravillas sublimes si no
tomas mi vida ni me mandas el verdugo.
III.
Una onza de
Benjuí y semillas de cilantro, arden en un brasero de bronce con la forma de
una cobra. Yacub pide a Abderraman que le muestre: el abismo sin fondo en que
la tierra se sostiene, los peces de colores turquesas de las riberas de Indico,
la maquinaria del cielo que hace mover la luna, los ángeles de cabellos rubios
que cantan en la aurora, y los que tañen las campanas cuando cae la tarde y
cantan sobre las aguas tranquilas de los lagos, las sirenas que esconden los
fondos marinos, los artilugios de guerra de los infieles, los tesoros que hay
en el fondo de la tierra, los dhijng que bailan en las tripas de los volcanes,
los monstruos que esconden las selvas tenebrosas, y los leviatanes de las
profundidades oceánicas, las perlas que surgen en el seno de las ostras, los
instrumentos de música de los querubines, los diez mil ángeles que hay en la
pupila de una muchacha, los colibríes de colores rojos y azules, y las
libélulas doradas que hay en el paraíso. Le pide que le muestre los guerreros
de la China, y los soldados que protegen la tumba de los emperadores, le pide
que le muestre los tintes vegetales con los que los pintores infieles diseñan
sus dibujos, le pide que le muestre las esencias vegetales y los venenos que
matan sin causar dolor, las plantas comestibles y aquellas que hacen daño, y
los animales feroces que esconden las plantaciones. Le pide que le muestre la
ciudad llamada Europa, y los asesinos que se esconden entre los arrabales.
VIAJE AL OTRO INVIERNO
F.S.R.Banda
El color de los
ojos de Marianela en cierta tarde mirando el atardecer, un violeta y un verde
fosforescente en la esquina que daba al mar hacia el poniente y donde todo era allí, la angustia de extraviarte y
la ansiedad por volver a encontrarte, la ventolera y la lluvia que arrecia
desde la altura de los bosques oscuros con los ulmos de blanco florecidos, los
dados que jugaban cada uno a su aire su pequeño azar instantáneo, la noche de
las cinco lunas estrelladas que la memoria guarda como fugaz destello del ahora
imposible, la suma y sus cansancios, el río ancho lento con sus aguas casi
quietas bajo la lluvia que es todas las lluvias, el silencio que es todos los
silencios, los del verbo encarcelado y los que se escondieron en las cenizas de
los rescoldos de la dulzura de [tu voz] las voces ya sin rostros, el preciso
matiz de unos labios despintados por la turbulencia de una noche de besos y
susurros, este invierno que posee el encanto de lo probable y la certeza del
vacío, la lluvia, siempre la lluvia como si lloviera en otro invierno, el vino
que busca en la contingencia la derrota o la victoria, ambas inútiles en la
hora tardía, la cata de los whiskies de los aromas perdidos, con esos sabores
que se quedan doliendo para remarcar la nostalgia, un sol que nunca amanece y
una luna ciega, y el vaho de los montes sobre la fría mañana, ese breve
invierno donde la voz se curva desesperada y desaparece.
Post data.- Ese
nombre es un simulacro o un espejo que no refleja sus ojos en su vértice
esencial. Ese violeta y ese verde fosforescente son solo antiguas y veneradas
reliquias de un desértico territorio, quizá la antípoda climática de este otro
invierno.
Desde la ribera poniente del Estero Yerbas Buenas, 18
al 20 de febrero de 2017
NOTICIAS DEL IMPERIO (Fragmento)
Fernando del Paso
I - CASTILLO DE BOUCHOUT - 1927
(Fragmento del fragmento)
Hoy ha venido el mensajero a
traerme noticias del Imperio. Vino, cargado de recuerdos y de sueños, en una
carabela cuyas velas hinchó una sola bocanada de viento luminoso preñado de
papagayos. Me trajo un puñado de arena de la Isla de Sacrificios, unos guantes
de piel de venado y un enorme barril de maderas preciosas rebosantes de
chocolate ardiente y espumoso, donde me voy a bañar todos los días de mi vida
hasta que mi piel de princesa borbona, hasta que mi piel de loca octogenaria,
hasta que mi piel blanca de encaje de Alenzón y de Bruselas, mi piel nevada
como las magnolias de los Jardines de Miramar, hasta que mi piel, Maximiliano,
mi piel quebrada por los siglos y las tempestades y los desmoronamientos de las
dinastías, mi piel blanca de ángel de Memling y de novia del Béguinage se caiga
a pedazos y una nueva piel oscura y perfumada, oscura como el cacao de
Soconusco y perfumada como la vainilla de Papantla me cubra entera,
Maximiliano, desde mi frente oscura hasta la punta de mis pies descalzos y perfumados
de india mexicana, de virgen morena, de Emperatriz de América.
El mensajero me trajo también,
querido Max, un relicario con algunas hebras de la barba rubia que llovía sobre
tu pecho condecorado con el Águila Azteca y que aleteaba como una inmensa
mariposa de alas doradas, cuando a caballo y al galope y con tu traje de charro
y tu sombrero incrustado con arabescos de plata esterlina recorrías los llanos
de Apam entre nubes de gloria y de polvo. Me han dicho que esos bárbaros,
Maximiliano, cuando tu cuerpo estaba caliente todavía, cuando apenas acababan
de hacer tu máscara mortuoria con yeso de París, esos salvajes te arrancaron la
barba y el pelo para vender los mechones por unas cuantas piastras. Quién iba a
imaginar, Maximiliano, que te iba a suceder lo mismo que a tu padre, si es que
de verdad lo fue el infeliz del Duque de Reichstadt a quien nada ni nadie pudo
salvar de la muerte temprana, ni los baños muriáticos ni la leche de burra ni
el amor de tu madre la Archiduquesa Sofía, y que apenas unos minutos después de
haber muerto en el mismo Palacio de Schönbrunn donde acababas de nacer, le habían
trasquilado todos sus bucles rubios para guardarlos en relicarios: pero de lo que
sí se salvó él, y tú no, Maximiliano, fue de que le cortaran en pedazos el corazón
para vender las piltrafas por unos cuantos reales. Me lo dijo el mensajero. Al
mensajero se lo contó Tüdös el fiel cocinero húngaro que te acompañó hasta el patíbulo
y sofocó el fuego que prendió en tu chaleco el tiro de gracia, y me entregó, el
mensajero, y de parte del Príncipe y la Princesa Salm Salm un estuche de cedro donde
había una caja de zinc donde había una caja de palo de rosa donde había, Maximiliano,
un pedazo de tu corazón y la bala que acabó con tu vida y con tu Imperio en el
Cerro de las Campanas. Tengo aquí esta caja agarrada con las dos manos todo el
día para que nadie, nunca, me la arrebate. Mis damas de compañía me dan de
comer en la boca, porque yo no la suelto. La Condesa d'Hulst me da de beber
leche en los labios, como si fuera yo todavía el pequeño ángel de mi padre Leopoldo,
la pequeña bonapartista de los cabellos castaños, porque yo no te olvido.
Nota.- La tercera novela del escritor mexicano Fernando del Paso,
Noticias del imperio (1987), se desarrolla alrededor del Segundo Imperio
mexicano (1862-1867), sobre todo respecto a los emperadores Maximiliano
(1832-1867) y Carlota (1840-1927). Esta novela posee un total de 23 capítulos,
de los cuales solamente los impares están narrados por el personaje de Carlota,
mientras que los pares poseen distintas voces narrativas. Los capítulos impares
son doce en total y todos presentan el mismo título: "Castillo de
Bouchout, 1927". Este discurso poético presente en los capítulos impares
refleja la condición mental de Carlota, es decir, muestra la corriente de
conciencia de este personaje.
La
forma de poema es una desgracia pasajera.
Osvaldo
Lamborghini, “Die Verneinug”, 1977.
Revista PARADOXAS N° 230
1° de marzo de 2017