martes, 14 de mayo de 2013

PARADOXAS Nº 180


PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO


Año IX - N° 180


INDICE

CASUISTICA PERSONAL - F.S.R.Banda
EL RITUAL DE LAS MUSAS - Maria de los Angeles Roccato
EXUBERANCIA DE LOS SENTIDOS - Beatriz Graciela Moyano
DECEPCIONADA... - Ivonne Concha Alarcón
BESOS - Nieves Ma. Merino Guerra

EDITORIAL

“…la categoría de neobarroco…, entendida como lo entendieran Carpentier, Zarduy y el mismo Lezama Lima, esto es, la cualidad oscura e ininteligible de los textos, la sobredecoración, la autocomplacencia en el lenguaje mismo. Para Carpentier y Lezama, el barroco es el arte auténticamente hispanoamericano. Carpentier llega a reclamar que el barroco es una constante universal, es decir un espíritu y no un estilo, que va desde la escultura precolombina hasta el presente de la novela. Para Severo Sarduy, el barroco hispanoamericano es la irrisión de la naturaleza en su alarde de artificialización. Para Lezama lo barroco no se limita a la expresión formal, sino a todas las formas imaginables de la vida: desde el lenguaje y las comidas hasta el vestuario, que surge de una heroica pobreza. No se trataría de un arte de la contrarreforma como en Europa, sino, por el contrario, de un arte de la contraconquista.”

Así escribió Oscar Galindo V. en Neomanierismo, minimalismo y neobarroco en la poesía chilena contemporánea. Vale.

El Editor


Negro, Azul, y Verde.
Francisco Antonio Ruiz Caballero.

Esta Noche he soñado con pájaros.
Esta noche he soñado con pájaros. Un sueño precioso. Lo que sigue es el relato que me ha motivado el sueño que he tenido.

Negro, azul, y verde. Palomas oscuras, colibríes, pavos reales, mariposas, lilas. Mi sueño tenía un extraño ave del paraíso, de pluma deliciosa y delicada. Se elevaban palacios colosales de oro y lapislázuli, sobre cascadas de fuego negro, sobre cascadas de fuego azul, llevaban los ángeles plumas iridiscentes, el arcoíris, roto y desgajado, cascado, dejaba ver sólo sus colores más fríos, y puros, y el piano mostraba sus notas más añiles y agrias. El ave del paraíso desplegaba sus bellísimas alas negras y azules, verdes, con un antifaz de color fucsia en los ojos, y la tensión era máxima en el roce de la uña en el arpa. Los palacios tenían muros ciclópeos con las paredes grabadas por yeserías de piedra con extraños e indescifrables signos, y arbotantes y contrafuertes y pináculos de astillas de berilos, de poliedros crisoberílicos, herían el aire enigmáticos y crueles, como filos de miles de puñales lascivos de oro azul. Alguien, un loco quizás, tocaba el piano y extraía de sus entrañas de melodías azulísimas, notas de lirios y de pomelo y mandarina, agridulces y aciamargas, fresquísimas, de hielo puro, que a la luz de la luna eran zafiros y esmeraldas, y yo descendía a la sima con la esperanza de cazar ese ave del paraíso, negro, azul, y verde, de mi sueño, yo quería el ave, y yo era ese ave, y el ave huía, alzaba su vuelo sorprendente, y escapaba, envuelto en centellas azules, imposible de cazar y de tener. En la negra sima los resplandores amarillos y rojos, los rubíes más caros y preciosos, los relámpagos de níquel fantástico, los láseres de iridio, el azúcar más dulce de la tierra. Negro, azul, y verde. Así era el fantástico pájaro, y los palacios de oro azul se elevaban majestuosos sobre cascadas de fuego negro, que caían hacia el espacio insondable de la noche profunda, y miles de estrellas sobre los extraños torreones también caían como una lluvia de azules brillantes. Estaba loco, el ave se me escapaba y yo quería ser el ave porque el ave era la belleza, y en mi sueño ¡¡¡¡cuánto arcángel había de alas negras¡¡¡¡. La noche tenía olor a naranjas y a liquen, la escarcha rozaba con su tacto de muerte el filo de las hojas de los geranios, el frío tenía alfileres y agujas de cristal finísimas, y poliedros de cristal fucsia se asomaban a las corolas de las rosas. Los zigomorfos lirios violetas y amarillos, y las orquídeas fucsias estaban en mi sueño, en el ave azul y negra, en el exquisito pájaro de violetas sorprendentes. Me hubiese gustado ser cetrero. ¡¡¡¡Ven, ave enigmática de color prodigioso¡¡¡. ¡¡¡Huye, ave enigmática de mi, vuela libre, regresa¡¡¡¡¡¡¡¡. Elevada tu majestad de archiduque bellísimo. Oh rey de las aves. Me hubiese gustado ser cetrero. Para poder llevar el glamour en mi brazo. Para alzar la poderosa ave del paraíso, corales de la selva preciosa. Azul, verde, y negra. El ave era exquisita, un signo de admiración pluscuámperfecta, ¡¡¡¡¡¡cuánto arcángel había en mi sueño¡¡¡¡¡ de alas iridiscentes, hubiese querido dormir mil años, pero me desperté y habían huído. Durante un instante sonó una música venida de la sima de la belleza perfecta. ¡¡¡¡¡¡Cuánto hubiese dado por dormir mil años¡¡¡¡¡¡¡. El soberbio ave movía sus negras alas, azules y verdes, ¡¡¡¡qué fantástica belleza la del bicho¡¡¡¡. Sólo para mis ojos cerrados, en un sueño de cristales fresquísimos. ¡¡¡¡¡En el despertar estaba tan lejos de la gloria¡¡¡¡¡¡. Me hubiese gustado ser cetrero, para poseer esa belleza en mis brazos. Os juro que no había visto ave más bonita. Y era tan sólo un sueño.

(Esta noche he soñado con aves del paraíso y pavos reales, un sueño superguapo, pero que ha durado poquísimo). (Joder, este relato es más largo que el sueño que he tenido, y mucho más mediocre, mi sueño era la ostia, pero ha durado poquísimo). (No creo ni que exista en la realidad de la naturaleza el Ave con el que he soñado esta noche).


CASUISTICA PERSONAL
F.S.R.Banda

“El individuo efímero, perdido en la jungla inextricable de los reflejos y los responsos, recibe durante un instante la impresión (o la ilusión) de entrever la topología del laberinto”
Approches de l’imaginaire. Roger Caillois, 1975.

El contracrepúsculo de los destierros inmóviles, las libélulas extraviadas en las umbrías copas de los árboles, el canto de las aguas en las bajantes perentorias, la delicada e indescriptible sensación que antecede a la lluvia o a las frescas noches del verano, la reverberación del pasto bajo una brisa continúa y leve, persistente en su desarmada oquedad cólica, los ojos brujos de una mujer inmortal o aquel rictus como un dejo de hastío que le besaba la boca cuando no me miraba, el violeta difuso de los jacarandaes agonizando de estío, lo que imaginamos que soñamos, la pequeña soledad de una calle en la madrugada con su garúa y sus palomas desquiciadas, el esplendor de las rosas mustias cuando se van convirtiendo en papel reseco, en palimpsestos indescifrables, aferradas con esmero a sus hermosas brevedades primaverales, las huellas evanescentes de la vagancia entre el asombro y el éxtasis por los tejados de los pueblos abandonados, por las acequias de los barquitos de la niñez, por la esquina donde la maga se incrustó en los huesos con su metal de silencio, y por la miel incorruptible de cierta noche en que se me fue convirtiendo en esfinge, la zarza ardiendo en el otro desierto (y no fui digno de la revelación), el despliegue del humo de la hoguera que me consume, el vino agrio del castigo, y el vino dulce de la consumación, la muerte quieta, sosegada, acechando con su guadaña y su ábaco, el libro de las constelaciones y de los espejismos, los laberintos que construyen las hormigas y los que arrastran los caracoles, el tan lejano perfume de las azucenas y el irrecuperable verde furioso de la calas, la luminiscencia de las luciérnagas y las noctilucas separadas por el tiempo y la distancia pero que convergieron en la misma fascinación ante su prodigio irreal, el aroma reverente del incienso y los cánticos de un diciembre que sigue sucediendo, la voluptuosidad decantada en una piel que se dejó acariciar solo para marcar a hierro su recuerdo, el rasgado de las vestiduras en la certeza de la imposibilidad del amor, las amapolas y los gladiolos y las dalias que fosforecen en sus colores cada vez que sueño un jardín, la gran morera de la casona cuando niño con mi padre, la tierra magra de arenas y caliches, de las retorcidas ágatas desesperadas, de los sílices de improbables puñales, del destierro donde iban a morir todos los crepúsculos.


EL RITUAL DE LAS MUSAS
Maria de los Angeles Roccato

Entre los guijarros el agua se deshilacha en inquietantes reflejos y el horizonte se tiñe en pinceladas rítmicas con los últimos rayos solares delineando un reguero de rojos magentas que dejan su último temblor en los pastizales y multiplica en la hondonada sus sombras, invitando a las lagartijas a refugiarse en sus madrigueras. El lucero resplandece ante la huida del sol. La yegua relincha buscando cobijo en el arenal. La dama del cielo asoma la empolvada cara y destila gotas de plata enlazando amores perdidos. Los grillos con su reiterativo canto, intentan con los silfos concretar conciertos. Entre las piedras que aún conservan el palpitar del implacable sol, “ellas” con delicado accionar de sus dedos despiertan al rubí, azabache o miel de sus cabelleras, descubren la anatomía frágil de sus cuerpos y se desentumen lentas para entregarse al placer del vuelo creativo. Humedecen la piel en las aguas del río. Relucen. Ojos de avellanas maduras, de chispeantes esmeraldas o de negras obsidianas que parecen descubrir con inocencia de niño cada detalle degustando el aroma inconfundible de las magnolias que seductor cabalga en la brisa y se deposita en sus labios de fresas maduras. El rayo de luna las toca, etéreas se vuelven. Son diosas, princesas, ninfas musas que despliegan sus alas estallando en sonidos broncíneos y carreteando se elevan cual barriletes de ondulada cola, penetran las nubes, viajan en bergantín áurea, navegando febril hasta las estrellas tocar. Derriban distancias entre Marte y Júpiter o Saturno y Venus, husmean vocales, consonantes saborean, dejan fluir a corchetes y comas, seleccionan vivencias y sentimientos y que con propiedad artesana atesoran y engarzan. Vestidas de soles y polvo de luna, a la tierra vuelven, feliz aterrizan sus alados pies. Sonrientes, hechizadas y hechizantes toman la pluma, el cincel, los pinceles y a crear se dedican con estremecedor ahínco. Diseñan curvilíneos cercos de sueños, geografías de múltiples formas, vitrales, arcos y arcadas coreografías de exquisita belleza, manantiales de tintes, complejas urdimbres de versos y tramas sonoras.
Es el Ritual diario de la esencia desbordante y manifiesta de las Musas que en espiralados y trascendentes susurros recalan y se anidan en las almas sensibles generando el Arte en todas sus disciplinas.


EXUBERANCIA DE LOS SENTIDOS
Beatriz Graciela Moyano

No sé cómo ni porque me extravié en una nube tóxica entre tu mundo y el mío y me encontré aquí en este costal de fastidio y empalago sacudiendo la azotea del pensamiento como si fuera un abanico de estrellas oscilantes que titilan histéricas, hay muchedumbre bulliciosa y sin embargo, es la soledad más profunda donde se silencia la exuberancia de los sentidos. En la mesa de un café en la ciudad de la furia, la solitaria escribiente sigue anotando los dictados misteriosos y azules de la memoria nostálgica, que busca y consigue rozar el terciopelo suave de las palabras. Compases de música que vagan a lomo de recuerdos y brillan color, como pájaros que cambiaron plumaje. Hay un acople oscuro de silencios que huelen a muerte, muerte confusa y cruel de ternura ausente cuando encuentran los destellos aparentes que convergen desde otras costas y como cardúmenes gélidos los peces de aguas frías desovan en el río profundo para emigrar después, porque saben que siempre hay un después en el río de los camalotes floridos y llano caudal, exuberante en la crecida. La escribiente sonríe a veces y eleva la mirada, sabe que un día los pájaros sobrevolarán el cauce del litoraleño río y éste se hallará revuelto, furioso y sin amparo posible.


DECEPCIONADA...
Ivonne Concha Alarcón

Entristecida ella camina por las calles, cabizbaja, triste, dolida, pensativa, se siente desamparada, desilusionada , trata de entender porque se siente mal, no lo consigue, concluye que ya no puede seguir con aquel hombre, su pareja de varios años, al fin se da cuenta que todo ha sido producto solo de su imaginación, un espejismo alojado en su cerebro, ya no lo ama, no lo desea, todo se quedó en las profundidades de su intelecto, ya no más, no es amor, solo una amistad que nada tiene que ver con el amor real, se siente ahogada, el frío se siente en su entorno, las calles están vacías, desoladas, las hojas en el suelo, humedad, frialdad por todos lados, en su fuero interno, en el espacio subjetivo, en el objetivo, tanto como lo está su corazón, no desea seguir pensando, no sabe qué hacer, tendrá que decirle que no quiere seguir atada a él por compromiso, los años juntos, el agradecimiento por su compañía durante todo este tiempo le pesa en el alma, se siente atada a él solo por cumplir no por amor, menos por deseos, eso quedó atrás hace tiempo, ya no le gusta siquiera pensar en ellos, no vale la pena, él tuvo la culpa, él es responsable de matar todo el amor que le tenía, quizá ni se dio cuenta que ya no lo quiere ni siente nada por él, su gran egoísmo natural no le permite darse cuenta que ella no siente, no disfruta... solo los une el recuerdo de una antigua y desmedida pasión que dejó de existir , fue su culpa, no cuidó esos deseos que tanto placer les daba, el prefirió buscar otros labios, otros cuerpos, otros deseos, así de simple, fácil, amores nulos, desechables, personas que no dan valor a los sentimientos, emociones, no saben ser sinceros hasta que matan lo bueno que tienes en el alma. Ahora solo le quedan los recuerdos materiales, aquellos muebles envejecidos sin valor, telas deshilachadas, raídas por el tiempo, descoloridas, tanto como están ellos, así ve todo su entorno, siente que no hay ni una sola razón para seguir adelante, el gélido frío hace desesperar su corazón, siente escarchada, petrificada su alma, los pies se pegan al suelo duro, agreste, no sabe cómo avanzar, así siente su vida, atascada, endurecida, herida, siente tanta decepción por todo lo que está viviendo, quiere abandonar , botar , no recoger lo material, menos quiere coger los recuerdos grabados en aquella vida absurda…si, ella está decepcionada…muy decepcionada… suena el ring de su celular, despierta asustada…¡¡ohh era solo un sueño!!, se despeja, se levanta, tiene que ir a su trabajo…la vida continúa… la vida sigue… recuerda que es sola, todo fue un sueño, un simple sueño…


BESOS
Nieves Ma. Merino Guerra

Saborea devorando y desbordando, y mi boca estará también deseando saborear la tuya, beber tus labios con derroche y sin medida hasta saciarme y después sentirme insaciable de nuevo. Besos que no agosten ni cansen. Besos que siembren más besos besando después de besar  sin parar un momento, besando. Besos de miradas, de roces, de caricias. Besos de palabras liberadas. Besos de pieles que se abrazan. Besos salvajes sin tabúes. Besos tiernos que derritan. Besos con todos los nombres que se saben. Besos que  desean y son  deseados. Besos que encienden e iluminan la noche más oscura y tenebrosa y dan sombra bajo el sol que los abrasa celoso de su ardiente pasión enloquecida, fuego que arde y no quema, dona vida  Deseos, ansias, cada noche. Cada hora, cada día, cada año. Ésos besos que se descubren azarosos, como vírgenes primeros y se devuelven con pasión desenfrenada. Ahogados los dos en el suspiro de verse sin aliento, confundidos en silencio y clamor. Gemido intenso que es savia y simiente, ¿Será que es casi luna llena? ¿Será que se sienten muy cercanos? ¿Será tu fuego febril y deseado pre-sintiendo que tu amada los anhela? La noche se hará corta, sí, pero no son insanos nuestros deseos de entrega, de pasión, de amor que se funde en nuestros cuerpos hasta acariciar el alma, tocando el cielo con los dedos. Me recorres, te recorro en cada poro, en cada beso, susurrándonos palabras que aviven más nuestro fuego. La ardiente emoción que embarga cuando, unidos, nos alzamos en nuestra propia danza con gemidos musicales acompañando los sueños de sexualidad bendita, sin tabúes, sin recelos, sin temores, sin engaños ni secretos. Nos parecerá corta la noche pero será muy intensa, amor. Y al amanecer, abrazados, nuestros cuerpos satisfechos nos llenarán plenamente de renovados comienzos. Nos quedarán muchas noches, muchos momentos eternos donde saciar nuestras ansias y colmar nuestros deseos. Pasión, amor, entrega, sin duelos y sin lamentos. La sonrisa en nuestros labios heridos hinchados por nuestros besos. Y se hará corta la noche. Néctar de dioses tus labios sedosos, es pura ambrosia el sabor de tú piel. Maná que recibo de ti con derroche, con suaves caricias que enredan mi ser. Y sabes a miel, a menta y delirio en cada suspiro que roza mi boca. Me atrapas, me embriagas, me olvido de mí y fundo mi piel con tu piel en un solo cuerpo fraguando fragancias de amor y pasión. Me seduce tu aroma hasta la locura. Te envidia la rosa y te admira el romero en ésta simbiosis de olor a ternura que emanan nuestros cuerpos en uniones y anhelos.


Revista PARADOXAS N° 180
2 de Enero de 2013

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