martes, 14 de mayo de 2013

PARADOXAS Nº 184


PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO

Año IX - N° 184

INDICE

ASÍ! - Beatriz Graciela Moyano
SIENTE, AHORA - Beatriz Graciela Moyano
ENTRE POCOS ACIERTOS - Beatriz Graciela Moyano
FARO Y FIN - Beatriz Graciela Moyano
INTENSO - Beatriz Graciela Moyano
EL SILENCIO DE LAS ALGAS - Beatriz Graciela Moyano
HABLO DE INDIFERENCIA - Beatriz Graciela Moyano
MONARCA DE CERA Y AGUA - Beatriz Graciela Moyano
EMERGE AMOR AZUL - Beatriz Graciela Moyano

EDITORIAL

LO BARROCO
1545-1563 son los años del Concilio de Trento, momento en el que aparece el gran proyecto político-teológico de la Contrarreforma, destinada a recuperar las almas perdidas, las ovejas descarriadas a partir de un determinado diseño iconográfico. Ese diseño, que implica profusión, exceso de imágenes, será definido como lo Barroco. Así, se sostiene que los fieles irán a los templos atraídos por una mayor y deslumbrante ornamentación en las iglesias, y es justamente sobre esto que Lacan dirá que se hace una “exhibición de cuerpos que evocan el goce, pero la cópula está prohibida.” (1)
Lo Barroco se asocia con la exhuberancia, con lo infinito. Marca una inarmonía y una ruptura con lo homogéneo. “Es el pliegue que va hasta el infinito” (2), como si intentara envolver el vacío con esos mismos pliegues. Quiere negar las limitaciones, exaltar lo amorfo, la voluptuosidad de lo dionisíaco, contraponiéndola a la razón apolínea. Tanto en pintura, como en arquitectura y escultura, las imágenes voluptuosas, los dobleces y plisados, deben llegar a la fibra más íntima del sentimiento humano. Su intento es hacer sensible una fuerza espiritual infinita: otorgarle al hombre un mundo distinto al que vive, hacerlo pasar de lo terreno, limitado y formal a un espacio sin bordes, sin límites. Por eso, en esa exhibición obscena de los cuerpos, Lacan situará el vacío de significación. El barroco es el uso extremo de la retórica y su pura metonimia.
También agreguemos que, en el Barroco, las formas desbordan, se mire donde se mire, lo infinito atrapa, el pliegue oculta, genera enigmas, mientras que sostener ese enigma es la base de la religión; no obstante, sostener el enigma es asimismo el goce femenino. Pero desarrollemos esto último más despacio.
Para empezar, en tanto religiosidad, ese vacío velado por el Barroco desencadena la dialéctica de la creencia, una aparición de la nada: “Nada para ver, todo para creer.” (3)
Por otro lado, en el seminario Aún, Lacan afirma que no hay lenguaje del ser, pero sí existe “el ser del lenguaje”, vale decir, no hay otro ser que el del lenguaje. El ser se constituye en el acto de hablar, y así el lugar del sujeto es entre-líneas (inter-dicho, inter-dicto, donde se produce el amor). La relación sexual es la imposibilidad de la representación simbólica de una ausencia, y eso de lo que goza toda mujer.
Referencias Bibliográficas
1.- J. Lacan, “Capítulo 9” en Seminario 20, Barcelona-Buenos Aires, Ed. Paidós.
2.- G. Deleuze, El pliegue, Barcelona-Buenos Aires, Ed. Paidós.
3.- G. D. Huberman, Lo que vemos, lo que nos mira, Buenos Aires, Ed. Manantial.
Fragmentos escogidos por el suscrito de  “Lo Barroco y el Sexo” de Jorge Luis Leiva. Vale.
El editor


ASÍ!
Beatriz Graciela Moyano

Así, como regresando de una pesadilla, el desastre, el lamento y el silencio del día después, enmudece ante el panorama, se siente el clamor y desesperado por las faltas, personas amadas, mascotas, libros y recuerdos flotando en las turbulentas aguas que gritó el cielo…hay un solo placer, una suave frescura en la piel frente a la furia, manifestación impiadosa de la apaleada naturaleza. Es la conciencia que brilla, vibra en un espacio solidario contagioso ante la necesaria voluntad y son todos en amor y desvelo, en horas y días de unión y humanitaria en acción y resplandor única valoración del Ser cuando ofrece su energía con el pulgar en alto aprobando la ilimitada abundancia, cuando el deseo es dar sin condiciones para el que sufre el horror de las tempestades. Despertó una mañana, sin aroma a jazmines, el olor a humedad penetrando al aspirar desolación en medio de las multitudes, una y otra vez el regreso a la verdad del resonante “Yo Soy”, suavizando disidencias, sin escudos distintivos ni banderas, la luz envolvente violeta gira y gira en derredor, bendiciendo la transmutación de los errores cometidos, pidiendo perdón a la madre de todas las madres por ignorar sus leyes que gobiernan el universo, exculpados e inundados de agua y tristezas se agrupan las almas, miran el sol sin encandilarse, solo es esperanza. Que somos si no seres en constante proceso de evolución esperando la armonía, preparados sin juzgar ninguna actitud solo acompañando con solidaria sincronía del color del amor y la entrega. Así, como de regreso a la vida comenzar la nueva etapa de reconstruir sin los que no están, los que ya no volverán, inventando alguna esperanza para hacer más livianos los párpados que quieren cerrarse para no ver el pequeño mundo de afanes puros también flotar inertes. Cataratas de lágrimas entre los despojos y el dolor en silencio navegando las calles. Un beso, un abrazo conteniendo la maravilla sentida, afectuosa y verdadera para el que padece, más la ayuda que llega de mil distintas maneras para no perder flama que hoy se ve así...


SIENTE, AHORA
Beatriz Graciela Moyano

Allá donde esté su imagen, la persiguen sus ojos y sus pasos en sombras de silencios nocturnos, es un degradé de tenues latidos y en ocasiones sonidos estridentes de sirenas ensordecedoras, alertas confusas insoslayables, acompañando la lírica sinfonía de grillos que anidan en los oídos, cámaras bloqueadas para no escuchar la voz del idólatra cortés de los sueños y los ¿porque? embriagando con sus condimentos, la simpleza coloquial que une los sentidos más sentidos. Mírame esos tus ojos de mar profundo, como niño vagabundo en desamparo, abrigarte de mi en las noches azules y frías de terciopelo y escarchas, solo tibia la sangre en los encuentros, subidos a la blanquecina luna de los romances ancestral, atávicos e interminables de los sueños. Siento un desbordante anhelo, converger justo en el punto de luz que se haya centrado en el corazón de Dios, creación misteriosa e inexplicable que da fascinación, para amar los desiertos de arena dorada, sus vientos viajeros de tiempos que hacen posible que la respiración agitada de hoy sea la tuya de mañana al alba de los girasoles en espera de los rayos de luz para mirarme fijo trayendo mensajes de ensoñación color piel con sus aromas impregnados, fragancias maderadas, sándalo y ámbar de ornamentos. Ven a las orillas de este río caudaloso marrón de sus arcillas arrastradas por el brío apasionado de sus corrientes colmadas de ricos frutos en su cause, mójate los pies a mi lado mientras te cuento las turbulencias de las aguas y el calor abrasador de los aciagos soles que quemaron la piel y el alma. Entrégate a la voluptuosidad de entender el verdadero origen de las vertientes, ríndete a la ceremonia de reconocer en la penumbra de una noche sin luna el sabor inequívoco de una piel que busca en ti los mismos vestigios uterinos que perdió cuando vio la luz de su primera mañana, con el primer sol que le entibió los ojos escondidos en el tul del desamparo, y bebió del beso inicial del incesto que la perseguirá igual que a ti hasta el último de sus ocasos. Urge tus manos ciegas en mi rostro y cuerpo para que exploren los intersticios de aquella desolación que se abre como un capullo herido a la espera de las caricias que contengan las simientes que los dioses le negaron. Apaga los fuegos de esa voz que derrama su savia ardiente en un pacto que soñó y en la llegada al paraíso prometido. Naufraga ebrio hacia los nuevos territorios y a sus aguas transparentes para rozar el rostro sonrosado y sin velo de la mujer que te ama.


ENTRE POCOS ACIERTOS
Beatriz Graciela Moyano

Entre los pocos aciertos que pueda llegar a sumar, tal vez ha sido el más sonoro o encantador, el de la persistencia de echarse a soñar-volar por sitios inexplorados y desconocidos, aunque se sostenga en sus prisiones, como eclosión rebelde de una mente vagabunda, proclive a nadar entre excesos, con ese movimiento rítmico de danza del fuego, pura pasión y emoción, lanzando velos luminiscentes a la brisa del atardecer. Como libélula en vuelo, ahora es fugaz acróbata ante el reflejo de los crueles espejos empeñados en mostrar detalles. Sin poder incluir en la cuenta aún…brilla pendiendo de una delgada hebra dorada, la expectativa de la alquimia pretendida, corona de una luna demorada sin reflejo sobre el río de su vida, con esa austera felicidad de seguir creyendo en la crisálida a pesar de los años, sueña que el estallido sucederá en el abrazo de un día cualquiera, con la juventud cada vez más distante en la antesala nostálgica de la vejes las rosas se ven más bellas en sus plantas. En ese preludio hay acordes de tango tristón y en el pecho acorazado pequeños nidos, sutiles tinieblas donde habitan los espermas sin fecundar de aquellas fantasías incumplidas, como cascabeles resuenan ahuyentando la tristeza y dibujan una ambigua alegría de sabia o profana, para llegar al punto exacto de lo que es hoy, un torrente de contradicciones díscolas, renaciendo a pesar de los fantasmas en cada poema escrito, lee y relee hasta que la mente atesora la esencia de cada caricia o beso, todo está bien… es su propia voz la censura oculta, nada más, pregona el perdón aprendido y su teoría en cada jornada, sin contrapartida a su propia dilogía, con la sola opción de vivir con el eterno misterio del final en vuelo sin soporte. Bendice la lluvia que cae *lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos, para los nuevos tiempos de barrer el alma, preservando esos pocos aciertos.
(*Federico García Lorca )


FARO Y FIN
Beatriz Graciela Moyano

El faro del fin del mundo (llamado oficialmente Faro de San Juan de Salvamento) se encuentra al noreste de la Isla de los Estados, Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en Patagonia, al sur de Argentina. Es el faro más antiguo de Argentina y el primero en ser edificado en las aguas australes. La novela de Julio Verne “El faro del fin del mundo”
Las olas frías cuelan brisa marina de gran altura la bravura. Costea el castigo de las corrientes donde los barcos pesqueros se hunden en búsqueda alborozada de ofrendas en sal y ostras al mar se lanzan, igual que las ansias que en horas aciagas caminan descalzas las costas registrando un frío esclerótico, intenso, en asombro y atracción. En la anchura del mar un altar de piedras emerge con el místico faro, incansable luciérnaga y musa solitaria prende y apaga su corazón luminoso en latido desvelado, la magia de la inmensidad es puerta de entrada al hielo, el viento salado y gélido talla, seca la piel como el charque de los años vividos entre penas, tiñendo el pelo de blanca sal. El presidio y misterio en la bahía estremece, La Isla Grande…Tierra y Fuego es de intrigante seducción, allá donde el francés viajero fascinado dejó flotar su mirada entre las gigantescas olas en sobrevuelo colosal. Inagotable pluma, inmortal gaviota esculpida a los confines del mundo. Allí está, en relieve el día, rayos de sol entre las nubes cargadas de esperanzas sumergidas, evaporadas en el horizonte. Las historias se viven, se escriben, como la novela del gran faro y los dos océanos que se unen indefinidos en el final de la tierra.


INTENSO
Beatriz Graciela Moyano

Con la intensidad de las olas de ese mar que te mira unimos nuestras almas. Cautiva y traspasa el sentido poético, se abriga en el hechizo de nuestros cuerpos como lenguas de fuego, en tus brazos me siento una diosa pagana, llegas suave, tierno y cuando haces contacto con mi piel…desenfrenado me besas hasta morirme, de mis labios ebrios de pasión brotan azahares y resucito y vuelvo a morir o a vivir solo entre tus brazos que me aprietan hasta sofocarme, me rindo a tus antojos y… no me has tocado, me abandono hasta sentir que me tienes atrapada, ahí recién estoy segura y me dejo estrujar por tus manos inquietas, creadoras de caricias desconocidas, “maldito mío”, nadie sabe que este juego de decirnos maldito o maldita es como decir…“te amo y me desesperas”, solo los zorzales y palomas de nuestros amaneceres saben de la intensidad de nuestro amor, porque nos espían desde las araucarias siempre, en estos nuestros años en torbellino de piernas enredadas, de sensaciones apareadas y del cúmulo de adioses interminables, porque siempre hubo después en plenilunios, reescribimos mil veces nuestro amor, lo soñamos, lo sacrificamos y glorificamos en estelas verdeazules. Reinventamos las formas, los motivos, disfrazamos de luz las palabras para encandilarnos con los reflejos de luna sobre el río marrón de arenas amarillas, donde grabamos nuestros nombres una y otra vez para confundir a los cangrejos desgarbados que huyeron despavoridos dejándonos su huella. Intenso tiempo de otoños en primavera perenne. Inmortales…invencibles dijimos. Así lo sentí, lo sentimos en este tiempo que quedó atrás, pero una mañana me asaltó un temor opresivo sin causa aparente, esa necesidad de proteger el vínculo sagrado y fui valiente, sin daño, sin fisura me sumí en un silencio de algas, sumergida en las arenas por el fondo mismo del mar busqué los acantilados y soy un molusco adherido a las piedras donde sigo soñando con todo lo que nos debemos.


EL SILENCIO DE LAS ALGAS
Beatriz Graciela Moyano

Desgarró su alma en un silencio de algas y se enterró en la arena mojada a terminar sus días. Fue un acto sin escenario, lo hizo de la forma más tierna posible, se fue en un sumergimiento lento, sutil confundiéndose entre los triturados caparazones de caracolas nácar, sin dolor, sin daño ni fisuras sobrevino la emigración para que quedaran intactos. Se adhirió a las rocas entre los berberechos en los acantilados de siempre. No ha padecido alteración, menoscabo o deterioro, es una esencia pura para eternizar. Imagen y reminiscencia preservada intocable, con la voz muy dentro compartiendo viseras, escuchando, libando versos con la suave música de las olas como fondo al eco irremediable.


HABLO DE INDIFERENCIA
Beatriz Graciela Moyano

Hay una palabra de hielo y escombro que sale de las grietas de las fisuras y gotea, es indiferencia, no es furia ni es odio, es la nada del sentimiento, es la inexistencia de las acciones del hacer y decir que se da en la desazón y el cansancio de las horas, días y años que flotan en un espacio que abusan del empeño por "ser", entonces se terminan los sueños y proyectos y se embarga el futuro atrincherado en una actitud neurótica, auto-defensiva. Las lluvias siguen igual como la brisa despejando los artilugios y sofocos, la indiferencia como la bruma opaca y diluye los colores y el sol como fuego quema o energiza según la intención, la absorción del cuerpo y la necesidad del alma. Pero hablo de indiferencia en sus aspectos y esto no es poético sino pensamiento asociado a sentimientos y humanidad, hay quienes por fantasma del menosprecio, daga, traición o victima de juicio manifiestan la actitud indiferente hundidos en una fosa de dolor. Queda otra fase de la misma actitud que flota en la azotea de donde proviene la palabra, que antes es nube que ronda este cielo de las dudas y decires que ahora me poseen, la indiferencia entrelazada a la prepotencia o arrogancia, a veces suele disfrazarse de modestia o humildad pero no, allí se desliza la actitud sin máscara, simple, sonrisa que se presenta con levedad de mariposa...y es la timidez. Pero si hablo de indiferencia, esa a la que nada le importa de lo que te pase, si sufres una dolencia, si vives o mueres, es actitud de escarcha que prefiero hacer crujir bajo los pies.


MONARCA DE CERA Y AGUA
Beatriz Graciela Moyano

Surgió del murmullo de las olas de un mar en sudestadas y constantes naufragios, como una premonición de cambios que invadirían las horas de tierra por siempre, la voz de los silencios que puso en fuga a los gigantes imaginarios. El rugido de una supuesta bestia salvaje que entre oscuridades iba a inundar con su misterio tenso los tiempos por venir. Traía el peso de los años y mañas que se suavizaron con sutiles ternuras mezcladas al temor que provocaba, en esas mañanas frías de un otoño que venía presuroso a justificar el asombro. Las noches se fueron alargando en un insomne letargo donde el pensamiento y sentir se transmitía en hechizo. Era el tiempo que proponía extinguir las sombras con los ojos abiertos, todo se envolvía en un arrebol de hojas doradas o algas marinas según sus deseos, elaboraba hasta las nubes si el anhelo era de lluvias al caer la tarde, a veces él pintaba algunas brillantes estrellas al cielo para que sigan soñando, sin percatarse que el inexistente lugar no los eximía de la magia repentina de aquellos vientos marinos, las corrientes de aire fresco no tenían el poder de desviar la tibieza y el fervor apasionado que como el curso de las olas se deslizaba por los cuerpos que ya no estaban solos ni desprotegidos. Llegó ha ser el monarca que regía en las horas y días que después se hicieron años y ahora recuerdos. Su figura se proyectaba en medio de las tormentas donde a pesar de los truenos se dejaban escuchar sonoridades placenteras que persistieran en el aire de la ausencia por los siglos, segundo a segundo por que también confundió al tiempo y la materia en madrugadas de bruma donde él era desde un pájaro herido hasta un monarca de cera y agua sometido a su albedrío, con la sola e infinita premisa de congelar un sueño, no desbaratar por ninguna razón ni mínimo desacuerdo la poderosa e intensa existencia. Pero ya no reina ni habita los castillos del reino donde mando a plantar los rosales para que los vieran crecer hasta su floración perenne, está materializado e inerte en un museo de cera y su espíritu yace en el fondo un atlántico en constante amenaza a las costas donde permanecerá eterno. Habrá siempre una doncella presta a relatar y fantasear una historia o leyenda, inventándole una voz para hacerlo más real.


EMERGE AMOR AZUL
Beatriz Graciela Moyano

Dentro del paisaje está con esa mirada perdida en espera. A un costado de los ojos que lo miran, entre triste o indiferente, estampa y contorno aletargado sin tiempo en la lejanía, borroso y taciturno. Desde que percibió la lágrima de dolor, alcanzó su piel estival en la lámina quieta, sin poder secar con el beso disipado en el oasis de su estancia donde la ve como un reflejo.  Tanto deseo en calma... con sed de caricias le cerró la boca en silencios parlantes legados al viento. Con ese beso imaginado, atesorado y sin poder corresponderle dejó estampada una sentida plegaria, gesto manifiesto  del sentir su dolor, de rodillas y a espaldas de una fuerte y transparente muralla de silencio en vigilia. Sutil, tímido abrazo de luz es sentimiento negando a la ilusión nítida, es prudente presencia y evidente dilación. Emerge amor azul, con plata y escacha, he lamido la sal en la piel y las lágrimas, en el mensaje mudo con alas de miel y almendras, en los colores tenues de pasteles donde dibujo el sueño dormido. Viajero fiel el viento que acerca, la brisa amanecida de los insomnios.


Revista PARADOXAS N° 184
10 de Mayo de 2013

PARADOXAS Nº 183


PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO


Año IX - N° 183


INDICE

EL CLAMOR METALICO DE LA VIEJA CANCELA. - Maria de los Angeles Roccato
IMPREGNADA EN SILENTES AROMAS - Maria de los Angeles Roccato
QUIETA Y SILENCIOSA - Beatriz Graciela Moyano
A ELLA... - Ivonne Concha Alarcón
El Criador de Libélulas. Quinta Versión. - Francisco Antonio Ruiz Caballero
A OJOS CERRADOS - F.S.R.Banda


EDITORIAL

Al contrario de posmodernismo, neo-barroco no es un término que pretenda incluir todas las manifestaciones culturales actuales, modernas o posmodernas, sino que se emplea para referirse a diferentes fenómenos culturales que tienen una forma específica interna que recuerda al Barroco, y que no tienen que ser necesaria ni únicamente literarios. Para acercarnos a la idea de neo-barroco que propone Omar Calabrese, habría que considerar al Barroco, más que como un período específico en la historia de la cultura, como una actitud general y una cualidad formal en los objetos en los que se expresa esa cualidad; esto está más cerca de los postulados de Severo Sarduy y hasta cierto punto de los de Eugenio d’Ors que consideraba el barroco como "un estado de ánimo". Aunque las nociones de neo-barroco y posmodernismo choquen en cuanto a la concepción temporal, hay algo que ambas tienen en común: su postura con respecto al clasicismo. Para Calabrese, "Baroque almost becomes a category of the spirit, in contrast to classical". En una línea similar de pensamiento, Lance Olsen, afirma que "modernism can be seen as a renaissance of the archaic and that, by implication, postmodernism can be seen as a failure of that renaissance". Mientras que la concepción de Olsen apunta a una separación, fallo o ruptura, desde el neobarroco se considera que tanto lo clásico como lo barroco, pueden coexistir y aparecer en un mismo segmento temporal; lo que caracterizaría a una época por ser barroca o clásica sería el predominio de las manifestaciones barrocas sobre las clásicas o viceversa, pero no la exclusión. El conjunto de rasgos que presenta Calabrese para analizar estas manifestaciones y para definir la estética neobarroca es bastante extenso y, obviamente, entra en numerosos detalles que aquí no tienen cabida, pero básicamente se estructuran en torno al ritmo y la repetición, el detalle y el fragmento, la inestabilidad y la metamorfosis y el nudo y el laberinto. … El neo-barroco asigna un lugar destacado los monstruos, muy estrechamente asociados a la metamorfosis. Lo monstruoso es desestabilizador porque es o "demasiado" o "demasiado poco", en términos cuantitativos o cualitativos y entra dentro de lo que podríamos llamar categoría de lo feo (Calabrese). Los monstruos que en nuestros días propagan los productos cinematográficos y televisivos se caracterizan muchas veces por su aparente normalidad, si bien tienen en común la capacidad de metamorfosis, sea ésta interna o externa. … Hay, sin embargo, otro aspecto que hay que tener en cuenta relacionado con el Barroco; en los períodos clásicos, el tipo de esquema que domina cuando hacemos una valoración de un sujeto es que a lo bello corresponde lo bueno, y a feo lo malo: Whatever is physically well formed is also good, beautiful and provokes euphoria; whatever is good must also be well formed, good and euphoric; and whatever is euphoric is also well formed, good and beautiful. And vice versa. (Calabrese). En el Barroco esto no es necesariamente así, sino que lo feo no excluye lo bueno, ni tampoco lo eufórico. Posiblemente uno de los personajes más famosos del Barroco, el gracioso de las comedias, al que se asocian todo tipo de rasgos grotescos, dé una buena idea de esto. … Es muy posible que no haya una identidad absoluta entre lo que llamamos barroco y lo que se propone aquí como neo-barroco, pero es claro, a mi ver, que existen muchos puntos de contacto que deben tomarse en cuenta y no menos importante quizás la imposibilidad de la regeneración social y el desencanto que se respira en producciones de ambas épocas.


Notas relacionadas.-
i. En Neo-baroque. A Sign of Times.  En páginas 12-14, Calabrese defiende el uso de neo-barroco en lugar del más aceptado de posmoderno.
ii. Según Calabrese, “Sarduy defines  ‘baroque ‘not only, or not exactly, as a specific period in the history of culture, but as a general attitude and formal quality of those objects in which the attitude is expressed.  In this sense, the baroque might be found in any epoch of our civilization” (15). Lance Olsen por su parte apunta que “postmodernity, […], is a radically skeptical state of mind whose impulse is to decenter, detotalize, and deconstruct while taking nothing— including its own (non)premises— very seriously” (27).  Hay que hacer notar también que las características que subraya Olsen del postmodernismo tienen muchos puntos de contacto con los que Calabrese asigna al neo-barroco y, que, otra vez, se ponen de manifiesto cuando se define el gusto barroco respecto a aquello que no lo es: “By ‘classical’ I basically mean the categories of judgement that are strongly oriented toward stably ordered correspondences.  By ‘baroque,’ on the other hand, I mean those categories that powerfully  ‘excite’ the ordering of the system, that destabilize part of the system by creating turbulence and fluctuations within it and thus, suspending its ability to decide on values”(Neo-Baroque, 26).
iii. “Excess describes the overcoming of a limit in terms of an exit from a closed system.  It is always our linguistic use that reveals to us how spatial images are applied to cultural facts.  When we speak of an ‘extreme case,”of a “limit to tolerance,” the “height fo patience,”or an “excess of evil” we reveal tension, limitation, the overcoming of the borders of a system of social or cultural norms. [...] Stretching against the limit tests the elasticity of the border, but without destroying it.  Excess escapes by breaking through.  It crosses the threshold by making an opening, a breach”(Neo-Baroque, 49).

Editado a prejuicio abierto y según conveniencia personal por el suscrito a partir de “Eduardo Mendoza desde una perspectiva neobarroca: El laberinto de las aceitunas y El misterio de la cripta embrujada” de David Gómez-Torres (University of Wisconsin Hoscos), al exquisito original se puede acceder en:
Vale.

El editor


SIETE
Maria de los Angeles Roccato

Siete secos y perfilados llamados al azul tapiz del cielo penetran vienen del viejo monasterio donde un día las palomas detuvieron su vuelo y los hombres encarcelaron las ansias de entrega de piel y de sueños de amor compartido. Desde el campanil las siete se expanden amortiguando su primitivo fuego de bronce con el escarchillado soplo que al fanal del amor había apagado de golpe .Alguna que otra hoja del castaño parece gemir al paso del lamento quedo del viento . De nuevo el silencio y el tiempo se acurruca lleno de dudas inquietantes e imprecisas hasta que en los velos de la brisa ocho signos horarios .recién generados y aventureros llegan a unirse al plañir de las doncellas que viudas quedaron a pesar de no haber probado nunca las mieles del amor consumado. El frío estalla sin piedad cuando los toques desde el campanario mayor marcan las nueve y a las diez solo el vuelo de un ave nocturna parece registrar el paso del tiempo que atrapa sin parpadear en el ámbar de sus dos esferas mirantes. La bruma ya desdibuja el perfil del campanario y solo una rana entre la maleza se hace visible con el alocado croar desde el loto donde apaga su sed, al conjuro de las once campanadas y ya el frio es humedad tenaz y dolorosa y la quietud pavorosa. La luna ha partido en ronda hacia otros confines. Quietud. Humedad. Salobridad. Escalofrío de escarpelo que subyace cortante incorpóreo y penetra con celo en cada criatura. El paisaje es de brillosa escarcha. ¡Ding! ¡Dang! hasta formar un collar de doce cuentas vibratorias que en loca algarabía bajan por los muros y danzan entre las arcadas y ménsulas del monasterio enredando los hilos sonoros a los añosos tilos y robles, tocan las aves nocturnas, se zambullen en las aguas y corren delirantes hacia el pajonal cercano , sus voces son dedos de nubes, aromas de rosas y humanoides formas que despiertan y devuelven vida a las doncellas que sin más al escuchar el llamado, salen del aletargado clamor y parten en briosos corceles. Una, dos, tres…solo a las siete, cuando el sol ya aparece en el horizonte y el aire se puebla de diamantino trinos el paraje se puebla del trote rítmico de unicornios de tusas aladas y que en sus grupas traen el precioso tesoro las mujeres que con sus cabellos bordados de cuarzos y espigas y sus ojos poblados de estrellas regresan mostrando en sus pieles chispitas de rocío salobre, sus bocas son de fresas maduras, su aliento de frutas pulposas .El monasterio está patinado de oro, las campanas relucen y un puñado de palomas y mariposas al cielo remontan…El sonido en las galerías se hace presente, la noche ha partido dejando un halo que entibia y colorea el rostro de los monjes y pone ternura al paisaje. El hechizo nuevamente ha sido consumado.


EL CLAMOR METALICO DE LA VIEJA CANCELA.
Maria de los Angeles Roccato

Palpitante husmeo las huellas aromáticas que me atrapan en un penetrante y pegajoso, ambarino e inquietante halo. El mensaje se escabulle zigzagueante fugitivo y áspero después de haber besado la cabellera tintineante de los álamos, toca cada poro de mi piel hasta zambullirse por las fosas nasales y estallar en el cerebro destrozando murallas empalizadas por la rutina del tiempo. De allí en más un torbellino de acontecimientos se precipitan por la calle estrecha y pétrea de los recuerdos. Aullantes se presentan briosos o escapan dejando un puñado preciso hiriente y detonante de nuevas reflexiones. Los latidos se hacen visibles en la tela de mi camisola, recalando en las articulaciones, y agitando al torrente sanguíneo Tacto con los ojos y la lengua los crujientes corpúsculos de los millones de segundos entrampados en promesas incumplidas –las tuyas y las mías- los parpados solo dejan una estrecha luz entre si para tomar apuntes de la situación. Agazapada observo el vaivén de las cortinas, el rumor de los danzarines del viento, el maullido seco de una gata que con su quejumbrosa voz delata el estado hormonal, bajo el cielo oscuro huérfano de estrellas escucho desde la aldea de mis sueños. Vuelvo la cabeza y el espejo me devuelve una petrificada imagen, intento tocarla y entonces como si fuera de azúcar, se desgrana en cristal y polvo. Un golpe en la vieja cancela de mis procederes me muestra las bisagras enmohecidas y vacías de mis sentimientos…y despierto...!


IMPREGNADA EN SILENTES AROMAS
Maria de los Angeles Roccato

La noche transcurría demasiado lenta alterada levemente y solo a intervalos por algún que otro crujir de las hojas al caer .En la casa un susurro quedo y cómplice contrastaba con las voces metálicas de algunos de los treinta y tantos campanarios de Orihuela. La mujer entre níveas sábanas perfumadas a jazmines musitaba y sus dedos amorosamente recorrían las cuentas del exquisito rosario que reposaba en su abultado abdomen, la matrona a los pies de la cama seguía con atención cada movimiento o alteración de la misma. Afuera el hombre caminaba balanceándose, en espera. El aroma fresco de hierbas del monte y el halo de penumbra convertía casi en mágico el lugar. En otra habitación se sentía el acompasado respirar de los querubines de la casa colaborando a festonear de ternura a la atmósfera que ya de por si se presentaba particular. El parto se avecinaba. Algún que otro grillo parecía empecinado en que su canto fuera de seda, el sendero de agua del cercano río agregaba una fibra más de encanto a la madrugada. Pocas estrellas pero destellantes en guiños resaltaban jubilosamente lúdicas sobre el manto el azul prusiano que la ventana permitía visualizar y dejando al descubierto la similitud con una que otra luciérnaga rezagada. Ritualidad, manifestación conjugada entre el cielo y la tierra en cada nacimiento. Misterio, milagro, sortilegio de la naturaleza y el infinito.
Seis campanadas expandieron sus cristalinas voces claras, vibrantes dilatadas… ¡Miguel nacía…¡ Era el domingo treinta de octubre de mil novecientos diez. Cercanos a la ventana, en el borde de mármol de la preciosa jofaina de porcelana, tres ángeles cuchicheaban mecidos por la dulce gracia del acontecimiento y que los silfos mensajeros recibieron y con trémula premura partieron a esparcirla... sus aladas figuras estaban cinceladas por los dorados destellos del sol.


QUIETA Y SILENCIOSA
Beatriz Graciela Moyano

Como encerrada en un marco dorado se encuentra, difusa entre el vaho de un cristal donde puede verse reflejada tal como quedó para siempre quieta y silenciosa. Es un perfil pudoroso y tímido el de su escote y su rostro sugiere estar enamorado, entregado a permanecer eterno. Nadie sabe quién es, si un óleo sin vida o una vida quieta de espera ilusoria sin el óleo que la pinte entre terciopelos amarillos-ocres. Cuantos sueños soñó, cuanto rocío lloró mientras la miel de su pelo la enredaba en el asombro de los derrumbes, nadie la conoció, por que ella es un camafeo de raso desteñido que un orfebre recogió de entre los escombros y ruinas un castillo rodeado de muros, ahora triturados para siempre, es ella… un mensaje de fin otoñal escrito en hojas secas, quebradizas solo legible al destinatario de la estática, en ese quieto silencio que nadie escuchó y un día oyó su voz.


A ELLA...
Ivonne Concha Alarcón

A ella le ama
A ella le habla
A ella acaricia
A ella seduce…

Harta de luchar, la dama abandona su refugio, ya está cansada de pelear con su eterna rival la eterna mar, rival brava de hace años, la enamorada celosa se detiene frente esa mar garbosa dueña de su propio espacio, ya se aburrió de luchar con imágenes solitarias, sirenas que aparecen y desaparecen, más allá de las nostalgias, más allá de los recuerdos que el vano tiempo pasado ha dejado clavándose en su alma solitaria , dolor, desesperanza, rogando por migajas de amor que en nada se parecen a lo que ella a ese poeta en versos le ha dado. Tanta entrega entre esas aguas azules templadas, tiempos pasados en silencios profundos, tanta soledad en esas aguas saladas, mañanas asomándose a mirar por esa ventana que ensombrece su alma adormecida en tantas tristezas pasadas. Ya pasó el amor, ya pasó todo el deseo inmenso de navegar a su lado, nada le detiene, las aguas del olvido se acercan raudas al abismo de la despedida. La mar furiosa le atrapa celosa, envuelve su cuerpo entre grandes olas, se divierte con ella como si fuese una niña sin vida, sin alma, el vaivén le hiere el alma sabe que haga lo que haga ese mar le roba su amor que en mil luchas de fuerza trató tantas veces de robarle a su amante. Ya no sigue luchando pierde el juego por abandono, cansada de recoger migajas de un amor incierto que nunca fue suyo, la vida sigue su curso, nuevos aires, nuevos mares, nuevos continentes le esperan, a qué seguir con ese amor egoísta que nunca fue suyo, él siempre estará enredado en aquellas arenas movedizas que miran hacia el horizonte que cubre a la mar de sus amores.


El Criador de Libélulas. Quinta Versión.
Francisco Antonio Ruiz Caballero

En la boca del muerto, que exhala un hedor pronunciado a frutas podridas antiguas, cae una gota de levísima agua desde una gotera del techo. Una libélula negra como una estrella de dolor inconmensurable se posa en el húmedo labio del difunto. Está rígido el cadáver como una barra de acero. Estatua de cera el muerto parece recordar antiguas momias egipcias descompuestas, pero los gusanos atestiguan que hace pocas semanas que murió. De sus ojos brotan dos escarabajos amarillos a rayas, que han horadado también la pequeña nariz judaica. Las libélulas, negras y azules, revolotean sobre el cuerpo semidesnudo, el televisor encendido desde hace tres semanas emite una y otra vez el disco de música puesto en el DVD, el Stabat Mater de Pergolesi, repetido un millón de veces desde que el muerto se quedara transido. Las libélulas, preciosísimas, se posan en un dedo podrido del fenecido, y adornan su maléfica descomposición y podredumbre con un toque de belleza sublime. Una sola gotera hay en la habitación que deja caer su simplísima gota de agua justo en la boca sedienta y podrida del leproso, los dos escarabajos amarillos recorren ahora su cara de antiguo sodomita circunciso, la ropa sobre su cuerpo está empapada de humedad, deja la cintura y los órganos genitales esmirriados sin cubrir, el denso hedor a podrido golpea la pituitaria de un observador inexistente como un guante de boxeo en su puño al contrincante, el muerto, tumbado sobre la cama parece haber muerto mientras se masturbaba, tiene los calzoncillos bajados hasta las rodillas. Las libélulas lo impregnan todo, van desde el esqueleto de una rosa seca hasta una muñequita de plástico con los ojos verdes, suena el Stabat Mater como una miríada de flautas azules, la música sin embargo es roja porque el televisor emite continuamente una pantalla roja muy desagradable, quisiera ser azul la virgen que canta pero es roja, y el barroco no puede edulcorar lo desagradable de una pintura de fuego, mares de fuego en la pantalla no dejarían dormir a un millón de insomnes y el muerto se pudre bajo el color rojo de la pantalla acunado hasta la extenuación por la magnífica soprano del Stabat. Las libélulas surgen una y otra vez de un acuaterrario y en el viejo acuario flotan podridos unos peces preciosos que hace poco han muerto. ¿recordará el muerto en su viaje al inframundo lo que hacen los niños con las libélulas?, ¿recordará como les arrancan la cabeza y las aplastan en un papel para crear fantasmagóricas y terribles mariposas?, o recordará su último espasmo de placer en el orgasmo, cuando la masturbación compulsiva había llegado a su clímax y colibríes de fantásticos colores verdes le recorrían la frente?. La habitación es muy pobre. Sólo tiene un pequeño cuadro ovalado con un pequeño icono. Un Jesucristo que ofrece su corazón ensangrentado, con una mancha en el cuello como si tuviera un cáncer, producto de la humedad. Ahora los escarabajos han bajado hasta su cuello y lo roen con frenesí. El colgajo genital está podrido, pequeño y asqueroso, y sobre él se posa una libélula negra como la uña de un vagabundo. Diapasones negros centellean cada vez que una libélula quiere salir de la habitación, pero las puertas y las ventanas están cerradas. En una esquina una telaraña inmensa cargada de libélulas muertas alimenta una grotesca araña de patas finísimas como agujas. De la boca del muerto sale un gusano, la libélula que había en su labio eleva su vuelo, negra y sorprendente. Y el Stabat Mater acaba reiniciándose nuevamente, azucarado, azul pero carmesí, sin morir jamás. Y el muerto apesta como un cerdo podrido, como un ángel podrido, como una bestia podrida, como un Dios.


A OJOS CERRADOS
F.S.R.Banda

Cierro los ojos y te veo caminando por la grama de hace muchos años atrás donde hermosos caballos corretean con sus galopes de fiesta y pastan en las orillas de un estero de aguas claras donde mojabas tus pies en los veranos de un lejos tan lejano que es como una poesía no escrita. Cierro los ojos y te veo en los bailes de tu juventud alada rodeada de jóvenes caballeros que te cantan canciones de amor lozano como las rosas de primavera hasta que un día apareció el príncipe que venia a buscarte y raptarte al amor de verdad y también a los celos. Cierro los ojos y te veo extranjera en otras tierras ajenas entre los tumultos de gentes distintas y hay muchos colores y canciones con guitarrones y sombreros de ala muy ancha y vives ahí unos años felices y de nuevo vuelas como mariposa itinerante a una costa donde las orquídeas te esperaban con los celos vivos por tu perfume. Cierro los ojos y te veo en un territorio de otro idioma sola buscando la deuda del amor hasta que lo encuentras y vives otros años de felicidad contenida y entonces decides el ultimo vuelo y rompes las cadenas y te elevas y vagas en un éxtasis libertario y sigues volando hasta que encuentras en las ciénagas de los caimanes y los flamencos rosados el lugar donde yo habría de encontrarte. Cierro los ojos y te veo tan cerca que alcanzo a sentir tu tibieza hilvanando los deseos y puedo verme en tus ojos como en un cenote milenario pero no reflejado si no como habitante naufrago o sacerdote intranquilo y rozo tu piel para constatar tu existencia concreta aunque este idealizada por la distancia de los todos los imposibles que hemos ido atravesando durante los días de todos estos años nuestros. Cierro los ojos y te presiento o te intuyo con la convicción y la fe del incrédulo y el apóstata convertido que arde en su propia hoguera que es el fuego y las brasas y las llamas que escriben tu nombre en medio de la noche sin luna mientras aúllan los lobos en los bosques y se estremecen de ansias los potros en sus corrales oliendo algo más que la hierba fresca. Cierro los ojos y continúo deslumbrado por los resplandores de tu piel encendida con las sombras de los recovecos de tu cuerpo asiluetando los matices de la ternura donde los pájaros y las libélulas se esconden para quererse en secreto e ir condensando el aire de las marismas y calmar en esa humedad consentida la sed de amor que los urge cuando en llegando el otoño como ahora aquí nosotros. Vale.



Revista PARADOXAS N° 183
1 de Abril de 2013

PARADOXAS Nº 182


PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO


Año IX - N° 182


INDICE

ME ENCONTRÉ MEDITANDO - Beatriz Graciela Moyano
EN EL PAISAJE - Beatriz Graciela Moyano
ES… QUE ME CANSÉ - Beatriz Graciela Moyano
La Oscuridad. (Dedicado a mi Madre). - Francisco Antonio Ruiz Caballero.
DESCONCIERTOS DEL ESCRIBIENTE - F.S.R.Banda


EDITORIAL

Ficción versus realidad: la nueva discusión sobre las películas nominadas

A Hollywood lo llaman la "fábrica de sueños", pero esta temporada de premios parecen querer transformarlo en la "fábrica de la verdad". Algunos de sus competidores de mayor perfil -"Lincoln," "Argo," "La noche más oscura" y "Django sin cadenas"- se han visto sometidos a una inusual e insistente corrección de parte de periodistas, políticos e historiadores.
Entre las acusaciones: los congresistas de Connecticut no votaron contra la decimotercera enmienda en 1865, como se ve en "Lincoln". Los guardias revolucionarios iraníes no persiguieron un avión que llevaba a seis trabajadores de la embajada estadounidense por la pista de un aeropuerto de Teherán en 1980, como lo hacen en el clímax de "Argo". Y un esclavo liberado en 1858 no dejó una ola de muertos en una plantación de Mississippi para salvar a su esposa, como sugiere "Django sin cadenas".
Los debates sobre estas películas elevan preguntas familiares sobre el arte y sus usos: ¿Se supone que debe convertirnos en mejores personas, darnos instrucción moral, o existe solo para nuestro placer personal? Sobre todo, ¿tiene que ser cierto? En el caso de estas películas recientes, la discusión se ha visto intensificada por una aguda ansiedad contemporánea sobre la verdad.
Las nominadas a Mejor Película no son documentales, periodismo ni una clase de historia, aunque vengan -como "La noche más oscura"- con notas al pie virtuales y una apariencia de autenticidad visual. El filme sobre la caza de Osama bin Laden comienza con un audio de llamadas reales hechas desde el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. "Argo", además de meticulosas recreaciones de los atuendos y peinados de 1980, incluye imágenes de archivo del Presidente Carter y el ayatolá Jomeini.
Estas opciones avalan un "ethos documental" (todo real, todo el tiempo) que prevalece en cada esquina de la cultura -desde el "material encontrado" de películas de terror como "Actividad paranormal" hasta las varias formas de telerrealidad en la televisión-, y eso ha ayudado a borrar la ya nebulosa línea entre hecho y ficción.
¿Cómo se traza la línea entre la invención aceptable y la fabricación irresponsable? ¿Se pueden obviar los absurdos planteamientos de "Shakespeare apasionado" y juguetonas falsedades de "El discurso del rey", y aun así objetar la rebuscada paranoia de "JFK"? No hay un solo estándar que condene o excuse las libertades que Hollywood se toma al cubrir eventos históricos.
Una de las objeciones más fuertes a "Lincoln" ha sido que se centra en élites políticas en vez de la acción popular, negando el trabajo de los afroamericanos en su propia emancipación. Es un argumento sobre los eventos que Spielberg y el guionista Tony Kushner decidieron mostrar en su película. El que hayan ubicado a la delegación de Connecticut en el lado equivocado de la historia ha molestado a los residentes de ese estado, pero la queja más profunda contra "Lincoln" tiene que ver con la manera en que convierte la libertad afroamericana en la historia de un heroico hombre blanco.
Pero la controversia más seria esta temporada del Oscar ha sido la que ha rodeado a "La noche más oscura". Sus detractores han atacado sus saltos imaginativos y han inferido una agenda siniestra, acusando a la directora Kathryn Bigelow y al guionista Mark Boal de apoyar la tortura. En la cinta, estas técnicas llevan a encontrar a Bin Laden. El filme ha sido sometido a una condena más dura que otras películas y series que representan este tipo de violencia porque los realizadores insistieron en que lograron un acceso "periodístico" a miembros de los SEAL y la CIA. Aludieron a que estaban contando la verdad.
Dichos como estos son una de las razones por las que "La noche más oscura" y otras nominadas han entusiasmado a las audiencias: toman hechos históricos que se intersectan con debates contemporáneos. El público está habituado a leer la frase "basada en una historia real" como una protección en vez de una promesa, y a menudo no sabe qué fue cambiado u omitido. Pero los adultos son capaces de distinguir la diferencia entre una película de ficción y una de no ficción; detrás de tanta queja sobre estos filmes hay una desconfianza en el público, de que no es lo suficientemente inteligente o ilustrado como para entender la diferencia entre las mentiras en la pantalla y las que están fuera de ella.
La invención sigue siendo uno de los derechos del arte y es el trabajo de escritores, directores y actores inventar realidades falsas. Es injusto culpar a los cineastas si a veces se confunde el mundo real con sus representaciones. La audiencia ama las películas en parte por sus mentiras. Son los periodistas y los políticos los que le deben la verdad.

Pirateado del  The New York Times, escrito por Manhola Dargis y A. O. Scout. Vale.

El Editor


MI AMOR REAL
Ivonne Concha Alarcón

Mi gran amor en ti dibujé, recorrimos juntos nuestros cielos, gritamos con rebeldía cuanto amor existía, algunos no entendían que un gran amor se gesta natural de noche o de día, en cualquier parte. Se encuentra sin que se busque, crece como enredadera, se arrima a cualquier muralla, crece naturalmente entre riscos y madreselvas, en miradas agrestes, en sonrisas bellas, un gran amor es como primavera, renace a pesar de cualquier piedra o roca adosada a la vida. El amor no es una cara bonita, bellas piernas, o un cuerpo musculoso como un domador o un Charles Atlas, no es una cuenta bancaria con muchos valores y dinero, grandes viajes, joyas, hoteles, el amor puede tener todo o nada, él es solo deseos de tocarse, de sentirse y amarse. Es paciencia, paz, complaciencia, una toalla en el suelo, un vaso mal lavado, es entender que el amor no es la perfección de los actos, es dolor, es enfermedad, sanidad, búsqueda. Es belleza, es encanto, son arrugas, pelo blanco que se va entremezclando con los días, las horas, el bullicio, el silencio, el rencor, el interés que se apaga y renace, el deseo que fluye en épocas y de pronto se adormece por rutina, enfermedad, impaciencia. Amar es estar, ser, existir en la vida del otro, la pregunta, la curiosidad, el ahorro, la compra, la casa definitiva, el soñar con un futuro, el riesgo, el éxito, el fracaso, es vivir el día a día como si fuese el último, el amor no es de color rosa, son miles de colores que se van mostrando a cada instante en distintos matices. Es la voz suave y dulce, los ronquidos inoportunos. Es el olvido de una fecha, la tristeza de la duda, la alegría del recuerdo, las flores deshojada una por una, la flor en la solapa, El amor es el respeto, el deseo sensual, la pasión alimentada cada día, la comunión de la pareja, el entender que no todo es perfecto, que hay equívocos, errores, lamentos...sí, el amor es vida... siempre es así hasta que termina y te queda el recuerdo y un nunca más.


ME ENCONTRÉ MEDITANDO
Beatriz Graciela Moyano

Camino junto a un monte de pinos añosos, las fragancias sin igual me invade los sentidos, dando rienda suelta a la red artesana, alquimia de mi interior, cierro los ojos y voy creando imágenes camino a tientas para que nada visual distraiga mi sentir, pero no puedo impedir pensar, si fuera ciega?,contrariedad la mía, evaluar semejante posibilidad. Me siento en la gramilla fresca e inspiro la saludable brisa que me va llenando el alma de todo cuanto hay a mi alrededor, sigo con los ojos cerrados, ni deseo abrirlos, ahora mi cuerpo está rodeado de seres de luz, tal vez siempre están, pero ahora percibo su presencia con claridad, revolotean dejando estelas de luz rosada con brillitos.
Que bellos son los momentos de soledad elegidos, hay en el silencio trinos celestiales, los latidos de mi corazón se hacen oír, me cuentan que estoy viva, como nunca, valorando mi existencia, mi paso por aquí, no ha sido vano. La meditación se ha hecho profunda. Bajo una escalera de cristal, cada peldaño me sumerge más en mi interior, visualizo templos luminosos, seres de luz con grandes aureolas brillantes...los maestros me aguardan con mirada amable voy fluctuando hacia ellos...me bendicen, les hago preguntas, ofrezco mi atención y puedo ver sus respuestas en imágenes, también pasajes de mi vida se acoplan...con cada inspiración absorbo una energía vital, saludable...comienzo a volver al mundo de las formas, en paz, para encontrarme nuevamente sentada en la gramilla fresca, suave, con las fragancias deliciosas del monte de pinos.
Inspiro, doy gracias por vivir... aquí y ahora. Soy feliz!!


EN EL PAISAJE
Beatriz Graciela Moyano

Trascender, perdurar en el paisaje, ser la rosa o la dalia del jardín de tu memoria, como la roca pulida por las lluvias de los tiempos, así como la iguana sin cola que no se dejó ver por vergüenza en la tarde calurosa, no salió de su cueva bajo la piedra en el 444 de la calle El cardenal que baja al río de las cascadas de cristal, con esa fuerza que no se ve, aunque se escucha el rumor del torrente, más allá la calandria que se posó en el arbusto pequeño hamacándose en la rama… siento el balanceo en mis propias alas, es la magia en el paisaje, un instante más, unos pasos más, sobre las piedras y gramillas que se mezclan bajo mis pies, hay flores rosadas y revolotean las mariposas negras con franja amarilla antes del borde de las alas que me empeñé en capturar en imágenes sobre las plantas florecidas, cuentan que a partir de su visita sorbiendo el néctar quedarán impregnadas de su sustancia pasando a ser venenosas ellas también, que hechizo cruel para esas flores… me trae el recuerdo de aquel día en que te sentí cerca por primera vez. Absorta del paisaje, con un embeleso inusual me detengo en cada detalles y veo duendes que tal vez solo existen en mi imaginación, un sonido extraño me saca de éste casi trance, una sirena de alerta parece…si, es el anuncio de la creciente del río, porque diluvió en cercanías y viene bajando el agua revuelta desde la montaña cargada de troncos, ramas, piedras que se sueltan con los rumores de otros acantilados, agua, agua y resaca, hay nubes oscuras tapando el sol, vienen cargadas con sueños de otros amaneceres en pensamientos. Aquí, la paz de los insectos que se muestran y un sin fin de verdes a la distancia de todo, sin desgarros, es la sonrisa de la vida en el paisaje con tu infinita presencia, siempre cerca tu mirada sedienta me besa, me haces trascender, perdurar en el paisaje amado mío.


ES… QUE ME CANSÉ
Beatriz Graciela Moyano

Y es que me cansé del camino obligado, de la sinuosidad con curvas tramposas, de los casi ángulos, de la prolijidad de los folios y el brillo de los espejos en donde no hay reflejos, de esa última porción de torta respetada. El orden caótico de los placares, las prendas perfectas, las vidrieras y los precios de liquidación, la lucha en ardua labor, la abnegación y renuncia con el sacrificio como ofrenda de pan y vino. La desconfianza de todos hacia todos, el plagio y la inseguridad como sensación en farsa. Dormir en sueño desprolijo, soñar y no recordar ni una sola imagen, el fin de los proyectos que ya no son, todo gira y gira con un día de veinticuatro horas, que es otra mentira, el reloj no se anima a contarle a nadie que el ritmo y la vibración han cambiado, ya no son veinticuatro! no mientan más.  El corazón acelera en forma frenética, el ritmo se escucha en la garganta, es un registro que no vale en sonido para bailar, más bien asusta.  Es…que me cansé! de las estructuras y lo que debe hacer y ya no quiero ser, quiero andar descalza por la vida, por las zanjas con ranas, me aburrió la combinación de colores, las carteras y sandalias al tono de la hipocresía, los ensombrecidos te quiero. Las “amistades” que envidian y arriman por conveniencia, las frutos rojos con sabor a menta, del melón que sabe a zapallo. Hay tanta falta de verdad... estoy en una penumbra con barrotes invisibles, presa de horarios que no deseo cumplir,  solo deseo volver en una lenta y sagrada involución a ese ayer donde la casa era mi templo, ahora tiene una ligera bruma que la opaca, aún así en cada rincón, espacio o pared hay rastros, hullas artesanas de mis manos, volver…pintar, patinar madera, colgar cuadros, dejar disolver un pedacito de chocolate en mi boca mientras cocino, dar reiki y amor las plantas, dejar de tirarles un riego cuando veo que ya se secan los malvones del balcón, qué no daría por regresar el tiempo a la verdadera esencia, poner a la luz de luna el canastito de las ágatas, amatistas, turmalinas y citrinos y concentrarlas de esa energía que cure los males, pero que no sea por que deba hacerlo sino que ame hacerlo.  Qué cielo se abrirá para mostrar el más allá... es que me cansé.


La Oscuridad. (Dedicado a mi Madre).
Francisco Antonio Ruiz Caballero.

La oscuridad devora mi jardín. Empezó como una pequeña línea de sombra que apresó los papagayos del Cardenal devorándolos. Los papagayos del Cardenal eran de oro amarillo, con el pico curvo y verde. Volaban de rama en rama. Las ramas eran violetas porque era un árbol bellísimo. En ese árbol crecían flores de oro rojo y flores de oro azul, que desprendían un olor a música de arpa, centellas tornasoladas que dejaban herido de ámbar a quien las escuchaba, como enloquecido de diamantes sonoros. Los papagayos de oro amarillo iban de rama en rama a la mano cetrera del Cardenal, que como un fantoche rojo se paseaba por mi jardín ofuscado de tanta Fé católica, una larga Fé católica que tenía advientos verdes, de esmeraldas iridiscentes, y trompetas carmesíes muy violentas que anunciaban a Jesucristos crucificados violetas y negros, siempre expirantes, con los labios siempre entreabiertos en los que una araña tejía su seda llena de rocío diamantino. Nunca abjuraba el Cardenal de tanta penitencia y tanta locura cristiana, bellísima y sádica como una mujer mala, y se flagelaba con un látigo verde y oro, sobre la espalda desnuda, cuando se bajaba a la cintura el púrpura manto cardenalicio, sólo los papagayos eran su pecado, sólo los papagayos eran su fantasía, cotorreaban delicados y exquisitos pecados oídos en los confesionarios, leves pajas adolescentes o crueles asesinatos de niños no natos por señoras adulteras, o incestos de hermanas con hermanas, cotorreaban con un leve cascabeleo de semana santa, tenía el griterío lórico música a semana santa, con incienso extravagante en cada crótalo. La oscuridad se los tragó. Después la oscuridad se tragó mi fuente de bronce cerduno, el cerdo que era una fuente, el jabalí entre cuyos colmillos un chorro de agua pura vomitado ponía un acorde de repugnancia a unos adolescentes bellísimos, que se bañaban desnudos y dorados, desnudos y de plata, desnudos y de nácar, negros y desnudos, en una alberca llena de absenta verde, en un atardecer de zumo de pomelo violentísimo, muy ácido y muy amarillo, refulgente de tanto sol culpable, mientras ardía la mansión de Rebeca y esta enloquecía ante la perspectiva de quedarse sin casa. La oscuridad se los tragó, a todos ellos, al papagayo y al cardenal, a la fuente y a los muchachos de la fuente, a la luna que daba sobre una estatua de mármol blanquísima, al banco de metal retorcido y barroco que pintado de plata y plomo había en el jardín, a la luz de la luna y a la estrella fija en el cielo que ponía su estática nota de piano y cristal amarillo a lo silente de la hierba de la noche. La oscuridad se los fue tragando lentamente, pero sin descanso, como un orfebre apresurado en un reloj de oro, como un viejo artesano carpintero que fabricara una silla para un rico obeso, sin olvido de nada. Se tragó la oscuridad a mis hormigas rosas, que se sumergían en el mar y competían con gambas rojas y amarillas, y se tragó la oscuridad mis pavos reales, mis cíclopes silentes de centenares de ojos verdes, los cuellos lapislázulis, y los motores de coche destrozados, y se tragó también mis estatuas verdes, mis estatuas de oro y mis estatuas rojas, mis Heliogábalos béticos y mis airados e hieráticos Marco Aurelios negros, que lloraban lágrimas de leche blanca, y mis Cristos de rosa con clavos verdes, y mis monstruosos hombres con cabeza de tentáculos, y mis Apolos transparentes a los que se les veían las venas de la sangre circulante, y a mis duendecillos del emparrado de las rosas negras y a mis muchachos que danzaban en el desierto de Marte y a mis Torres de rubíes. Se los tragó la oscuridad.


DESCONCIERTOS DEL ESCRIBIENTE
F.S.R.Banda

El desierto lunar con sus luciérnagas en su negro terciopelo, las luminiscencias de las constelaciones trazadas en el nimio pergamino con la prolija mano del fauno en privilegio de perdidas bravuras, la vastedad translucida de un océano de hielo milenario, las blasfemias escritas en el polvo, en la aun tibia ceniza funeraria, en el vidrio ciego del ventanal empañado, signos, símbolos, imágenes que han perdido su significado, intraducibles retruécanos de pordiosero. El desquicio y la ponzoña allá en lo alto del índigo a la manera de augurios siniestros, la evocación de las magnolias y las violetas escrita con vicioso detalle en la bitácora del destierro. La efímera sensación de la decadencia, de la palpación del alabastro abrumador y frío, la mansedumbre del testigo despiadado, el sendero de los abrojos y el de los crisantemos, el murmullo del agua con sus jaculatorias herejes, colapso, amargura o escarmiento. Bajo el vernáculo aguacero de los quebrantos, andariego y autárquico, bufón de toda las reinas y de todas las meretrices, devorador de los otoños y de la falacia de la mandrágora, soberbio escarabajo del crepúsculo. La palabra marmolada y sin clemencia con su misericordia de libélula o sus perjurios de albatros, navegaciones en cristerías, en arrabales, en la turbiedad insana de los albañales, en los preludios. La melancolía del incienso, del sándalo, del tungsteno, de la intimidad de las medusas menguantes, de su alquimia y su vértigo y su resonancia, entreverada en el púrpura del ocaso y en el jolgorio de las madreperlas. La quietud del varadero de ultramar donde la brisa se venía de ámbar y alelí, mientras el verano devoraba los amarantos dejando una reverberancia de color carmesí y un aroma de mariposa. Todo va cuajando en un ronroneo perverso, como un dibujo a carboncillo de siluetas deformadas en los reflejos de la escarcha. En la luminosidad contenida del último farol, a la vuelta de la esquina, hay una dulzura, una fugacidad, un rostro de soslayo y unos ojos dormidos, inviolada comarca donde persiste una pequeñita vehemencia de insecto o de pájaro. Una mujer dolorosa observa apoyada en el alféizar de un altísimo ventanal como se ensombrece la tarde decimoquinta, pero su mirada nostálgica está ya en un abril lejano buscando el día en que amanecerá distinto. Toma un libro, lo hojea y lo deja, mira el mar, se entristece y eleva la mirada hacia el vacío añil de su cielo, mira el río, se abruma de soledad y llora. Es todo.



Revista PARADOXAS N° 182
20 de Marzo de 2013