lunes, 13 de mayo de 2013

PARADOXAS Nº 165 Vol. I


PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO


Año VII - N° 165 Volumen I


INDICE

El silencio de mi reflejo - Fugaz
SIN TITULO - Ivonne Concha Alarcón
¿SERÁ QUE NO ME PASA NADA? - Beatriz Graciela Moyano
Ardides y destierros. - Aragggón
Acta de amor - Pablo López – Iconoclasta


EDITORIAL

“Hace poco leí una entrevista donde Mario Bojórquez explicaba eso neobarroco como algo natural del ser latinoamericanos. Concuerdo completamente. A veces me enoja que se hable del neobarroco como de una especie de militancia o de práctica esotérica. La escritura es irrestrictamente personal. Si por neobarroco entendemos una actitud desafiante al lenguaje poético puedo estar dentro de esta expresión como, por ejemplo, lo están José Kozer, Eduardo Milán o Eduardo Espina. Pero, ¿qué semejanza hay entre la singularización de Kozer -el sujeto- con el lúcido autismo de Milán -otro sujeto específico- y el barrococó de Espina -donde el sujeto cede ante el lenguaje? Son propuestas diametralmente distintas. La mía también lo es. No sé si sea barroca o neobarroca. Mi biografía lo es (el padre eslavo, la madre italiana, la vida en la provincia insiliado ahí de otra que es la capital) y lo histórico se filtra en la escritura o, mejor, dejo que se filtre en la escritura.”

Fragmento de la entrevista titulada ‘Maurizio Medo:¨"Hemos pasado de lo neobarroco a lo neoberraco’ realizada por Darwin Bedoya y Lilian Diez. Vale.

El Editor


La Madre del Emperador
Hilda Breer

La madre del emperador fue denigrada, calumniada, deshonrada... tantas infamias nunca nadie había susurrado en sus enjoyadas y finas orejas... Qué hacer? Quitarse la vida? Lo consultaré con mis caballeros... sí, es lo mejor. Con cuatro de ellos nos revolcamos en mis aposentos privados... es decir en mi cama con sábanas de seda y rodeada de transparentes tules... tengo testigos... todas mis damas de compañía y sus amantes me espían... yo se los permito. Es una forma de protección para mí. En un caso como este, el de las injurias contra mí, mis hombres no pueden negar que han bebido de mis vinos y que casi ebrios me han poseído... con la poca fuerza que les queda en medio de una borrachera fenomenal. Y yo río... seria una tremenda vergüenza para ellos que yo me declare insatisfecha por... debilidad masculina.... dicho de forma diplomática... soy la madre del emperador. Se preguntarán de qué se me acusa!!! Oh, mi posición no se puede evitar que las malas lenguas suelten veneno. Es una vieja costumbre de la plebe... ajjj ese vulgo... Se me acusa de tener varios amantes (envidia!), se me acusa de que por las noches bebo mucho para no darme cuenta de la impericia de los jovencitos de turno, (mas envidia porque los tengo jóvenes). Se me acusa de derrochar mucha agua. Sí, confieso que no aguanto los olores de estiércol que alguno de ellos trae de los establos... y los perfumes franceses no quiero malgastarlos en olfatos que ninguna "raffinatezza" poseen... pero continuaré mas tarde... mis obligaciones me llaman. Oh, cómo quisiera tener un poco de paz... dormir sola, sola... sueños, sueños... "Tráiganme al siguiente”, le dijo a sus doncellas!!! Y la madre del emperador se recostó nuevamente en su cama perfumada, dispuesta a sacrificarse en nombre del Amor. Era su deber!


El silencio de mi reflejo
Fugaz

Por qué en tus labios dejó de vivir la sonrisa, dime el motivo y la razón de esa tristeza. Por qué me preguntas desde mi propio reflejo la razón de mis silencios. Cuestionas acaso esas ausencias como desprecios y no son más que conversaciones sordas que ni siquiera se pronuncian. Por qué me juzgas mirándome así de frente y siempre silenciosa. Atraviesas mis pupilas, te adentras en mi cerebro, arrancas sin piedad mis palabras mudas y yo... Simplemente observo cómo lentamente mi figura se desvanece igual que el vaho en el espejo. Ahí afuera, en el jardín de los sueños, veo danzar a las musas que olvidaron como llamar a mi puerta. Su danzar es lento y cadencioso, sin músicas ni sonidos, levitan sus cuerpos en la inercia sin gravedad de los sueños. Suenan campanas a lo lejos, tristes, oigo la cansina monotonía de su acero moldeado, ese tañer en sordos ecos que retumban tan sólo en mis oídos. Y tú, siempre ahí devolviéndome mis propias miradas, sin responder a mis preguntas, sin soltar palabra. Es acaso un duelo en vida que devora mi alma, corroe mi esencia y caigo sin prisas en el averno que abrió sus puertas hace ya un tiempo aunque por el momento yo hice caso omiso de su llamada. Me voy, no quiero verme más a mí misma deambulando entre lo real y lo imaginado, en esas fronteras invisibles que creó mi mente, mi corazón y mi alma, esos muros infranqueables no por los demás sino conmigo misma. Acerco mis manos al cristal de mi reflejo, las tuyas se unen a mis dedos, me miras y sé que estás ahí en alguna parte de mi yo perdido, pero a estas alturas ya no sé si en realidad quiero ir a buscarte... Me atraes hasta ti y con fuerza me llevas al otro lado del espejo, fuiste tú quien me encontró y ahora ya dejé de existir para el resto del mundo. Miro hacia atrás y lentamente todo desaparece ante mis ojos, siento que por primera vez no echo nada ni a nadie de menos. Toqué por fin, esa libertad que tanto precisaba.


SIN TITULO
Ivonne Concha Alarcón

Preciosas letras dibujadas en papel oxigenado y éter, ellas provocan en mí el encanto de una suave, dulce, tierna sonrisa sonrojada que se deposita en mi rostro como suave aleteo de una hermosa mariposa de mil colores. Aún más, son colores inventados para complementar tus letras de amor, esperanza y fortaleza. Sedoso encuentro provoca en mí tu diáfana escritura. Bellísimas letras que irisadas muestran los resplandores de un rojizo atardecer, poco a poco se vuelca en oscuridad atrayendo a nosotros la noche. Miro hacia tu horizonte, veo como los barcos van y vienen al compás de un vals de agua salada. Agua que salpica alegrías en tu tarde, haciendo que me recuerde de los bellos atardeceres vividos hace poco en aquellas Torpederas donde las olas se acercaron a despertar mi musa que dormitaba en mi sentir. Me quedo sola en espera que las luciérnagas se asomen a mi ventana y me digan que has llegado a contemplar mi sueño. Has regresado, de nuevo vuelves a posar tus luz en mi atardecer, protegiendo mi sueño, te diviso entre aromas y arreboles en el firmamento. Suave luz que causa ternuras y deseos de protección, quisiera asirte a mis manos, elevarlas a nuestro cielo donde toquen las estrellas del firmamento acercándolas a nuestra presencia. Sólo encontramos vanas ilusiones que mañana al despertar no estarán junto a nosotros. Seguro ellas volaran a surcar el cielo de nuevo. Mientras nuestra prosa se amalgama y grita callada...aquí estamos de nuevo para vivir y morir en un instante de encuentro.


¿SERÁ QUE NO ME PASA NADA?
Beatriz Graciela Moyano

Impaciente recorro paisajes, observo la vegetación bamboleada por los vientos implacables en este fin de invierno. Convoco a las musas ausentes, filtro pensamientos en mis días, incentivo sueños en las noches alimentadas a nostalgias. Un hueco inmenso responde en ecos mudos mis silencios. Mientras mis rizos se alisan en desconcierto sin caricias. ¿Emigraron mis musas cabalgadas por jinetes soñadores, en busca de metáforas floridas a otros prados? Misteriosa alma prisionera de recuerdos sofocados en oscuras sombras de los tiempos, las libero y vuelven caprichosas. Carente de atuendos transparentes, la pasión descansa junto a los versos que nunca escribí, a la espera del regreso. Dementes musas, lisonjeras ausentes.


Ardides y destierros.
Aragggón

¡Qué se llenen los infiernos de santos y ángeles! ¡Qué se pudran las divinidades benditas y malditas!

Para que el demonio vomite de constipación santa.

No sirve de nada ser bueno, mucho menos ser malo.

Yo me largo de los paraísos y los infiernos. Crearé un planeta donde no exista el bien ni el mal, donde solo pisar el suelo derrita las almas y carcoma los cuerpos. Un territorio de vientos corrosivos que pulvericen esqueletos y la sed sea interminable. Ojalá que haya curiosos que asomen sus ojos para verlos caer como canicas y su dolor sea por culpa.

El dios de alma blanca, trae el culo reventado por el rabo de su diablito consolador. Ambos eyaculan en los rostros de sus fervorosos…divino bukake, ¡qué lindos!…

Mi tierra es el rincón de la mentira.

Y quiero estar sola con mis engaños.

Que se empalmen los sexos sucios y limpios y hagan con ellos la orgía de la desolación y el infortunio. Yo puedo acarrear costales de pena para levantar mis muros y que se vengan abajo con mi propia respiración. Sudaré extenuación porque de eso me sobran los tejidos, las grasas, la sangre.

Cuando mis uñas esculpan las lajas, colocaré estatuas violadas a la entrada principal y planearé la decoración de mi reino con colgajos de clítoris desgarrados en memoria de mis orgasmos vendidos.

Los dedos sin yemas escribirán blasfemias en el trozo de madera astillado que colgaré en mi cuello.

Pieles de serpiente hechos trenzas como adornos en mi espejo empañado.

La bandera rezará a media asta por un luto eterno.

Millones de batallas.

Todo es caída, todo es pérdida.

No hay gloria.

No hay paraíso.

Siempre condena.

Soy más poderosa que un artificio. He cruzado caminos de espejismos y tentaciones. Ni Satán ni Dios son tan creativos como yo.

Los pájaros de picos arrancados solo sueltan graznidos de tangos mortuorios y agitan sus alas quebradas sin plumas en danza agónica. Son mis palomas mensajeras que llegarán a los mundos de las divinidades para dejar colgajos de hastío y envenenen sus atmósferas ridículas.

Camino con el destierro a cuestas para ser molestia estéril en donde ancle mi estancia. Llevo conmigo el exilio de dioses y demonios para cambiarlo por ardides que me mantienen en constantes muertes.

Cansancio y pena hacen sombra bajo mis tobillos.

Seré la fatiga de unos párpados en llanto, el desespero de la navaja perdida para unas venas que arden por reventar.

Voy al limbo en búsqueda de mi armadura, lejos del bien y del mal.

Sola.

A pesar de la penumbra mi brújula estrella su aguja en el centro de mi ombligo, me lleva, me atrae…comienzo mi viaje.


Acta de amor
Pablo López - Iconoclasta

Tengo una reina dormida en mi cama.
Una reina que amo, que me ama. Y tal vez se sienta sola mientras yo escribo.
¿Pero cómo escribir de quien amas si está frente a mí, a mi alrededor?
Cuando tu amor está presente la besas, la abrazas, le dices que la amas; pero no escribes. Sería tonto perder así el tiempo con ella.
Mantienes tus sentidos a la espera para acercarte a ella, controlas que nadie pueda interrumpir un momento íntimo con ella.
Son demasiadas tareas juntas para añadir encima la literatura.
Son necesarias las barricadas para besarse parapetados tras los sacos terreros de un mundo hostil e injerente.
Es necesario que yo no duerma para hacer constar en acta que la amo.
Mañana iré al notario.
Ella no necesita esos formalismos. Yo sí porque no soy muy locuaz. Mi voz es fea, mi dicción sosa.
Cuando lee en voz alta, las palabras se hacen pura dulzura, hay inflexiones de sensualidad. Ella con su propia voz se siente más amada con mis letras. Soy un hombre poco cultivado en las artes oratorias.
Es importante que ella duerma a veces cuando escribo.
Aunque crea que está un poco sola.
Sé muy bien que no es agradable sentirse solo; pero es una breve percepción por la que debe pasar. Ni ella ni yo tenemos la culpa de mi torpeza. Me parieron así de lerdo con la oratoria.
No tengo un tono de voz adecuado para recitar mis ideas de amor y ternura porque mi pequeño cerebro no conecta bien con las cuerdas vocales.
Y encima he pasado las tres cuartas partes de mi vida sin decir cosas de amor; sólo las escribía.
Las soñaba como algo fantasioso e imposible.
Es razonable y excusable que algún rato en alguna noche, pueda sentirse sola cuando me levanto de la cama para escribir lo que no acostumbro a pronunciar.
Y así hago constar en acta que la amo, que su piel es mi consuelo, mi cobijo y mi alegría.
(Por no hablar de lo muy dura que me la pone).
Gastaré cierta cantidad de dinero en un notario; será una buena inversión.
Y así cuando yo muera y se sienta agónicamente sola, podrá confirmar leyendo este acta certificada por notario, que aún muerto la sigo amando. Que duermo muy pegado a ella.
Y no como zombi, si no como un espíritu de amor. Algo dorado y esponjoso recién salido de la centrifugadora para que no le cause una fea impresión.
(Esto último debe certificarlo el notario como punto importante, porque mi reina es un poco cobardica por las noches).




Revista PARADOXAS N° 165– Volumen I
13 de Septiembre de 2011

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