martes, 14 de mayo de 2013

PARADOXAS Nº 183


PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO


Año IX - N° 183


INDICE

EL CLAMOR METALICO DE LA VIEJA CANCELA. - Maria de los Angeles Roccato
IMPREGNADA EN SILENTES AROMAS - Maria de los Angeles Roccato
QUIETA Y SILENCIOSA - Beatriz Graciela Moyano
A ELLA... - Ivonne Concha Alarcón
El Criador de Libélulas. Quinta Versión. - Francisco Antonio Ruiz Caballero
A OJOS CERRADOS - F.S.R.Banda


EDITORIAL

Al contrario de posmodernismo, neo-barroco no es un término que pretenda incluir todas las manifestaciones culturales actuales, modernas o posmodernas, sino que se emplea para referirse a diferentes fenómenos culturales que tienen una forma específica interna que recuerda al Barroco, y que no tienen que ser necesaria ni únicamente literarios. Para acercarnos a la idea de neo-barroco que propone Omar Calabrese, habría que considerar al Barroco, más que como un período específico en la historia de la cultura, como una actitud general y una cualidad formal en los objetos en los que se expresa esa cualidad; esto está más cerca de los postulados de Severo Sarduy y hasta cierto punto de los de Eugenio d’Ors que consideraba el barroco como "un estado de ánimo". Aunque las nociones de neo-barroco y posmodernismo choquen en cuanto a la concepción temporal, hay algo que ambas tienen en común: su postura con respecto al clasicismo. Para Calabrese, "Baroque almost becomes a category of the spirit, in contrast to classical". En una línea similar de pensamiento, Lance Olsen, afirma que "modernism can be seen as a renaissance of the archaic and that, by implication, postmodernism can be seen as a failure of that renaissance". Mientras que la concepción de Olsen apunta a una separación, fallo o ruptura, desde el neobarroco se considera que tanto lo clásico como lo barroco, pueden coexistir y aparecer en un mismo segmento temporal; lo que caracterizaría a una época por ser barroca o clásica sería el predominio de las manifestaciones barrocas sobre las clásicas o viceversa, pero no la exclusión. El conjunto de rasgos que presenta Calabrese para analizar estas manifestaciones y para definir la estética neobarroca es bastante extenso y, obviamente, entra en numerosos detalles que aquí no tienen cabida, pero básicamente se estructuran en torno al ritmo y la repetición, el detalle y el fragmento, la inestabilidad y la metamorfosis y el nudo y el laberinto. … El neo-barroco asigna un lugar destacado los monstruos, muy estrechamente asociados a la metamorfosis. Lo monstruoso es desestabilizador porque es o "demasiado" o "demasiado poco", en términos cuantitativos o cualitativos y entra dentro de lo que podríamos llamar categoría de lo feo (Calabrese). Los monstruos que en nuestros días propagan los productos cinematográficos y televisivos se caracterizan muchas veces por su aparente normalidad, si bien tienen en común la capacidad de metamorfosis, sea ésta interna o externa. … Hay, sin embargo, otro aspecto que hay que tener en cuenta relacionado con el Barroco; en los períodos clásicos, el tipo de esquema que domina cuando hacemos una valoración de un sujeto es que a lo bello corresponde lo bueno, y a feo lo malo: Whatever is physically well formed is also good, beautiful and provokes euphoria; whatever is good must also be well formed, good and euphoric; and whatever is euphoric is also well formed, good and beautiful. And vice versa. (Calabrese). En el Barroco esto no es necesariamente así, sino que lo feo no excluye lo bueno, ni tampoco lo eufórico. Posiblemente uno de los personajes más famosos del Barroco, el gracioso de las comedias, al que se asocian todo tipo de rasgos grotescos, dé una buena idea de esto. … Es muy posible que no haya una identidad absoluta entre lo que llamamos barroco y lo que se propone aquí como neo-barroco, pero es claro, a mi ver, que existen muchos puntos de contacto que deben tomarse en cuenta y no menos importante quizás la imposibilidad de la regeneración social y el desencanto que se respira en producciones de ambas épocas.


Notas relacionadas.-
i. En Neo-baroque. A Sign of Times.  En páginas 12-14, Calabrese defiende el uso de neo-barroco en lugar del más aceptado de posmoderno.
ii. Según Calabrese, “Sarduy defines  ‘baroque ‘not only, or not exactly, as a specific period in the history of culture, but as a general attitude and formal quality of those objects in which the attitude is expressed.  In this sense, the baroque might be found in any epoch of our civilization” (15). Lance Olsen por su parte apunta que “postmodernity, […], is a radically skeptical state of mind whose impulse is to decenter, detotalize, and deconstruct while taking nothing— including its own (non)premises— very seriously” (27).  Hay que hacer notar también que las características que subraya Olsen del postmodernismo tienen muchos puntos de contacto con los que Calabrese asigna al neo-barroco y, que, otra vez, se ponen de manifiesto cuando se define el gusto barroco respecto a aquello que no lo es: “By ‘classical’ I basically mean the categories of judgement that are strongly oriented toward stably ordered correspondences.  By ‘baroque,’ on the other hand, I mean those categories that powerfully  ‘excite’ the ordering of the system, that destabilize part of the system by creating turbulence and fluctuations within it and thus, suspending its ability to decide on values”(Neo-Baroque, 26).
iii. “Excess describes the overcoming of a limit in terms of an exit from a closed system.  It is always our linguistic use that reveals to us how spatial images are applied to cultural facts.  When we speak of an ‘extreme case,”of a “limit to tolerance,” the “height fo patience,”or an “excess of evil” we reveal tension, limitation, the overcoming of the borders of a system of social or cultural norms. [...] Stretching against the limit tests the elasticity of the border, but without destroying it.  Excess escapes by breaking through.  It crosses the threshold by making an opening, a breach”(Neo-Baroque, 49).

Editado a prejuicio abierto y según conveniencia personal por el suscrito a partir de “Eduardo Mendoza desde una perspectiva neobarroca: El laberinto de las aceitunas y El misterio de la cripta embrujada” de David Gómez-Torres (University of Wisconsin Hoscos), al exquisito original se puede acceder en:
Vale.

El editor


SIETE
Maria de los Angeles Roccato

Siete secos y perfilados llamados al azul tapiz del cielo penetran vienen del viejo monasterio donde un día las palomas detuvieron su vuelo y los hombres encarcelaron las ansias de entrega de piel y de sueños de amor compartido. Desde el campanil las siete se expanden amortiguando su primitivo fuego de bronce con el escarchillado soplo que al fanal del amor había apagado de golpe .Alguna que otra hoja del castaño parece gemir al paso del lamento quedo del viento . De nuevo el silencio y el tiempo se acurruca lleno de dudas inquietantes e imprecisas hasta que en los velos de la brisa ocho signos horarios .recién generados y aventureros llegan a unirse al plañir de las doncellas que viudas quedaron a pesar de no haber probado nunca las mieles del amor consumado. El frío estalla sin piedad cuando los toques desde el campanario mayor marcan las nueve y a las diez solo el vuelo de un ave nocturna parece registrar el paso del tiempo que atrapa sin parpadear en el ámbar de sus dos esferas mirantes. La bruma ya desdibuja el perfil del campanario y solo una rana entre la maleza se hace visible con el alocado croar desde el loto donde apaga su sed, al conjuro de las once campanadas y ya el frio es humedad tenaz y dolorosa y la quietud pavorosa. La luna ha partido en ronda hacia otros confines. Quietud. Humedad. Salobridad. Escalofrío de escarpelo que subyace cortante incorpóreo y penetra con celo en cada criatura. El paisaje es de brillosa escarcha. ¡Ding! ¡Dang! hasta formar un collar de doce cuentas vibratorias que en loca algarabía bajan por los muros y danzan entre las arcadas y ménsulas del monasterio enredando los hilos sonoros a los añosos tilos y robles, tocan las aves nocturnas, se zambullen en las aguas y corren delirantes hacia el pajonal cercano , sus voces son dedos de nubes, aromas de rosas y humanoides formas que despiertan y devuelven vida a las doncellas que sin más al escuchar el llamado, salen del aletargado clamor y parten en briosos corceles. Una, dos, tres…solo a las siete, cuando el sol ya aparece en el horizonte y el aire se puebla de diamantino trinos el paraje se puebla del trote rítmico de unicornios de tusas aladas y que en sus grupas traen el precioso tesoro las mujeres que con sus cabellos bordados de cuarzos y espigas y sus ojos poblados de estrellas regresan mostrando en sus pieles chispitas de rocío salobre, sus bocas son de fresas maduras, su aliento de frutas pulposas .El monasterio está patinado de oro, las campanas relucen y un puñado de palomas y mariposas al cielo remontan…El sonido en las galerías se hace presente, la noche ha partido dejando un halo que entibia y colorea el rostro de los monjes y pone ternura al paisaje. El hechizo nuevamente ha sido consumado.


EL CLAMOR METALICO DE LA VIEJA CANCELA.
Maria de los Angeles Roccato

Palpitante husmeo las huellas aromáticas que me atrapan en un penetrante y pegajoso, ambarino e inquietante halo. El mensaje se escabulle zigzagueante fugitivo y áspero después de haber besado la cabellera tintineante de los álamos, toca cada poro de mi piel hasta zambullirse por las fosas nasales y estallar en el cerebro destrozando murallas empalizadas por la rutina del tiempo. De allí en más un torbellino de acontecimientos se precipitan por la calle estrecha y pétrea de los recuerdos. Aullantes se presentan briosos o escapan dejando un puñado preciso hiriente y detonante de nuevas reflexiones. Los latidos se hacen visibles en la tela de mi camisola, recalando en las articulaciones, y agitando al torrente sanguíneo Tacto con los ojos y la lengua los crujientes corpúsculos de los millones de segundos entrampados en promesas incumplidas –las tuyas y las mías- los parpados solo dejan una estrecha luz entre si para tomar apuntes de la situación. Agazapada observo el vaivén de las cortinas, el rumor de los danzarines del viento, el maullido seco de una gata que con su quejumbrosa voz delata el estado hormonal, bajo el cielo oscuro huérfano de estrellas escucho desde la aldea de mis sueños. Vuelvo la cabeza y el espejo me devuelve una petrificada imagen, intento tocarla y entonces como si fuera de azúcar, se desgrana en cristal y polvo. Un golpe en la vieja cancela de mis procederes me muestra las bisagras enmohecidas y vacías de mis sentimientos…y despierto...!


IMPREGNADA EN SILENTES AROMAS
Maria de los Angeles Roccato

La noche transcurría demasiado lenta alterada levemente y solo a intervalos por algún que otro crujir de las hojas al caer .En la casa un susurro quedo y cómplice contrastaba con las voces metálicas de algunos de los treinta y tantos campanarios de Orihuela. La mujer entre níveas sábanas perfumadas a jazmines musitaba y sus dedos amorosamente recorrían las cuentas del exquisito rosario que reposaba en su abultado abdomen, la matrona a los pies de la cama seguía con atención cada movimiento o alteración de la misma. Afuera el hombre caminaba balanceándose, en espera. El aroma fresco de hierbas del monte y el halo de penumbra convertía casi en mágico el lugar. En otra habitación se sentía el acompasado respirar de los querubines de la casa colaborando a festonear de ternura a la atmósfera que ya de por si se presentaba particular. El parto se avecinaba. Algún que otro grillo parecía empecinado en que su canto fuera de seda, el sendero de agua del cercano río agregaba una fibra más de encanto a la madrugada. Pocas estrellas pero destellantes en guiños resaltaban jubilosamente lúdicas sobre el manto el azul prusiano que la ventana permitía visualizar y dejando al descubierto la similitud con una que otra luciérnaga rezagada. Ritualidad, manifestación conjugada entre el cielo y la tierra en cada nacimiento. Misterio, milagro, sortilegio de la naturaleza y el infinito.
Seis campanadas expandieron sus cristalinas voces claras, vibrantes dilatadas… ¡Miguel nacía…¡ Era el domingo treinta de octubre de mil novecientos diez. Cercanos a la ventana, en el borde de mármol de la preciosa jofaina de porcelana, tres ángeles cuchicheaban mecidos por la dulce gracia del acontecimiento y que los silfos mensajeros recibieron y con trémula premura partieron a esparcirla... sus aladas figuras estaban cinceladas por los dorados destellos del sol.


QUIETA Y SILENCIOSA
Beatriz Graciela Moyano

Como encerrada en un marco dorado se encuentra, difusa entre el vaho de un cristal donde puede verse reflejada tal como quedó para siempre quieta y silenciosa. Es un perfil pudoroso y tímido el de su escote y su rostro sugiere estar enamorado, entregado a permanecer eterno. Nadie sabe quién es, si un óleo sin vida o una vida quieta de espera ilusoria sin el óleo que la pinte entre terciopelos amarillos-ocres. Cuantos sueños soñó, cuanto rocío lloró mientras la miel de su pelo la enredaba en el asombro de los derrumbes, nadie la conoció, por que ella es un camafeo de raso desteñido que un orfebre recogió de entre los escombros y ruinas un castillo rodeado de muros, ahora triturados para siempre, es ella… un mensaje de fin otoñal escrito en hojas secas, quebradizas solo legible al destinatario de la estática, en ese quieto silencio que nadie escuchó y un día oyó su voz.


A ELLA...
Ivonne Concha Alarcón

A ella le ama
A ella le habla
A ella acaricia
A ella seduce…

Harta de luchar, la dama abandona su refugio, ya está cansada de pelear con su eterna rival la eterna mar, rival brava de hace años, la enamorada celosa se detiene frente esa mar garbosa dueña de su propio espacio, ya se aburrió de luchar con imágenes solitarias, sirenas que aparecen y desaparecen, más allá de las nostalgias, más allá de los recuerdos que el vano tiempo pasado ha dejado clavándose en su alma solitaria , dolor, desesperanza, rogando por migajas de amor que en nada se parecen a lo que ella a ese poeta en versos le ha dado. Tanta entrega entre esas aguas azules templadas, tiempos pasados en silencios profundos, tanta soledad en esas aguas saladas, mañanas asomándose a mirar por esa ventana que ensombrece su alma adormecida en tantas tristezas pasadas. Ya pasó el amor, ya pasó todo el deseo inmenso de navegar a su lado, nada le detiene, las aguas del olvido se acercan raudas al abismo de la despedida. La mar furiosa le atrapa celosa, envuelve su cuerpo entre grandes olas, se divierte con ella como si fuese una niña sin vida, sin alma, el vaivén le hiere el alma sabe que haga lo que haga ese mar le roba su amor que en mil luchas de fuerza trató tantas veces de robarle a su amante. Ya no sigue luchando pierde el juego por abandono, cansada de recoger migajas de un amor incierto que nunca fue suyo, la vida sigue su curso, nuevos aires, nuevos mares, nuevos continentes le esperan, a qué seguir con ese amor egoísta que nunca fue suyo, él siempre estará enredado en aquellas arenas movedizas que miran hacia el horizonte que cubre a la mar de sus amores.


El Criador de Libélulas. Quinta Versión.
Francisco Antonio Ruiz Caballero

En la boca del muerto, que exhala un hedor pronunciado a frutas podridas antiguas, cae una gota de levísima agua desde una gotera del techo. Una libélula negra como una estrella de dolor inconmensurable se posa en el húmedo labio del difunto. Está rígido el cadáver como una barra de acero. Estatua de cera el muerto parece recordar antiguas momias egipcias descompuestas, pero los gusanos atestiguan que hace pocas semanas que murió. De sus ojos brotan dos escarabajos amarillos a rayas, que han horadado también la pequeña nariz judaica. Las libélulas, negras y azules, revolotean sobre el cuerpo semidesnudo, el televisor encendido desde hace tres semanas emite una y otra vez el disco de música puesto en el DVD, el Stabat Mater de Pergolesi, repetido un millón de veces desde que el muerto se quedara transido. Las libélulas, preciosísimas, se posan en un dedo podrido del fenecido, y adornan su maléfica descomposición y podredumbre con un toque de belleza sublime. Una sola gotera hay en la habitación que deja caer su simplísima gota de agua justo en la boca sedienta y podrida del leproso, los dos escarabajos amarillos recorren ahora su cara de antiguo sodomita circunciso, la ropa sobre su cuerpo está empapada de humedad, deja la cintura y los órganos genitales esmirriados sin cubrir, el denso hedor a podrido golpea la pituitaria de un observador inexistente como un guante de boxeo en su puño al contrincante, el muerto, tumbado sobre la cama parece haber muerto mientras se masturbaba, tiene los calzoncillos bajados hasta las rodillas. Las libélulas lo impregnan todo, van desde el esqueleto de una rosa seca hasta una muñequita de plástico con los ojos verdes, suena el Stabat Mater como una miríada de flautas azules, la música sin embargo es roja porque el televisor emite continuamente una pantalla roja muy desagradable, quisiera ser azul la virgen que canta pero es roja, y el barroco no puede edulcorar lo desagradable de una pintura de fuego, mares de fuego en la pantalla no dejarían dormir a un millón de insomnes y el muerto se pudre bajo el color rojo de la pantalla acunado hasta la extenuación por la magnífica soprano del Stabat. Las libélulas surgen una y otra vez de un acuaterrario y en el viejo acuario flotan podridos unos peces preciosos que hace poco han muerto. ¿recordará el muerto en su viaje al inframundo lo que hacen los niños con las libélulas?, ¿recordará como les arrancan la cabeza y las aplastan en un papel para crear fantasmagóricas y terribles mariposas?, o recordará su último espasmo de placer en el orgasmo, cuando la masturbación compulsiva había llegado a su clímax y colibríes de fantásticos colores verdes le recorrían la frente?. La habitación es muy pobre. Sólo tiene un pequeño cuadro ovalado con un pequeño icono. Un Jesucristo que ofrece su corazón ensangrentado, con una mancha en el cuello como si tuviera un cáncer, producto de la humedad. Ahora los escarabajos han bajado hasta su cuello y lo roen con frenesí. El colgajo genital está podrido, pequeño y asqueroso, y sobre él se posa una libélula negra como la uña de un vagabundo. Diapasones negros centellean cada vez que una libélula quiere salir de la habitación, pero las puertas y las ventanas están cerradas. En una esquina una telaraña inmensa cargada de libélulas muertas alimenta una grotesca araña de patas finísimas como agujas. De la boca del muerto sale un gusano, la libélula que había en su labio eleva su vuelo, negra y sorprendente. Y el Stabat Mater acaba reiniciándose nuevamente, azucarado, azul pero carmesí, sin morir jamás. Y el muerto apesta como un cerdo podrido, como un ángel podrido, como una bestia podrida, como un Dios.


A OJOS CERRADOS
F.S.R.Banda

Cierro los ojos y te veo caminando por la grama de hace muchos años atrás donde hermosos caballos corretean con sus galopes de fiesta y pastan en las orillas de un estero de aguas claras donde mojabas tus pies en los veranos de un lejos tan lejano que es como una poesía no escrita. Cierro los ojos y te veo en los bailes de tu juventud alada rodeada de jóvenes caballeros que te cantan canciones de amor lozano como las rosas de primavera hasta que un día apareció el príncipe que venia a buscarte y raptarte al amor de verdad y también a los celos. Cierro los ojos y te veo extranjera en otras tierras ajenas entre los tumultos de gentes distintas y hay muchos colores y canciones con guitarrones y sombreros de ala muy ancha y vives ahí unos años felices y de nuevo vuelas como mariposa itinerante a una costa donde las orquídeas te esperaban con los celos vivos por tu perfume. Cierro los ojos y te veo en un territorio de otro idioma sola buscando la deuda del amor hasta que lo encuentras y vives otros años de felicidad contenida y entonces decides el ultimo vuelo y rompes las cadenas y te elevas y vagas en un éxtasis libertario y sigues volando hasta que encuentras en las ciénagas de los caimanes y los flamencos rosados el lugar donde yo habría de encontrarte. Cierro los ojos y te veo tan cerca que alcanzo a sentir tu tibieza hilvanando los deseos y puedo verme en tus ojos como en un cenote milenario pero no reflejado si no como habitante naufrago o sacerdote intranquilo y rozo tu piel para constatar tu existencia concreta aunque este idealizada por la distancia de los todos los imposibles que hemos ido atravesando durante los días de todos estos años nuestros. Cierro los ojos y te presiento o te intuyo con la convicción y la fe del incrédulo y el apóstata convertido que arde en su propia hoguera que es el fuego y las brasas y las llamas que escriben tu nombre en medio de la noche sin luna mientras aúllan los lobos en los bosques y se estremecen de ansias los potros en sus corrales oliendo algo más que la hierba fresca. Cierro los ojos y continúo deslumbrado por los resplandores de tu piel encendida con las sombras de los recovecos de tu cuerpo asiluetando los matices de la ternura donde los pájaros y las libélulas se esconden para quererse en secreto e ir condensando el aire de las marismas y calmar en esa humedad consentida la sed de amor que los urge cuando en llegando el otoño como ahora aquí nosotros. Vale.



Revista PARADOXAS N° 183
1 de Abril de 2013

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