viernes, 8 de mayo de 2015

PARADOXAS Nº 207

PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO

Año XI - N° 207



INDICE

AYER... - Nieves Mª Merino Guerra
ELLA - Guillermina Covarrubias Medina
SINÓNIMO - Guillermina Covarrubias Medina
SOLO MUJER - Ivonne Concha Alarcón
AUSENCIAS ALUCINANTES - Thania J. Rincón P.
RETROSPECTIVA DEL AMOR - Thania J. Rincón P.



EDITORIAL

“Yo quería hacer una poesía lo más independiente de las palabras, que resistiera cualquier traducción y es a través de la prosa, -cuyo ritmo es el que más se acerca al de la sangre- donde se consigue mejor.” (i)

“La pregunta hay que plantearla desde el punto de vista de la relación que se tiene con el lenguaje. El nuestro, digamos que neobarroco, lo es porque está dando tumbos en la maraña, golpeándose, hiriéndose, cicatrizando: lenguaje hendidura, cicatriz; lenguaje orificio, por el que salen expelidas las palabras, renovadas, fétidas, insolentes, desesperadas. Yo siento un odio profundo hacia el lenguaje, es mi enemigo: porque siento un amor profundo por el silencio, del que no soy, nunca, capaz. Soy un monje hablador, un asceta gárrulo, un impotente ante la indisoluble fuerza del silencio espiritual. Amo la Nada que detesto. Porque la amo, hablo; porque la detesto, hablo. Y no sé abrazarla; es decir, callar.” (ii)

Dicho por Jaime Sabines (i) y José Kozer (ii). Vale.

El Editor

Notas biográficas.-
Jaime Sabines Gutiérrez (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 25 de marzo de 1926 - Ciudad de México; 19 de marzo de 1999) fue un poeta y político mexicano, considerado como uno de los grandes poetas mexicanos del siglo XX.
José Kozer (La Habana, 28 de marzo de 1940) es un poeta prolífico y traductor cubano radicado en los Estados Unidos desde 1960.



MÁS ALLÁ DE LOS TIEMPOS
Beatriz Graciela Moyano

Inmersos en la holgura de un espacio que carezca de tiempo, emanarán formas, las formas rediseñadas por el ahora en el entonces, una locuaz consecuencia de las revelaciones que brotan y caen de los abetos y sauces, sinrazones maravillosas cuando cae la tarde y se aproxima otro otoño de estaciones y vida. Hay parques paseados mil veces, con la luna al hombro y los cabellos humedecidos de garúas, se ven las estatuas y mármoles que lucen aún sin leyendas talladas, como si un óvalo de luz los protegiera de las inclemencias de los años, todo sucede en este u otro reloj, sin arena ni péndulo, resbalando como en un túnel oscuro, que converge en su vértigo a las aguas del río ancho como mar de arrebatos, allí se hallan todas las imágenes que la memoria gastada despojó de su sitio preferencial, pero es seguro que se confabularán los juncos y jacintos florecidos y las aves de ayer, para unir los trozos de mapas esparcidos por los islotes, por los vagones de algún tren solitario con vías oxidadas en la estación olvido adherida a los huesos. Más allá de la urbe, los pájaros en sus nidos aguardan el fin de ciclo, con los acontecimientos anunciados y ella con su condición de paloma asustada, sale por las rejas del claustro con esa ilusión del libre albedrío que disuelva hasta las piedras, que transmute la cordura y vuelva a ver los girasoles pintados en sus campos mucho antes de la cosecha. En el dedo índice sigue encarnado el ónix negro que la protege en el tiempo de todas las figuras estáticas, un aroma a café guía el rumbo de los pasos por las veredas de la inmensa ciudad de los poetas ilustres y el gentío, pero por si acaso se perdiera en la confusión de los millones de rostros, soltará a volar el barrilete con los colores del arco iris que le regaló el primer día, el primero de todos días, en el primer verso de todos los versos, de los miles de versos que escribió en las rocas, en la corteza de algún árbol de su bosque o en los vidrios de la ventana. Solo entonces en la certeza de las huellas profundas del alma, sentirá los acordes, escuchará una música irresistible, más allá de los tiempos.


AYER...
Nieves Mª Merino Guerra

Amaneció soleado. Un día apacible. Algo cansado. Continuaba lento y al tiempo esperanzado en algo diferente. Un aliciente, un poco de valor sobornando al sopor...Con paso desganado y huesos doloridos siguió su recorrido. Al fondo, la distancia. La mirada inocente que observa diferente. Se despidió en silencio cuando asomó la luna creciente y jubilosa. El cielo despejado sonriendo a las estrellas como un novio encantado durmió al último ángel sellando otra alabanza con algo de tristeza. Llegó la lluvia intensa golpeando la ventana -mojando los cristales y congelando el alma- El viento enfurecido... La noche fue desierta... -Se le nubló la luna y todos los cometas- Hoy todo está empapado. Las calles y mi alerta...


ELLA
Guillermina Covarrubias Medina

Ella quiso caminar sobre sus pisadas desgarrando el reloj sobre un murmuro persistente, que la hace saborear la sal y miel de los minuteros paridos del romanticismo,se figuró Ángeles caídos en una lluvia de sueños incultos,en la llamas de aguas transfiguro el silencio alucinante del infierno,siguió la huella de unos zapatos con el signo de Eros le sangró la boca con los cristales rotos del espejo mágico como un conjuro de madrastra de un cuento de Disney, sin edad o con edad que importaba la inocencia pagando tributo a su sordera secreta, intenta calzar sus huellas,pretende,intenta, hasta que las hace ajustar, encajando y contrayendo las articulaciones de sus dedos adoloridos por el trajín, por hacerlos coincidir, veinte treinta cincuenta, de pronto sus pies se hunden en unos pasos antañones contextualizados, se detiene, donde existe y se resiste la razón, quiere avanzar, no puede, espinas le traspasan el corazón que late sin latir, no quiere quererlo, no se propuso amarlo, entonces injuria contra su propio yo por haberse echo grietas en el alma, fisuras que duelen aun como si fuera un reloj de arena que nunca llega a la hora predispuesta por el relojero que lo construyo, se rinde, se va hundiendo en arenas movedizas que la van tragando como boa que se engulle un borrego, grita sin alzar la voz, llora, solloza, es un tributo al silencio, ella desea salir del pantano porque es tan difícil se pregunta, ella no quiere tener conciencia ni sabiduría ni palabras ni intelectos, ella ya solo quiere volar.


SINÓNIMO
Guillermina Covarrubias Medina

Las escrituras fragmentadas declamando en las esquinas, miente el embrujo miente mientras un cigarrillo se consume y el humo se  arremolina junto al de ese café que lanza siluetas de mentira que se cuelgan en las tristezas donde guardo tu esencia en las bifurcaciones del charco que soborna la memoria aniquilando mi existencia de gárgola rancia, imitando las dalias los musgos hablantes perpetuando los tiempos  para no ser la mujer inconclusa, tengo que acostumbrarme al olvido de las palabras mustias encerrarlas en un calabozo de acero sin puertas ni rendijas hasta que el letargo las asesine, borrando el matiz de la estupidez atestada de inclemencias que dejan mi ojos salados, como ramera con el pelo revuelto busco los verbos para perderme y amarte, en los signos demarcados de una mascara risueña debajo de un paraguas roto que mojan empapando la boca de natre en impíos símbolos mimetizados en poesías traidoras donde te beso semioculta enredada en las raíces de la perdición de un sauce en el río, caminando como cangrejo en un mar de arenas desérticas sin agua sin sal sin mareas, contaminada de sueños linyeras, entonces ya no quiero imprecar de palabras mi lengua para no sentir el metal del puñal en mi carne, en este encierro emocional de mierda y escribo y me leo en un carnaval perpetuo de mis sueños de niña en un cuerpo de mujer inconclusa irresoluta hilando telarañas ,y viajando en ti, quiero tirar tu nombre desde un avión en vuelo y yo disolverme en el espacio.


SOLO MUJER
Ivonne Concha Alarcón

Solo mujer, hembra, verso y las palabras inventadas, fraccionadas, ficción de alma solitaria, deseos en un cuerpo cansado en el casi ocaso y las penumbras, asomado el hastío y el deseo lejano, la pasión y el desaliento. El placer negado, Una danza, un vaivén constante e intermitente delirio de alma solitaria, Desesperación desmedida a ritmo suave intenso distante. La divinidad aparecida de entre los rayos celestes del cosmos universal. Duelen los letargos, las emancipaciones, el crecimiento de lo racional, la inocencia perdida, la transparencia oculta en matices degradé, la luz difuminada en tonos pastel, los sentimientos ocultos entre el ramaje de lo inconsciente, las mariposas cansadas, los pájaros sin alas, los vidrios empañados, el cristal opaco, las letras muertas, negando la verdad prevaleciendo la mentira de los juegos florales primaverales inventados en círculos de fantasías que giran alrededor de los mil versos escritos en romances ya extinguidos, la flor roja que va pereciendo, mustia y flácida, negruzca, de pétalos caídos. La mujer oculta, migajas de vida restringida entre poesías maltratadas, versos paridos en el romanticismo, en la poesía dolorosa del desamor, la poesía del holocausto, los poetas malditos y las huellas de un pasado cuidadoso, relamido, desabrido, sin fragancia, ni aromas, pasión desaparecida. Atrás quedaron los sueños, los deseos ocultos, el sueño pendiente. Ya no va más dice el crupier… Arriba vuela un ave Fenix, resiliente, positivismo, crecimiento, nace de nuevo cada vez. Renace la mujer, muere la antigua... mejora la vida.


AUSENCIAS ALUCINANTES
Thania J. Rincón P.

“Curioso que la gente crea que tender una cama es exactamente lo mismo que tender una cama, que dar la mano es siempre lo mismo que dar la mano, que abrir una lata de sardinas es abrir al infinito una lata de sardinas…”  Las Armas Secretas (Julio Cortázar).

Haber reído con la noche y haber llorado con el alba, cerrar ciclos guindando de un recuerdo que vuelve cuando quiere y cuando no, no eres nadie, no eres nada. Los versos que nombran solo reviven el absurdo vacío que en minutos eternizantes reúne dos almas. La afinidad es un extraño enjambre de felicidad que danza en el infinito; su breve aparición no evita hacer costumbre la nostalgia en la distancia. No es lo mismo añorar que volver a ser, parece vociferar el viento desafiante, mientras la brisa, condescendiente, defiende lisonjas de dardos discriminantes. Ni las flores son tan suaves; ni las espinas, funestamente punzantes. La peor tortura es el encanto y la mayor divinidad, la impertinente aventura de tropezarse con un desafío delirante: entonces arde la sangre y al evaporarse el equilibrio, el presente es torbellino que logra pulverizar todo después y todo antes. En fantasma de circo sin bufones, en mimo olvidado del séptimo arte, se convierte el dolor, esa caricia en la piel cuando solo se ha sentido un frío desgastante. Sin tormenta que el verbo arrase, ni intriga que haga irresistible la tentación de apartarse del mundo por un instante, no será diferente desear que evitar; ni lo mismo, no esperar que desesperarse.


RETROSPECTIVA DEL AMOR
Thania J. Rincón P.

Cuando el sueño se consume
y se consuma la alegría
el cansancio dirá adiós al miedo
y el dolor le hará un guiño a la locura.

En los deseos habita la nostalgia por la presencia fugaz que seductora se impone a los sentidos, doblegando viejas ansias y obsoletos rencores encendidos. Adivinarse tras el aislante entrecejo, sospecharse en la risa irrefragable y en la complicidad espontáneamente desprendida. Encender las glorias que traicionan los silencios y sacuden los instintos que excitados estallan a la deriva. Destruir las invisibles barreras que separan a la libertad de la aventura. Penetrar hábilmente en cada dádiva reprimida, lustrar complaciente las huellas de la soledad o de profundas heridas, evaporando por arte de magia o milagro las vagas recriminaciones y absurdas torturas infructíferamente comprimidas. De allí, del placer del dolor inusitado que sorprende in fraganti a la cordura, emergen los sueños profundos de exóticos aromas y la gama infinita de colores que descubren del mundo su camuflada hermosura. En las ventanas quedan colgadas fosilíferas cavilaciones y las identidades nunca menos confundidas, ante un alguien sin voz y sin rostro que logra quebrar toda estricta o simulada defensiva. En el techo, en las paredes, en las sedas, en la brisa, se reflejan incesantes los ensueños que multiplican incipientes perspectivas sin destino ni idolatría que esculpan imágenes refulgentes con titilantes fisuras. Configurado ya, el momento convierte en maravillosa novedad las escasas horas que justifican con aplomo el hastío de la espera de las tantas vidas. Cada poro siente el peso del gozo, cada vena se transparenta en la carne viva y un fuego fatuo en extraordinaria sumisión se exalta en las ilusas pupilas. El nuevo anhelo, generoso y oneroso huésped que ahuyenta con fuerza las penas guarecidas, exhibe con donaire, en cualquier vibrante u opaco recinto, su talento prodigioso de mostrar la luna con todas las luces del universo encendidas. Danzan en complicidad y jubilosas las estrellas, al suave ritmo de la dulce bienvenida, renaciendo un intenso suspenso que en supremo placer torna la enjambrada tertulia de los huesos y las fibras, hasta rendirse desconsolados los cuerpos en la insoslayable eclosión que conduce a la ruptura y a la taciturna despedida. Solo la noche entona sutilmente su llanto, las farolas develan las sombras que se arropan con tristeza desmedida, aferrándose al sueño que se escapa en los vapores y en las sonrisas dormidas.  Indescifrable y fortuito encuentro sin retorno, extraño otoño sin primavera ni verano ni inverno, singular ocaso sin previa cita. La felicidad, de nuevo en la oscuridad, como un fantasma de la última ciudad perdida, sigilosa también se disipa. Quizá necesariamente reaparecerá en alguna u otra mañana, en cada atractivo ente que vanamente emular el amor exija, y en las almas que crónicamente insatisfechas cubren su realidad con una frágil e intermitente ficción, plena de incongruente, arriesgada, entusiasta y eternamente volátil fantasía.



La forma de poema es una desgracia pasajera.
Osvaldo Lamborghini, “Die Verneinug”, 1977.

Revista PARADOXAS N° 207
2 de Abril de 2015


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