sábado, 24 de octubre de 2015

PARADOXAS N° 212

PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO

Año XI - N° 212


INDICE

Todas ellas… - Tony Cantero Suárez
SOLER PUIG, NOVELISTA  NEOBARROCO (Primera parte) - Luis Álvarez
El pan dormido (fragmento) - José Soler Puig
¿Son las Lágrimas de los Angeles Conejitos Enanos?. - Francisco Antonio Ruiz Caballero
EL MAR Y TUS REFLEJOS - F.S.R.Banda
ABRAXAS, un viaje por la psicodelia – Nota literaria


EDITORIAL

Conversaciones con José Lezama Lima.

¿Cuándo comenzó a escribir? ¿Cuándo decidió dedicarse a la poesía?

En realidad, empecé muy joven, después viendo las dificultades de publicación me dediqué a hacer revistas para ir publicando mis cosas. A mí nunca me ha interesado publicar sino hacer, como aquel noble inglés que escribía sus poemas en papel de cigarrillos y después se los fumaba y exclamaba: lo interesante es crearlos. Uno nunca se dedica a la poesía. La poesía es algo más misterioso que una dedicación, pues yo le puedo decir a ud. que cuando mi padre murió yo tenía 8 años, y esa ausencia me hizo hipersensible a la presencia de una imagen. Ese hecho fue para mí una conmoción tan grande que desde muy niño ya pude percibir que era muy sensible a lo que estaba y no estaba, a lo visible y a lo invisible. Yo siempre esperaba algo, pero si no sucedía nada entonces percibía que mi espera era perfecta y que ese espacio vacío, esa pausa inexorable tenía yo que llenarla con lo que al paso del tiempo fue la imagen. Por eso la poesía ha sido en mí siempre vivencial, alrededor de una pausa, de un murmullo, se iba formando la novela imagen, yo iba reconstruyendo por la imagen los restos de planetas perdidos, de zumbidos indescifrables.

Pirateado de “Artes poéticas, recopilación de artes poéticas en castellano”. Vale.

El Editor


REHABILITACION
Guillermina Covarrubias

Sombría cabizbaja la metamorfosis en las piedras marfiles, colmillos de insomnio que alucina desperdigado por la habitaciones de cueros y metales resonantes sin poder desatar los nudos de la ignorancia tosca reluciente con arrullo de bandadas de pájaros confabulados con el infierno en trance, sigilosa atravesando los espejos con su vocecita de doncella escribiendo una bitácora en la quinta noche, sudando promesas debajo de capa de girasoles desorientados intentando huir de las escorias blancas que aquietaban la inquietud despenada de amapolas soñadoras que te sigue a tu puerta a tu lecho para pellizcarte con las ansias que te siguen a la cama, revoloteando como zancudo con su zzzzzzzzzzzz intolerable, entonces tuerces la mirada ácida que rasguña la piel, las manos son rosas rojas desfloradas esquizofrenias martillando las cerámicas de una pared mutilada de lamentos, flotando a las dos semanas paloma asustada con el vuelo desbocado gira y gira en busca de unos perdigones blancos para dormir en la vorágine del placido descanso con la cuerda en la boca y en el corazón un laberinto falso, surcando impúdicas las esperanzas borrarse de este mundo como flor desnudada con bordados brillantes y la epidermis profanada, hasta que un día despierta vestida de blanco tan blanca como las sabanas blancas vaga errabunda un destierro de Apocalipsis con reflejos difusos, y la lucha continua hasta encontrar el jolgorio de libertad, leve cautelosa como se hunde la tarde ríe canta sueña ama vuela respira libertad, sin el peso de la historia.


DESNUDEZ DE PALOMA
Amelia Arellano

“Siempre creo estar en otra escena,
 y encuentro mi lugar en la que ya he perdido,
eso significa talvez, que nunca estoy en parte alguna...”
JULIA ULCEDA

Esta desnudez de  paloma no sé de donde viene. No sé donde viene. Ay. Hondo silencio. Inabordable planisferio de angustias. Sed estallada en el espejo. Límites. Inabarcable tiempo. Incertezas. Códigos de células. Abismos sin cancelas. Desnuda desnudez...y un sopor. Un lugar donde estoy, pero que nunca estuvo. Que está, pero sin mi. Un lugar que desoye mi nombre. Que no me toca, que me niega y me ciega. Esta desnudez no se inicia en el páramo. Desde más allá, viene. Desde los cinco continentes de mi mano. De ojos morunos. Lunas encabritadas. Camafeo de angustia. Huellas digitales. Sed de fauno. Aguijón. Lluvia. Certeza. Sobre todo certeza. Desde el linaje verde, bendigo esta certeza. Esta desnudez de paloma. Destino de gotas en la hierba. De pradera. De hormiga, cucaracha. Hechicera, homínido. Cigarra. Mate amargo. Pena dulce. Brote. Pezón. Hojarasca. Me cubre. Me puebla. Me sostiene. Desnudez que me viene desde lejos...y me arraiga.


Todas ellas…
Tony Cantero Suárez (i)

Blusas rotas van remando cabizbajas, el arrullo del Olimpo trae guitarras, el mar desborda los ríos y las penumbras los abrazan tras el paso de una balsa trasnochada, que avanza hasta el mañana esperanzada de ver la claridad tras la vía láctea. Las olas traen rabia entre cortadas, pero en proa ya presagian tierra y plantas; se escuchan vivas y se cantan muchachadas.
Agua dulce y piel salada, solitaria oscuridad en la desgracia. Tierna y ardua gira al sol la madrugada, la distancia emancipada olvida en calma, repentina choca el ancla contra una trampa; y todas ellas se encallan en una playa lejana, pues el sueño que buscaban llegó al alba. Se dan las gracias con ganas, miran atrás, callan; y se refrescan en la orilla sofocadas.
Entronizando el verde azul de la mañana, por algún Edén pleno de magia.
Los sentimientos más lindos se me escapan, los más bonitos deseos y las cuentas tras castigos pernoctadas. La pasión, la inteligencia y la metralla; y la gracia, pues cuando traen sobra tanta. A las malas y las buenas que hay de Damas, van mis letras, estas mismas, dedicadas. Pues en las malas y en las buenas, todas ellas me respaldan la palabra; inclusive si es abstracta.
¡Y todas ellas me encantan, las amigas, enemigas y añoradas cortesanas!
Sabia mujer que eres sabia, no te atrases, adelanta. No hagas del mundo que haces, solo el mejor que te plazca. Tienta siempre calculada la mecánica; y mejórala, apuntalando la razón equivocada. Y duda plagias que te nutran con lágrimas amargas, pues las tuyas valen más que las de plata en prendas raras. Y aúna espadas, cual corazón de una patria.
Dulce mujer temeraria, predicación rebuscada, caderas, torso, manzana, Venus de almíbar y guiñadas; sufrimientos que hace siglos se derraman, e inspiración que hace falta a la nostalgia. ¡No te detengas; reclama! Va por tu estampa y vuelve con ella abrazada entre carne y sabanas. Y dite que al amor ya dada, la muerte despediste errática, dejándola preñada.
¡Pero no te calles, habla; pues el silencio otorga y mata!
Cruenta mujer legendaria, pico en las plumas, garra de águila, pistola armada y voz volcánica y autoritaria. ¡No te confundas; cambia! No formes bulla por las plazas, pues los celos y los juegos cortan caras.  No te digas que eres Bárbara, la Vampiresa de las musas trágicas. Y vuelve al mundo de los suelos, donde a los buenos les regalan una estatua…
Y hasta el anónimo paga, si lo delatan por paria. Pero a la gloria también lo alzan, cuando lucha porque el mundo mejor valla; y nunca engaña.
Sangre de sangre sangrada, florecida rosa roja con la corola excitada, pétalos de cuero color malva y tez de Hada. Pestañas largas, dedos y uñas masticadas por las ansias. Venas del pueblo y diapasón de lo que pasa, dite que sin ti, todo cambiará; y bate alas. Ya que no existirá especie humana, ni animal, ni extraterrestre, ni parásita; si tú no eres respetada.
Y por todas ellas que también son necesarias; exaltada e idolatrada. Y amada como se ama; ¡para que cuando la vida parta queden  trazas!

(i) Poeta y narrador cubano residente en París-Francia, libre y autentico pensador. Humanista, de pensamiento filosófico literario enmarcado en la nueva corriente poética de: “Los Idílicos Existencialistas”.


SOLER PUIG, NOVELISTA  NEOBARROCO (Primera parte)
Luis Álvarez (i)

Es estremecedor, al acercarnos al centenario de ese deslumbrante narrador que es José Soler Puig, comprobar qué mal comprendido fue en su tiempo. Más allá de premios y reconocimientos sobradamente merecidos, su obra recibió una difusión internacional muy pobre y, en términos de su evaluación literaria, la crítica cubana, salvo excepciones muy puntuales, se acercó a él sin calibrar de modo suficiente la singularidad de sus aportes y su antelación, en una serie de aspectos, a las transformaciones que habría de su-frir la novela más adelante en la Isla y fuera de ella.
Lector perspicaz de Lezama Lima, el narrador santiaguero construyó una arquitectura narrativa que, sin la menor duda, hay que considerar como un caso de espléndido barroquismo cubano, parigual al del autor de Paradiso y al de Carpentier. Pero esta es una apreciación que le ha sido sistemáticamente negada por una crítica literaria de proverbial miopía.
Su primera novela, Bertillón 166, ha sido objeto de lecturas unilaterales, y de una sistemática docencia aburridora, de modo que terminó reducida a una especie de testimonio político sin matices: nada podía ser más efectivo para desviar la atención de sus tangibles valores literarios. Esa opera prima del novelista está construida sobre dos categorías barrocas esenciales: el límite y el exceso. La trayectoria de los personajes, constreñida al máximo por la represión, se desborda violentamente en un lapso estrecho, como una explosión feroz que, en este caso, no se produce en una catedral carpenteriana, sino en domicilios y calles diversos de una ciudad aterrorizada y, sobre todo, harta de una tiranía sin sentido ni futuro. Soler Puig, todavía inmaduro como narrador, tuvo, sin embargo, el talento innato de desplegar su texto como una confluencia de dos geometrías: el interior domiciliario, tenso y atormentado, y el espacio abierto letal de una ciudad desgarrada más por el terror, la desesperanza y el odio, que por balas efectivas. Así esta breve novela se desarrolla sobre la base de excesos sistemáticos, en los cuales Soler insertó a sus variados personajes, ajenos a una jerarquía de protagonista y secundarios, cuyas vidas y muertes se entrecruzan de una manera por completo fragmentada, tal y como en las próximas décadas habría de manifestarse el campo de mayor experimentación neobarroca, las series televisivas, esos culebrones de un neobarroco comercial, contraposición del artístico, pero también su correlato.
Las criaturas de Bertillón 166 tienen una trayectoria vital tan desconocida como el termino criminalístico que cataloga formalmente sus muertes. Soler prueba sus armas de narrador con un sentido de la etimología del detalle con que conforma las imágenes fragmentarias de sus personajes: el sastre, por ejemplo, es una figura construida a partir de mínimas claves cuya eficacia no está relacionada con el escaso volumen de su descripción o su historia precedente. Su origen, sus significados primigenios, su étimo existencial, tienen que ser adivinados por un lector muscular y participante.
Si el punto de vista narrativo es vital en toda su obra, hay que añadir que exige continuamente del lector una agilidad inusual para captar esos sujetos que solo se revelan en una mirada, una actitud, un impalpable gesto. La combinación de límite y exceso, represión y pasión, la invitación continua a encontrar el significado original (etimología) de los detalles que construyen a los personajes, son la base (neo)barroca de Bertillón 166 y será en el resto de su obra, y en particular en sus hitos de mayor eficacia artística, un elemento constante. Santiago de Cuba, más allá de su secular núcleo urbanístico colonial, se convierte en la novela en un laberinto desenfrenado, cuyo dinamismo visual es nuevamente un índice de que Soler estaba fundando un nuevo tipo de barroquismo antillano, diferente del barroco lezamiano —asentado en un gustoso estatismo, de fascinante tallado decorativo y simbólico— y también del barroco carpenteriano —deslumbrante en su lenguaje inacabable, sus series escalonadas de vocablos, su obsesiva descripción conquistadora de una realidad que se quiere equiparar en prestigio con los viejos tópicos euroccidentales—.

(i) (Camagüey, 1950). Profesor titular de la Universidad de las Artes en Camagüey.


El pan dormido (fragmento)
José Soler Puig

Las cosas se están derritiendo y nadie se da cuenta porque todo lo que se derrite mantiene la apariencia, que la apariencia es la cáscara de las cosas y las cosas son los hombres y los animales y los muebles y los aparatos y todo lo que hay en el cielo y en la tierra y en el mar. Vivir es derretirse y nada está muerto, ni siquiera lo que parece muerto. Y cada cosa que se derrite, cada hombre, cada animal, cada mata y el agua y el viento y la tierra y el cielo, todo, se derrite sin perder la forma, por dentro, consumiéndose para vivir, pero no como se derrite la vela, que a la vela la llama la derrite para alumbrar y no es eso, sino el derretirse para vivir, sin que se vea, que también pasa con la vela y con la llama, que se van derritiendo además del otro derretirse, porque la vela y la llama también viven. Y el día también se derrite, y la noche. En esta noche de ahora están las cosas derritiéndose alrededor de la gente de Macías y esta noche la gente de Macías no es solamente el turno del pan dormido y Manuel y los carreros de caballo y los dos repartidores de los carritos de La Barca, que ahora también son gente de Macías estos hombres que vinieron a meterse en la casa vacía, uno a uno o en pareja, subiendo por la escalera del zaguán y pasando por la otra cosa, sin hacer sonar la madera de los escalones, que estos hombres vienen escondidos.
 -Miren eso -dijo Tita.
 Salieron por la puerta de la saleta y entraron en la casa vacía también por la puerta de la saleta. Las dos casas tienen dos puertas cada una, una puerta en la sala y otra puerta en la saleta. Hay un cuadrado al final de cada escalera y son dos las escaleras, la escalera del zaguán es de la otra casa y la escalera de la calle es de las dos casas. En la escalera del zaguán, el cuadrado lo forma una reja de hierro con dos lados de barrotes y dos de madera. Y los lados de madera son la pared que divide las dos casas, y la pared del corredor al techo y el cuadrado es como un cajón. En el lado del frente de reja está la puerta. El cuadrado de la escalera de la calle está forrado por cuatro paredes de tablas amachimbradas, que por dos cuartas partes no llegan al techo. Las puertas de la casa están en un solo lado, separadas por el comienzo de la escalera. Las puertas de la casa vacía están en dos lados, una frente a la otra, y hay un lado que no tiene puerta, que tres de los lados del cuadrado de la escalera de la calle pertenecen a la casa vacía y la casa solamente tiene uno.


¿Son las Lágrimas de los Angeles Conejitos Enanos?.
Francisco Antonio Ruiz Caballero

¿Son las lágrimas de los ángeles conejitos enanos?. El serafinito Gabriel tenía los ojos verdes y amarillos como un playa en verano, y los cabellos azules, polvillo para teñir la colada, añiles, lapizlazulis, y sus dos alitas eran rosas y lilas, como una extraña flor selvática. Iba de nube en nube saltando como un caballito. Y a los pies de la Virgen tocaba la armónica de cristal, irisaciones de vidrio para lirios de platino. Un día bajó a la tierra del unicornio, porque quería probar zarzaparrilla auténtica, estaba cansado de la ambrosía que preparaba Ganimedes, con zumo de estrellas violetas. Ganimedes, ¡¡¡¡qué personaje¡¡¡, un atleta total, pasaba las horas de los ponientes preparándose para la maratón, corriendo por las estepas siderales con un taparrabo y excitando con su musculatura panterina a las hadas de alas de diamante. Así que Serafinito, decidió bajar a la tierra del unicornio. El unicornio corría libre por la selva de las amapolas. Era un unicornio azul, como el de la canción, galopaba encima de una partitura de níquel, grabada con tinta de rodocrositas, en cada nota daba un saltito el caballo, y por eso parecía que bailaba un rondó de Charpentier, su cuerno azul brillaba a veces como un relampaguito, y cinco mariposas verdes le seguían dejando el dorado polvillo de sus escamas en el aire. Bebía de una fuente de oro, no la fuente, la fuente era de mármol, el agua es lo que era de oro, y los belfos rosas se le ponían amarillos o naranjas, y luchaba contra un ciclope de quinientos ojos. Tenía de amiga una araña gigante, que guardaba la entrada de una cueva secreta. La araña daba mucho miedo y era venenosa, de un solo picotazo mató trece gigantes cuando la batalla de las doce columnas de basalto. En la cueva se guardaba el cisne de los ojos de rubí y la sirena de la voz amarilla. El Serafinito Gabriel quiso escuchar a la sirena de la voz amarilla. Se subió encima del unicornio y galopó sobre un pentagrama de pétalos de orquideas, el cuerno del caballo brillaba endemoniadamente azul, y deslumbraba la vista, y el ciclope de los quinientos ojos, asustado, los cerró de golpe, y se vieron entonces las estrellas de la Nebulosa del Toro, todas de color naranja, y que chirriaban furiosillas como el gozne de una puerta. Cabalgando sobre el jamelguito llegaron a la cueva de la araña. La nebulosa del Toro embistió a un capote celestial de estrellas rojas y se quebraron diez mil diapasones de plata en un minuto. La araña no quería descubrir su secreto. Para pasar Serafinito debía de darle algo, un cabello. El arcangelito se arrancó una nota de ázucar, la araña se la quedó y con ella tejió una telaraña de seda turquesa llena de pajarillos, que trinaban y trinaban gotitas de miel de azaleas. Entraron en la cueva. Era obscura como la noche y se respiraba a sangre de pozo licuado, y el angel sintió miedo pero escucharon la voz rubia de la sirena y se alegraron, poco a poco fueron entrando, la obscuridad era menos porque el cuerno equino relampagueba grillos de cristal. El cisne de los ojos de rubí, carbones encendidos, standby de electrodomestico, los encendió, parecían la punta de dos cigarrillos, y daban calor de lejos, como los laseres de las guerras galácticas. Tenía el cisne un blancor tan inmaculado que no salía de la cueva para que las nubes no se muriesen de vergúenza y la nieve protestara airada. Flotaba sobre un lago rosa, de vino, que surgía de la boca de un dragón imponente. El dragón tenía en cada uña una pantera y en cada pantera otro dragón, y así hasta nueve veces. Y se oía la voz amarilla de la sirena como un trigal en estío, estridente y armonioso de relámpagos dorados. En cada nota amarilla flotaba una pompa de jabón negra, y cuando estallaba la pompa surgía de ella una mariposa escarlata. Cuando Serafín vió a la Sirena le preguntó la hora, y la nereida cantó la hora y todos los relojes de París se detuvieron de golpe. Era un Sirena bellísima, tenía en el seno izquierdo el tatuaje de un escorpión de fuego, que ardía sobre su pecho verdaderamente, echando chispas de latón y chapa oxidada, y sus dos ojos verdes parecían esmeraldas desaprensivas, envidiosas de la luna, tenía un cuerpecito de mulata de Nicaragua, y llevaba un acordeón. Cuando se puso a tocar el acordeón el dragón se despertó, dejó de verter vino en el laguito y soltó una bocanada de fuego chamuscando un poco al cisne, que se puso gris como una perla vieja. La voz amarilla de la sirenita desequilibraba los puentes de San Francisco, pero San Francisco no lo notaba porque estaba abstraido en una apuesta. Era una voz tan dulce que parecía surgir del fondo de una estrella de oro. Serafín, el unicornio y la Sirenita se invitaron a zarzaparrilla, y se bebieron tres vasos. Pero era ya tarde y Serafín tenía que dejar todo aquello y regresar al cielo, por eso no bebieron más. La zarzaparrilla es un zumo hecho de notas de arpa y acordeón, tiene un sabor ácido de limones sorprendidos en pecado, y un sabor untuoso de madreselvas insatisfechas. Serafín salió de la cueva, tuvo que dejarle a la araña una pluma rosa, porque la araña quería que su seda fuera celestial, y salió volando como un arayo invertido. Pero llegó tarde al cielo. La Virgen Inmaculada estaba realmente enfadada y le castigó a un més sin regaliz. Por eso Serafín se puso a llorar en su cuarto de castigo, que era un nube hueca por dentro. Cada vez que lloraba una lágrima sonaba un acorde de armónica de cristal, y la Virgen, que oía su llanto, se dijo a si misma: he sido demasiado dura, y consideró oportuno hacer un milagro, y por cada lágrima que el niño angel vertía nacía en la tierra un conejito enano. El azulino nenufar dejó de llorar cuando tuvo en su mirada diez conejitos.

Diciembre, 2007


EL MAR Y TUS REFLEJOS
F.S.R.Banda

Te soñé, te soñé en esa playa soleada, acosada por el mar y sus reflejos, tu piel bronceada besada con delicada impudicia por un sol celoso, te soñé soñándonos mientras conversábamos de poemas y barrocos a la espera del atardecer, de sus malvas y sus arreboles, de sus rojos tenues y de sus pálidos amarillos en las alturas quietas que dan hacía el crepúsculo, yo me sumergía en tu mirada nostálgica, tu voz me iba hechizando para que no me atreviera a tocar tus labios con un beso inesperado, el mar era de blancas espumas traviesas, de pequeños oleajes que dejaban en el aire diáfano una música a ras de arena que se esparcía en tu entorno como un halo misterioso, yo miraba tu piel desnuda, los granates de tus uñas, el libro que leías antes de que te soñara, esperándome, tus manos que me negaban la caricia, el roce mínimo, tu tierna suavidad, yo observaba arrobado como en otro sueño tu pie sobre la arena, saboreaba de memoria la sal cristalizada en esos territorios prohibidos, en tus comarcas y tus paisajes, la noche se había quedado atrapada entre las algas para que no te fueras, el sol seguía yéndose cada vez mas lento esperando que te besara, tu seguías pensando en un verso que abarcara el instante con tus labios dispuestos, y yo seguía sin atreverme para no despertar nunca del sueño.


ABRAXAS, un viaje por la psicodelia – Nota literaria
Novela - Pablo Paniagua

La historia de la psicodelia en una novela, con Josef Mengele, Aldous Huxley, Allen Ginsberg, Neal Cassady, María Sabina, Ken Kessey, Timothy Leary, Jim Morrison y Jimi Hendrix entre algunos de sus personajes; un recorrido por los años 60, la Revolución Psicodélica, el Movimiento Hippie y el LSD como sacramento de una nueva religión, con la Guerra de Vietnam de fondo y el reparto del mundo entre capitalismo y comunismo.
Martin Heinz, el joven ayudante del doctor Josef Mengele, en la enfermería del campo de concentración de Auschwitz II Birkenau, Polonia, se ve casualmente beneficiado con la Operación Paperclip, cuando más de setecientos científicos y profesionistas alemanes, con sus respectivas familias, fueron trasladados a los Estados Unidos de América para trabajar en los servicios secretos durante la Guerra Fría. Pasados los años, ya como psiquiatra y con la identidad de Martin Linder, deberá colaborar con el gobierno como agente infiltrado en la Revolución Psicodélica, dentro del marco del Movimiento Hippie y las protestas en contra de la Guerra de Vietnam y por la lucha de los derechos civiles, en los años 60.
En esta novela, mediante la fusión de la ficción y el ensayo, se relatan los hechos más relevantes, con sus protagonistas, de la contracultura y movimientos contestatarios de los años 60, además de realizar un análisis que nos arroja las siguientes preguntas: ¿Pertenecemos los humanos a una especie neurótica? ¿Las religiones y las ideologías son capaces de generar demencias colectivas? ¿Debemos buscar, por medio de la modificación genética, evolucionar hacia una mejor versión más pacífica e inteligente?
Abraxas es la historia de antes de en Un mundo feliz de Aldous Huxley, una apasionante aventura y un homenaje a aquéllos que, a partir de la experiencia del LSD, soñaron un mundo de amor y libertad.
Abraxas se publicó el 18 de abril del 2015, el mismo día en que Albert Hofmann descubrió casualmente los efectos del LSD, pero con una diferencia de 68 años.

Edición Libro de Bolsillo y eBook, Amazon.es:
www.amazon.es/dp/B00VU85A24
Edición Libro de Bolsillo y eBook, Amazon.com:
www.amazon.com/dp/B00VU85A24
Edición eBook México, Amazon.com.mx:
www.amazon.com.mx/dp/B00VU85A24
Edición Libro de Bolsillo en México:
http://literaturaindie.mex.tl/35231_COMPRAR.html
http://literaturaindie.mex.tl/37764_CAT-LOGO.html



La forma de poema es una desgracia pasajera.
Osvaldo Lamborghini, “Die Verneinug”, 1977.

Revista PARADOXAS N° 211
7 de Septiembre de 2015


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