martes, 1 de agosto de 2017

PARADOXAS N° 235

PARADOXAS

REVISTA VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO

Año XI - N° 235


INDICE

GIRAR DE FAUNOS - María Itza
DE MEDIANOCHE - Guillermina Covarrubias.
TRAS EL CRISTAL LA RUMOROSA HIGUERA. - Guillermina Covarrubias.
SILENCIO Y EXTRAVIOS - Ivonne Concha Alarcón
EL NIÑO DE LA LUNA - Ivonne Concha Alarcón
EL PISTOLERO QUE SE RECUERDA... - Rosana-Mercedes Bustamante-Gamboa
ME DESPIDO... ME LLAMA LA MADRE QUE SOY - Rosana-Mercedes Bustamante-Gamboa
"LUMPÉRICA” (Breve fragmento) - Diamela Eltit


EDITORIAL

¿Es la escritura femenina diferente a la del hombre?
Por Nora Rivera

Hace poco volví a toparme con el ensayo de Marta Traba titulado “Hipótesis sobre una escritura diferente” (i) y decidí re-examinar la hipótesis trabista que afirma que la escritura femenina es diferente a la de su homólogo. Traba parte de la idea de que la escritura de la mujer es más realista, detallada, aclaratoria y precisa que la escritura simbólica masculina. No es que los textos femeninos sean intelectualmente inferiores a los masculinos, aclara la escritora argentina, pero asegura que son metafóricamente pobres:
 “…se podría tal vez advertir que: (1) los textos femeninos encadenan los hechos sin preocuparse por conducirlos a un nivel simbólico. (2) Se interesan preferentemente por una explicación y no por una interpretación del universo; explicación que casi siempre resulta dirigida también al propio autor, como una forma de esclarecerse a sí mismo lo confuso. (3) Se produce una continua intromisión de la esfera de la realidad en el plano de las ficciones, lo cual tiende a empobrecer o a eliminar la metáfora y acorta notablemente la distancia entre significante y significado. (4) Se subraya permanentemente el detalle, como pasa en el relato popular, lo cual dificulta bastante la construcción del símbolo. (5) Se establecen parentescos, seguramente instintivos, con las estructuras propias de la oralidad, como repeticiones, remates precisos al final del texto, cortes aclaratorios en las historias”.
Encuentro dos problemas primordiales en esta hipótesis. Primero que nada, se tiene un conocimiento incompleto de la escritura hecha por mujeres. No es ningún secreto que el mundo literario está dominado por hombres –especialmente en Latinoamérica–, y por lo tanto el lector en general –hombre o mujer– ha sido expuesto a pocos ejemplos de literatura escrita por mujeres. Dando como resultado un estereotipo muy marcado de la literatura femenina. El segundo inconveniente de la idea trabiana es el hecho de encasillar a todas la mujeres en un sólo conjunto. Tradicionalmente, a la mujer se le ha atribuido una identidad colectiva, en lugar de considerar la identidad de cada mujer individualmente. No es posible comparar a Jorge Luis Borges con Amado Nervo, entonces ¿por qué clasificar a Elena Poniatowska y a Rosario Castellanos en un mismo grupo sin siquiera considerar a Mistral o a Sor Juana?
Traba argumenta que la literatura femenina carece de invención y que como solamente recuenta hechos cotidianos, no tiene un gran valor creativo, asegurando que esta cuasi-deficiencia es una “falta de entrenamiento” porque las escritoras –a diferencia de los hombres intelectuales que “escriben desde afuera”– “no se deciden a desprenderse de las experiencias vividas”. ¿Qué es “Cien años de soledad” sino un maravilloso recuento de la vida provincial en Latinoamérica? Y ¿qué no el mismo García Márquez ha dicho que su obra está basada en sus propias experiencias? De hecho, el estilo -y tema- de “Cien años de soledad” es sumamente parecido al de “La casa de los espíritus” de Isabel Allende. Desafortunadamente, los estudiosos de la escritura femenina se han concentrado en escritoras que abarcan temas considerados femeninos o feministas, sin tomar en cuenta que, a pesar de que los brotes de mujeres escritoras realmente no se dieron a conocer hasta el siglo XVIII, existe una gran variedad de estilos y temas. No creo que alguien se atreva a decir que “La amortajada” de  María Luisa Bombay, o “Los sonetos de la muerte” de Gabriela Mistral o los “Hombres necios” de Sor Juana carecen de técnica y creatividad.

(i) El artículo completo de Marta Traba se puede encontrar en:

Pirateado de:

El Editor


SIÉNTETE LIBRE.
Nieves Merino Guerra

Siéntete libre de hablar o callar, recuerda: son varas nuestras, sin horarios, sin tiempos. Varas de nuestra historia, de la amistad, del misterio. De cosas simples, hermosas. Un día a día tejiendo las cuitas que nos contamos, buenos y malos momentos. Y silencios necesarios, responsables con los hechos de esta vida - circunstancias-  que cada uno tenemos. Siéntete libre, repito, como yo me siento libre de escucharte en tu silencio. De todo un poco, o de nada... Apenas nos quedan sueños, solo presentes y estas nostalgias. Temores, preocupaciones... Resignación del guerrero. Esta vida que, por cruda, es difícil que sea en versos. Es prosa dura, suspiros, mutis por el foro, absurdas rutinas cotidianas que nos muelen , psicóticas y neuróticas soledades, miedos, angustias, pérdidas... Con suerte, algún reencuentro. Acostumbrada a mi ritmo, sin dar cuentas, sin sustentos ni complementos de nadie -porque soy mi complemento-: Entera, sin más mitades que las de mis viejos muertos. -Ancestrales competencias en este loco silencio que apabulla y es buscado como rosa de los vientos rodando, gira que gira...-. Y el mundo, que nunca es nuestro. Agachamos la cabeza lamiéndonos de recuerdos por temor a esos olvidos que nos entran cuando, viejos, se despista la memoria aferrada a los lamentos. Una flor entre las manos, una oración, un te quiero... Bajo la noche nevada con el frío del invierno que nos azota por fuera y con congela por dentro. Un beso lanzado al aire encorvando nuestros cuerpos hacia el suelo que lo oprime por un llanto casi seco. Y estas arrugas surcadas en el rostro - es el nuestro- que no acaban de asumirse y como extrañas tenemos clavadas en los rincones del alma y los sentimientos. Heridas cicatrizadas, y otras que sangran cielos, abriendo nuevos surcos enramados, enlazándose entre ellos, fundida toda esperanza guardada al fondo de ese peso que nos joroba la espalda y nos sume en el averno. Es un banco solitario con un solitario en medio. Tristezas acumuladas, cansancio, cansancio viejo... Sí, todo huele a despedidas, todo se seca en el tiempo... Y este TIEMPO nos permite decidir si lo queremos.  Libre, siéntete libre -como yo- sin más lamentos.

09 de julio de 2017


GIRAR DE FAUNOS
María Itza

Desde mi desolado mar de vidrio fundido espío a los faunos con sus locos delirios eróticos y sus ojos que derriten las caracolas azules para hacer collares ingrávidos y transparentes como estrellas de cristal mojado.En un vuelo de aves descoloridas y tenues desaparecen las ninfas derrotadas y antiguas en un espejismo de caracoles y babosas mientras cuatro sirenas con colas de lentejuelas juegan a juntar arena en sus baldes sin fondo.
Me desvanezco entre mis nubes de papeles arrugados y un payaso de felpa toca una marcha salada y marinera en su flauta desdentada y opaca y los faunos entrelazan sus manos lúbricas y oscuras para girar en una danza lánguida y obscena rodando sobre sus vientres erizados de vellos color terracota, Uno solo queda aparte y agita unos dedos de esqueleto que rompen con saña los sonidos vacíos de la flauta. harpías y duendes se bañan en oscuras fuentes de vino y marchan ebrios a lomos de viejos centauros de cobre.
En un girar errabundo y apocalíptico nos elevamos todos hacia un cielo morado donde desaparecen las tormentas y giramos , giramos hasta esfumarnos borrados por las nubes de insectos que se deslizan , eternos y molestos sobre las pieles desnudas de las sirenas.


DE MEDIANOCHE
Guillermina Covarrubias.

Será que corro embriagada, cargada de amientos paridos, sigo, sigo sin relajo y camino sin parar con el olor que me atraganta, se queda mil tiempos, en mi cuerpo de mentira, callo soledades bajo el viento, en el latir entero que salpica en mis cabellos cenicientos, Me pierdo en la vía láctea ahí donde se suelta el alma, la sangre habla, los alientos también, y las penas se hacen nada, giran todos los antojos en una danza de cien alas, trastocando las capas del silencio, entonces sin parar yo, no soy nada, solo una fábula que abrazó sobre el pecho, hazañas, con el nombre torcido, con los pechos en ayunas y las nubes bailando en los ojos, sin embargo canté, armonice con el alma y el cuerpo en la sombra de tu sombra.
Y cuando despierte mañana razonando terciopelos, cazando la vida y soles sin parar, en las estrías de las nostalgias, que hago contigo noche, sin los gestos, sin miradas, eres y no eres, pareces palabra y silencio yo me pierdo en calendarios, que perfuman mis manos. La savia de la historia se queda en los ecos de mis huellas, en la brújula de los siglos. Mi higuera preferida, se cruza en mi ventana, como el entendimiento, ahí donde el trigo huye y arcoíris germina.

15/07/2017


TRAS EL CRISTAL LA RUMOROSA HIGUERA.
Guillermina Covarrubias.

En cada invierno que pasa estas en las nostalgias y en mi seudónimo, en el retrato escondido en alguna parte que ya olvide, en los insomnios e insomnios abrazada a mi café, intento sonreír corregir, renovar, arrinconar el sueño que soñé en todos los agostos, y cada vez el corazón despertaba, por supuesto despertaba para volver a surgir como el destello, ordenando las cicatrices que enseñan convertidas en memorias, en la famosa realidad, me miro en el espejo encuadrado en la pared de mi alcoba y mis ojos siguen laboriosos, mi corazón late en el lado izquierdo, las caricias también enseñan, son suplentes del pañuelo.
Han pasado los años, y las hojas secas vuelan en el vacío de mis silencios, han caído como fantasmas de trapo, los miedos, los viejos almanaques. Esparciré toda la sal de tus ausencias, con los nuevos ecos que reventaran mi vientre de indiscretas estrellas y jirones de luna, perpetuando los veranos, los sueños convertidos en materia, azotados de luciérnagas sobre la piel de la vida y que la noche se desvista para cantar hasta que se derrita la madrugada.

22/07/2017.


SILENCIO Y EXTRAVIOS
Ivonne Concha Alarcón

Estos deseos que se me extravían entre esta almohada vacía sin redondeces, donde el canto del agua golpea mis sienes, donde pretendo sentir un gallo madrugador que me canta en ausencia del extraño sol, donde te siento caminar hasta en las paredes desoladas de mi pieza anegada de fría incerteza, dónde estás  y no estás, donde el deseo aparece y desaparece fugaz entre el miedo peligroso de la inconsciencia, donde las palomas imaginarias nos extrañan en silencio dormido. Viejos versos teñidos de esencias barrocas, de desorden mental, de lamentos silenciosos y un hueco del alma que se escapa en noches de juerga larga. Silencios que se meten por las hendiduras del cemento trizado de recuerdos que van y vienen, y tú ahí de aurora asomada de pronto como calavera. Pendientes de cristal  que cuelgan desde los ventanales cristalinos y sus transparencias que hablan de nostalgias de deseos de amor en nocturnos silencios y madrugada desierta en almohada desierta…


EL NIÑO DE LA LUNA
Ivonne Concha Alarcón

Mateo de noventa lunas menguantes, contento con sus pequeños amigos sale a pasear por el campo; corre, salta, chapotea mientras sonríe alegre pues sus zapatillas ya saben navegar en charcos imprevistos. La luna y estrellas lo cuidan y acompañan mientras él se ríe porque unos pequeños animalitos de cerca lo miran y observan, a él nada le intimida, él es un niño valiente y audaz, aunque eso es lo que demuestra a los demás, dentro su corazón agitado salta. No tengas miedo niño, apenas son dos ratoncitos con ganas de jugar…  

10  07  2017


EL PISTOLERO QUE SE RECUERDA...
Rosana-Mercedes Bustamante-Gamboa

tomaba nuestra mano, mientras caminaba por aquel desierto. Donde podíamos sentir el sutil rengueo de su marcha. Y las historias de niño sin una pierna, en los barriales. Donde no había alcantarillado y la escuela quedaba lejos. Tan lejos que volaba en aquellas páginas con letras en tártaro. Donde hizo amistad con la soledad, las acequias y los pájaros…el anhelo profundo de darle a cuando blanco se fijara…en su mira de insigne varón que sabe de fortines. Y a los multicolores vestidos de aquellas actrices. Que un día vio venir por las fangosas calles…donde veía jugar a la pelota a sus primos y otros niños. Donde aprendió a desatar las ansiedades, solo…en medio de los juegos que tienen el amor y el sexo. Que ya más de una vez lo dejaron a medio morir. Y hoy despintado, en esa carretera donde pretende volar… algún día, como los disparos que se le escapan.


ME DESPIDO... ME LLAMA LA MADRE QUE SOY
Rosana-Mercedes Bustamante-Gamboa

y los fuegos que se deben encender/ en esta casa donde nacimos ayer y antes de ayer/ con los ojos puestos en la emancipación de quienes nos han besado/ y no abandonan su oficio de pintar barricadas sobre los geranios/ y sobre la tumba de mi madre que de vez en cuando resucita conmigo/ el no abandono de estas trincheras donde amamos las veinticuatro horas del día/ el corazón de quienes inventan serigrafias y son honestos/ consigo mismos, los gatos y vienen a comer junto a mi/ el rancio pan que nos regala la poesía y la felicidad de ser lo que somos/ los hijos que atentos escuchan, este silabario de lagartijas durmiendo en invierno/ donde aprendemos de las galaxias barrada, espiral y elíptica/ la explosión universal que hay en nuestros ombligos/ su belleza y remontamos a la cuna donde encontramos tu nombre/ de pájaro que sobrevuela las regiones/ donde una vez hube de parir esta madre/ que de vez en cuando me toca ser los sábados y domingo.


"LUMPÉRICA” (Breve fragmento)
Diamela Eltit

Imaginar un espacio cuadrado, construido, cercado de árboles: con bancos, faroles, cables de luz, el suelo embaldosado y a pedazos la tierra cubierta de césped.
Imaginar este espacio incluido en la ciudad.
Imaginar este espacio ciudadano al anochecer con sus elementos velados, aunque todavía nítidos.
Imaginar desolado este espacio.
Imaginar este desolado espacio al encenderse la luz eléctrica: el haz largado sobre la superficie.
Imaginar toda la plaza cuadrada iluminada por diferentes haces que se filtran entre los árboles.
Imaginar allí una figura cualquiera sentada en un banco con los ojos cerrados.
Imaginar a esa figura sentada en el banco con los ojos cerrados y el frío extendido con violencia, desatado.
Imaginar que esa figura es una mujer con los ojos cerrados, acurrucada para sacarse el frío, sola en la plaza.
Imaginar que esa mujer es una desarrapada en la plaza, entumida de frío.
Imaginar sus pies cruzados sobre el suelo y su cabeza enterrada contra su pecho escondiendo el rostro, con los ojos cerrados.
Imaginar los árboles mecidos por el viento dejando ver los cables de luz y en medio a la mujer ésa.
Imaginar la ciudad quieta, sin ruidos, sólo la noche pasando.
Imaginar a la mujer sentada en el banco con los ojos cerrados bajo una luz.
Imaginar la luz sobre la cabeza de la mujer.
Imaginar una luz de gran potencia sobre la cabeza inclinada de la mujer.
Imaginar su mano iluminada sobre el banco de la plaza.
Imaginar sus pies iluminados curvados sobre el suelo.
Imaginar la curvatura de su espalda.
Imaginarla curvada.
Imaginarla en otros gestos circulares.
Imaginarla encerrada.
Imaginar a la mujer con la cabeza baja para eludir una luz.
Imaginar su cuerpo enteramente curvado iluminado por una luz de gran potencia.
Imaginar su cabeza iluminada.
Imaginar su nuca brillando iluminada.
Imaginar la iluminación de sus ojos cerrados.
Imaginar sus uñas iluminadas sobre el banco.
Imaginarla sustituida bajo la luz por otra figura curvada.
Imaginar el escenario constituido por una luz de gran potencia.
Imaginar todo desarrapado bajo esa luz.
Imaginar su propio tirerío expuesto a una luz de gran potencia.
Imaginar la impresión bajo una luz.
Imaginar la extrema curvatura impresa bajo una luz.
Imaginar la extrema curvatura impresa bajo una luz de gran potencia.
Imaginar la iluminación de toda luz eléctrica.

(Ediciones del Ornitorrinco, 1983)



La forma de poema es una desgracia pasajera.
Osvaldo Lamborghini, “Die Verneinug”, 1977.

Revista PARADOXAS N° 235
1° de Agosto de 2017



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