PARADOXAS
REVISTA
VIRTUAL DEL SURREALISMO NEOBARROCO
Año
XII - N° 227
INDICE
LA FRASE - Beatriz Graciela Moyano
Te observo... - Marisol Cavieres
TRAS MI VENTANA, LA HIGUERA, LA LUNA...Y YO - Guillermina Covarrubias.
EL CREPÚSCULO - Maria Eugenia Gulfo Berrocal
BACANAL - Joaquín Bernardo Corrales
Cae la tarde - Ivonne Concha Alarcón
NECESIDAD DE LA NOCHE - André Cruchaga
La rosa debida - F.S.R.Banda
EDITORIAL
El Neobarroco
Roberto Fernández Retamar *
Podemos establecer que el origen del neobarroco subyace en las
teorías postcoloniales sobre cultura, hibridez, heterogeneidad, pues desde
estas raíces comienza a definirse la categoría, la cual se instaura como una
necesidad inaplazable de consolidar una cultura propia latinoamericana que
desestabilice la noción y la percepción de Metrópoli o hegemonía.
Concretamente el neobarroco se da como un fenómeno de contracultura
o contraconquista.
La permanente tensión social y política de América latina, las
crisis sociales, las dictaduras han posicionado al neobarroco como una
modificación manierista del barroco, en donde lo afeminado, lo exagerado, lo
retorcido –como expresión de lo vacío e inconsistente- toman y marcan unas
coordenadas propias y absolutas en las búsquedas y propuestas artísticas de
muchos creadores; lo anterior se consolida en la implosión- explosión de nuevas
literaturas, en donde emerge la imagen del travestido como elemento estético y
como un nuevo imaginario para las nacientes literaturas.
A partir de este fenómeno (¿ruptura?) la figura de un “otro”
subalterno, marginado, relegado empieza a configurarse en las creaciones
narrativas y estéticas de los últimos tiempos.
Esta nueva percepción del tiempo, del espacio y los personajes
permite la puesta en escena de una naciente equidad entre los sexos y los
géneros, lo que favorece o crea una conciencia distinta entre lo masculino y lo
femenino y le da un status nuevo a lo transexual, lo homosexual, lo travestido
(metáfora del neobarroco americano).
En la literatura se da el caso de un José Lezama Lima, un Alejo
Carpentier o un Severo Sarduy en donde la ambigüedad expresada a través de sus
letras denota un regresar o un evocar la literatura barroca de un Quevedo o un
Góngora, pero desde unas perspectivas americanas, en donde la prosa se viste de
coloraciones y músicas continentales y se llega a la claridad a través de
caminos obscuros: la metafísica y el esoterismo.
De otro lado, la bifurcación (una de las palabras preferidas por
Borges) nos lleva a unos tiempos contrarios que se configuran simultáneos y
donde las contradicciones, como diría Hermes Trismegisto, no se repelen sino
que interactúan. La unidad indivisible de estos escritores denota no sólo una
tendencia literaria (barroca o neobarroca) sino la creación de un universo muy
personal, un cosmos literario muy americano y por eso mismo cosmopolita. Ya lo
dijeron los mismos escritores: "Lo barroco: cifra y signo vital de
Latinoamérica”.
* Nació en el barrio de La
Víbora de la capital cubana. Comenzó a estudiar pintura y arquitectura, pero
terminó Humanidades en la Universidad de La Habana (1948-52), donde más tarde
se doctoró en Filosofía y Letras (1954). Gracias a una beca, profundiza sus
estudios en las universidades de La
Sorbona y de Londres; en la de Yale ofreció un curso sobre literatura
hispanoamericana. Ha sido director de la Nueva Revista Cubana (1959-60) y de la
revista Casa de las Amèricas (desde 1965). En 1977 funda –y dirige hasta 1986-
el Centro de Estudios Martianos. En 1985 se convierte en miembro de la Academia
Cubana de la Lengua. Ha ocupado cargos políticos como lo de diputado a la
Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (1998) y miembro del Consejo de
Estado. Ha sido jurado de premios literarios prestigiosos. Vale.
El Editor
Esta tarde y su lluvia
Roberto
Fernández Retamar
El día es claro
y firme ahora. Ha llovido.
Hay un vago
recuerdo de la lluvia en el aire.
Las grandes
hojas guardan sus minúsculas ruinas
—Múltiples ojos
claros, gotas limpias y débiles―
Pero ya el cielo
está sencillamente azul
(También, es
cierto, hay grandes nubes blancas
Que ondean su
orgulloso algodón y sonríen),
Y el aire y su
recuerdo se recuestan y duermen.
Esta tarde y su
lluvia, he pensado en tus ojos.
Esta lluvia he
pensado en tu piel, y esta tarde,
Con su cielo y
sus nubes, he pensado en tus ojos.
Una tarde, me he
dicho, lloverá frescamente,
Lloverá en
nuestras flores, lloverá en nuestras hojas,
Nuestra casa
será regida por la lluvia.
(Allí sus hilos
largos, de cristal delgadísimo,
Se enredarán
quizá en nuestros propios pasos.)
Una tarde tan
clara como esta misma tarde,
Lloverá en
nuestra casa.
Por eso hoy,
inexplicablemente,
Mientras su red
sin peces descendía la lluvia,
Mientras las grandes
flores acercaban sus labios
Hacia ese largo
beso, yo pensaba en tus ojos
Tan tristes como
míos, y en tus manos, y en ti,
Y en otra tarde
casi como ésta.
LA FRASE
Beatriz
Graciela Moyano
"Lo repetiste tantas veces, que me convenciste,
ya no te amo" L.V.G.
En aquel tiempo,
ríos salados circularon sus venas y penetraron en las grietas justo en medio
del pecho, quedó una línea, cicatriz nacarada y con el correr de los tiempos
capitalizó en su favor. Vana ilusión, nada... Todo olvido. En el hoy, cuentan
cuatro décadas de esa nada, todo olvido. El viento zonda vino a soplar las
cenizas y puso al descubierto lugares y situaciones, entonces, se recuesta en
el sillón de pensar, repasa algunos sitios que salen al recate del cruel
olvido. Descubre que todo se encontraba allí, al resguardo del tiempo, apareció
un vehículo antiguo, rojo, con momentos lacrados en filigranas de roces
amorosos, resecos como los ciclos vencidos. En unos días giraron evocaciones,
pensadas soñadas y ese viento en su soplar limpió unas pocas fotos
polvorientas, testimonios estáticos del ayer. Todo fue mental, encuentro,
desencuentro y montañas de malos entendidos y temores. Los recuerdos dictan que
todo queda así, como reliquias del pasado.
Te observo...
Marisol
Cavieres
Te observo a
través del tiempo aquí guardado en mi alma, mientras respiro hondo se agitan
mis latidos, te vuelves ese lirio del camino ligero, suave. Se extienden mis
redes, estas prisionero de mis letras donde mi océano te atrapa, entre
murmullos vuelve el tiempo los sabores y los instantes ululan. La nostalgia y
alegría se vuelven un todo, te quedas quieto entre suspiros, te abraza la luna,
te lee los secretos, tu pecho se vuelve primavera. ¡Probemos suerte! recordemos
al unísono, esperemos que estos sueños sean horizonte ¡allí en el mar! que la
brisa del océano nos una en esta distancia. Estoy aquí, donde mis líneas se
extienden, te abrazo ligera en la brisa que te envuelve, te atrapan los
pensamientos una y otra vez mientras el océano ruge ¡te observo!
TRAS MI VENTANA, LA HIGUERA, LA LUNA...Y YO
Guillermina
Covarrubias
Tejiendo los
hilos de mis memorias creando telarañas en los rincones de las añoranzas,
mientras la luna me mira entre la higuera y mi ventana, mis pupilas navegan a
la deriva y el corazón traidor despierta las huellas dormidas. Le arrancan la
envoltura al silencio los sermones del viejo viento, no han enjugado el
vendaval de besos, cuando te quise bajar la luna. Aún tengo las gotas en el
alma, que armonizan con tu aliento en las brumas de la algarabía, entonces mi
soledad ya no es soledad. Me convierto en jadeo efervescente un libro de
aventuras, quizás una flor silvestre o tal vez la razón que no vale nada, que
se rinde al lírico núcleo de un clímax lisonjero, del ajenjo jubiloso que
galopa en ese silencio… que nadie me espera. ¡Que sabe nadie! si el reloj se
detiene en el ayer, apretando los quejidos de mi garganta, con tu silueta
rebelde, y el oasis de ternura donde volví a nacer sobre geranios blancos como
flor nupcial.
Los suspiros que
se instalan en mi pluma, ya no soy hojas en blanco ni pensamientos ciegos,
tampoco frutos estériles.
Bajo un ovillejo
de retamos, has sido la seducción de mi oro viejo, labriego de mi huerto, un
cardumen en las lenguas de la noche, que te besan cada minuto, en mis letras
sencillas como tu corazón hace latir el mío... hoy otra vez estás detrás de la
ventana entre la higuera la luna, y este silencio que paradójicamente... nunca
calla; mi eterno amor.
EL CREPÚSCULO
Maria
Eugenia Gulfo Berrocal
Decae la
estrella luminosa rendida de cansancio deseando reposo en el refugio del
silencio, el tiempo es incierto, entre claroscuro de día y de noche, el
bullicio se pierde en la bruma, la opacidad pinta el cielo. El horizonte se
esconde entre la niebla de incienso orgulloso de haber rendido homenaje a lo
vivido entre dichas, tristezas y anhelos, en un instante infinito la luz y lo
oscuro se funden en un parpadeo. El crepúsculo saborea los últimos rayos del
día
con la
incertidumbre de un más allá desconocido, misterio insondable del tiempo y del
cielo, milagro natural, hermosura que fascina. Y lo sigue la noche, ausencia de
colores, brillando luceros, abrazando la luna, la brisa se contonea arrullando
arreboles, durmiendo las flores, esperando el sereno. Los pájaros se guardan,
el aire es de seda, cristales de luces encienden la tierra, ocaso bendito, musa
de poetas. Al anochecer se eleva el humo con restos de amores, consumidos en
brasa, cenizas quedaron, corazones que no amaron a la luz del día, la noche los
abrazó y libaron de ella el amor.
BACANAL
Joaquín
Bernardo Corrales
A Vianey
Sanguino, con cariño y respeto
Es preciso
absorber de lo que tengo
Un motivo que me
arranque lo que siento,
No es común que
en los años tenga miedo
Y que el miedo
se me aferre en el intento.
Yo no tengo
sobre nubes un lucero
Que me diga de
mis días y mis yerros
Y no tengo bajo
el mar azules lechos
Ni en el prado
esos blancos crisantemos,
Ni me siguen en
los sueños los jilgueros
Ni se vuelan en
las tardes los vencejos,
Y no tengo ni la
casa ni el granero
Ni una charca
donde vivan los flamencos,
Y tampoco agua
fresca de un riachuelo
Ni montañas que
se tiñen con bermejos…
Hoy me queda una
cama y un ropero
Cuatro libros,
una taza y dos cubiertos.
Hoy me guardo un
baúl en negro cedro
Donde escondo
amarillos crisoberilos…
Un topacio y un
gran ópalo de fuego…
En las blancas
madrugadas de un enero
Cuando salgo de
la casa donde espero
Yo le arrojo con
la diestra al firmamento
Las dos gemas
que guardadas se tuvieron,
Y entre el
viento que volaba como un cuervo
Y las nubes de
algodones, seda y fieltro
Los joyeles que
entre brillos se parieron
En el cosmos mil
estrellas todas fueron…
Y me dije:
“Noche esta que
entre pausas quiere un verso”
“Noche escasa
que me arropa con luceros”
“¿Dónde iré
cuando se muera Epimeto?”
“¿Cuando muera
entre los montes Aristeo?”
“¿Cuándo gima
por las musas un Orfeo?
¿Cuándo vengan
por amor los cancerberos?
¿Cuándo Ceto me
despoje del recuerdo?
¿Cuándo muerto
me refugie entre Silenos?
¿Acaso ha de
venir raudo Briareo?
¿Acaso me han de
dar luz y silencio?
¿O es que caso
gemirá por mi Vallejo?
Ya no vienen
hasta mí entre embelesos
Los orfebres que
han tallado monumentos,
Ni vendrá del
amor cualquier deseo
Ni en el sueño
la mujer que amé en el sueño,
Ni en el llanto
nacerán nuevos provechos
Ni en la risa
forjaré fugaz momento…
Solo quedan
atrapadas por el cielo
Las dos gemas
que una tarde se esparcieron
Un topacio y un
gran ópalo de fuego,
Y entre ellas
aunque ya brillan de lejos
Han de haber dos
brillitos casi presos
De dos lágrimas
brillantes que surgieron
En los ojos de
la dama de lo eterno,
Y si muerto ya
el amor que no me dieron
Es apenas de los
años un reflejo
Es mejor que no
brillen los joyeros
Y que caigan en
la noche tintos negros.
Cae la tarde
Ivonne
Concha Alarcón
Al caer la tarde
caen los dibujos en papel entre los rayos del sol que ilumina los sentimientos,
se elevan los papeles por el aire, el viento se levanta desde el suelo, las
hojas secas de un ayer somnoliento y opaco hasta ayer, presente en frías tardes
de invierno que se congelan a la entrada de la casona grande. Los geranios a
pesar del frío sonríen, sus colores cambian como cambian de color los
camaleones, las lagartijas después de gozar los rayos del sol de la mañana
duermen en sus escondrijos hasta despertar otra vez con los rayos del sol.
Demasiadas primaveras han quedado atrás del portón verde negruzco oxidado,
guardan en su memoria aquellas tardes cálidas acompañadas de la madre y los
hermanos, mientras el tejido de lana va tomando forma en las manos de la
hermana mayor y el padre lee un periódico de ayer en la tarde. En las manos del
hermano menor la guitarra gime una canción del recuerdo. Hermoso cuadro dibuja
la vida, aun se recuerdan las cálidas tardes de juegos, canto y lectura,
mientras un candelabro de bronce con velas encendidas parpadea mostrando el
amor familiar del ayer… Hoy es un pasado. Mientras el futuro es un incierto
invierno desconocido que se irá apagando lentamente hasta llegar un día a ser
nada, nada.
NECESIDAD DE LA NOCHE
André
Cruchaga
En los peñascos
del aliento hace posta la noche.
Adentro, el
elixir de la oscuridad, las pupilas a ciegas alterando las sombras
y el sentido de
las ventanas: siempre es necesaria la noche para desaparecer
de todos los
ojos. De todos los vaivenes que vocean lo inerme.
Su altavoz
silencioso me empapa de calles irreconocibles.
Camino como lo
hacen muchos cuando han perdido para siempre la luz
y no tienen
boleto de regreso. Camino como si fuese un desconocido.
Nadie puede
espiar la historia que contamos, ni tergiversar el peso
de la costumbre,
ni extraviar los titubeos de la falsa austeridad. La noche ocupa
todos los
caminos al margen de cualquier pájaro mordiendo su agonía.
Quienquiera
puede verse profundo y remoto.
Puede quemar la
respiración sin que lo vean, ponerle ojo a los sahumerios;
puede darle
picotazos al ciempiés de la saliva, a la complacencia;
puede tronchar, -si
quiere-, la silueta del país, tejer abismos y deshacerlos;
puede envolver
toda las palabras silenciosas arrimándoles al pecho,
puede lavar lo
inexpugnable mientras arrecian las hondonadas del horizonte.
Quienquiera
puede enjaularse a sí mismo.
Puede desnudarse
sin tener al alcance los antídotos para curarse
de las mordidas
de hormigas;
puede como
tantos cambiar de identidad y huir para buscar otros repartos.
La noche se
arrastra, extraña, silenciosa y desarmada…
Barataria,
29.IX.2016
EN TIEMPOS DIFÍCILES
Heberto
Padilla
A aquel hombre
le pidieron su tiempo
para que lo
juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las
manos,
porque para una
época difícil
nada hay mejor
que un par de buenas manos.
Le pidieron los
ojos
que alguna vez
tuvieron lágrimas
para que no
contemplara el lado claro
(especialmente
el lado claro de la vida)
porque para el
horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus
labios
resecos y
cuarteados para afirmar,
para erigir, con
cada afirmación, un sueño
(el-alto-sueño);
le pidieron las
piernas,
duras y nudosas,
(sus viejas
piernas andariegas)
porque en
tiempos difíciles
¿algo hay mejor
que un par de piernas
para la
construcción o la trinchera?
Le pidieron el
bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol
obediente.
Le pidieron el
pecho, el corazón, los hombros.
Le dijeron
que eso era
estrictamente necesario.
Le explicaron
después
que toda esta
donación resultaría inútil
sin entregar la
lengua,
porque en
tiempos difíciles
nada es tan útil
para atajar el odio o la mentira.
Y finalmente le
rogaron
que, por favor,
echase a andar,
porque en
tiempos difíciles
ésta es, sin
duda, la prueba decisiva.
La rosa debida
F.S.R.Banda
Creeré, porque
no tengo más opción en este aquí de este ahora, porque no tengo la certeza de
la reencarnación que soñamos, porque
habito por ti en esa incertidumbre. Llueve sobre las rosas innumerables
que te nombran sin decir tu nombre. Aunque otras te abunden, no poseerán nunca
tu debido perfume. Sobre tus arcillas mis raíces esperan tu deuda impaga, la
convergencia del pétalo y tu piel, de la flor impura derramada, del cántaro que
se vierte en las arenas donde eres rosa sola persistiendo enmudecida. Ardes en
un color imposible.
La
forma de poema es una desgracia pasajera.
Osvaldo
Lamborghini, “Die Verneinug”, 1977.
Revista PARADOXAS N° 226
4 de diciembre de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario